A Samuel le costó un poco adaptarse a las muletas que ahora tenía que llevar a todos lados, eran simplemente odiosas, y solo las utilizaba para no depender de nadie. Lo único que lo consolaba era que en unos días le quitaban el yeso y le pondrían una bota ortopédica con la que se puede caminar sin problemas.
Nadie más que Guillermo y los amigos cercanos sabían lo de la fractura, los suscriptores ni idea de aquello tenían. Eso lo hacía sentir seguro a Samuel, se sentía como si pudiera hacer todo como cualquier persona, y es que en realidad, si podía.
Tres semanas habían pasado ya de aquel accidente, y los primeros tres dias fuera del hospital fueron los peores. Eran los típicos días donde te duele todo y no puedes salir de la cama. Lo peor de todo no era el hecho de no poder levantarse ni para ir al baño solo, no, lo peor era la frustración que le causaba no poder manejarse por su cuenta, y que por consecuente, Guillermo tuviera que ayudarle. Le hacía sentir mucha culpa ver al menor, con su enorme vientre, ocupándose de él. Este por su parte, siempre llevaba una sonrisa en el rostro, y aunque estaba algo cansado de ir con Samuel de aquí para allá, agradecía que estuviera bien y que hubiera sido solo esa fractura y no nada más grave.
Aquel día, soleado contra todo pronóstico, era el doce de abril, un día que quizás hace muchos años Samuel habría esperado con ansias, pero que ahora solo significaba un día más. Sí, era su cumpleaños y él mismo lo había olvidado.
Se encontraba editando un vídeo, bien temprano por la mañana, a eso de las siete. Tenía su pierna enyesada apoyada sobre un almohadón bajo el escritorio mientras tarareaba una canción y hacía que el vídeo quedara decente. Era un "Todo en uno" de las diferentes modalidades de juego de Minecraft.
Guillermo se levantó con el reloj rozando casi las ocho. Hacía ya mucho tiempo que no dormía así de bien como lo había hecho la noche anterior, sin ningún tipo de sueño, y con su bebé casi que completamente quieta. Quizás al fin, a los ya superados ocho meses de embarazo, Gala se había quedado sin el espacio suficiente como para moverse tan fuerte, aunque siendo hija de quién es, seguramente lograría violar aquella ley de la naturaleza.
Un Guillermo aún vestido con su enorme pijama que consistía en un pantalón de chandal gris con una remera lisa muy holgada que cubría completamente sus treinta y tres, casi cuatro, semanas de embarazo, con el cabello revuelto y con la típica expresión de recién levantado en su rostro, salió de su habitación. Fregó su ojo derecho y se encaminó hacia la habitación de Samuel, sabiendo que ya por la hora que era debía de estar grabando.
Lo vio, sentado en su silla gamer, ajeno a él, distraído aunque aparentemente feliz. Se le acercó lo más sigilosamente que pudo, tratando de no hacer ruido alguno, y al llegar detrás suya, apoyó ambos antebrazos en los hombros del más grande. Este miró hacia arriba, encontrándose con la mirada del menor por encima.
- Feliz cumpleaños, Amor. - murmuró con una sonrisita y con su cabello largo y alborotado apenas cayendo por su frente. Se agachó y dejó un beso sutil en los labios de Samuel, haciendo que se separen ambos con una sonrisa.
- ¿Ya es doce? - Guillermo asintió, respondiendo a la duda de su pareja, parándose a su vez al lado derecho de este. El mayor deslizó su diestra por la cintura del más chico, pegándolo más hacia si. Se giró y dejó un beso en el vientre enorme del más joven, sobre la camiseta. - Buenos dias, Gala. - la beba ni se inmutó dentro de Guillermo. A ambos les sorprendía que estuviese tan tranquila.
- ¿Que quieres para desayunar? - le preguntó Guillermo a Samuel, bostezando y cubriendo su boca con su mano. - Haré el desayuno para los dos.
- Hmm. - Samuel se lo pensó. Odiaba que Guillermo tuviera que hacer todas las cosas de la casa solo porque él no podía mantenerse en pie sin ayuda, realmente detestaba esa condición. - Quizás unas tostadas con mermelada... - sugirió, no queriendo que su pequeño tuviera que hacer mucho.
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Historia de Vida - Wigetta MPREG
FanfictionHay veces donde simplemente los accidentes son la mejor cosa que puede pasarte en la vida. Este es uno de esos casos. ¿Casualidad? Lo dudo. Copyright @MaeMiaGuilli Se original, no copies. Si todos nos copiamos de todos, todo es lo mismo y se vuelve...