Capítulo cincuenta, el final.

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Me desperté esa noche con una extraña sensación en mi pecho. Creía que lo había soñado todo hasta que pude ver en dónde me encontraba. Era la habitación arruinada y abandonada de Ian, su cama había sido restaurada para que mi cuerpo inerte descanse durante la transición.

Antes que los demás se enteren de que había despertado, necesitaba unos minutos para que mi mente entienda todo lo que había pasado. Había bebido la sangre de Ian, había saboreado el horrible sabor de la sangre “humana”… Pensar en sangre hace que necesite beberla… ¡Qué sensación más rara y enfermiza! ¿Cómo lo iba a enfrentar? En mi vida pasada podría ver solo una raspadura con un poco de sangre y desmayarme. Ahora esa era la única fuente de energía para mí, lo único que me mantendría viva…

Me acerqué a un pequeño espejo y vi el primer cambio en mí: mis ojos ahora eran tan negros como la noche. Ian me había explicado que ese color de ojos ocurría cuando no había sangre en nuestro sistema, pero ni bien probáramos un poco de ella cambiarían a un color dorado si te alimentabas de sangre animal o al color original si lo hacías de sangre humana. ¿Cómo podría explicar a mi madre que el color de mis ojos cambió al mismo que los Hale? ¿Cómo haría para terminar la secundaria sin antes haber puesto en riesgo el secreto de mi nueva familia inmortal?

Escuché unos pasos al final del pasillo, casi al principio de la escalera; pero ésta se encontraba demasiado lejos de la habitación como para que yo pudiera escucharlos... ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Ahora podía escuchar cosas a distancia? Me entusiasmé con mis nuevos “poderes” vampíricos.

- ¡Em! – gritó Ian al verme parada frente a la puerta – ¿Cómo has despertado?
- Sedienta – reí mientras me lanzaba hacia sus brazos. Besé sus labios con una intensidad increíble. Sentía como si hubiéramos estado separados mil años y que por fin podría volverlo a ver.
- ¿Serás capaz de retener sangre animal? – me preguntó rompiendo con el clima romántico que se había creado.

Me alejé de su cuerpo y me dirigí a la ventana, todo afuera estaba oscuro. Me recordaba al color de mis ojos en este momento. Me recordaba a mis sueños, mejor dicho pesadillas. Sentí que un escalofrío me recorría la espalda; creí que los vampiros no sentían estas cosas…

- ¿Tú crees que seré capaz de adaptarme a su forma de vida? – pregunté sin sacar los ojos del negro exterior.
- Yo creo que serás capaz de lo que quieras si te lo propones – me dijo parándose a mi lado.
- Pues si tú estás a mi lado sería capaz de cualquier cosa – contesté sonriendo.

Ian y Alice hicieron todo lo posible para que mi cuerpo sea capaz de retener sangre animal como cualquier otro vampiro de la familia, pero no lo lograron. Mi cuerpo me obligaba a expulsar sangre animal, no se saciaba con ella, no la toleraba. Era como comer un sándwich en mal estado y luego vomitarlo. Me desesperé, no sabía lo que podía o tenía que hacer. Esta situación era totalmente humillante y desesperante. No podía vivir siendo “vegetariana”…

- Necesita sangre humana, ¿qué es lo que no entiendes? – escuché a Katherine discutir con Ian desde la habitación.
- No voy a dejar que eso pase, no lo soportará y matará a alguien. ¡Perderá su humanidad! – sus puños golpearon con fuerza una pared.
- Ian, ella no matará a nadie. Se podrá controlar con nuestra ayuda y la de Jasper – Jasper era el último en la familia que se había unido, hace poco había aprendido a tolerar la sangre animal y acostumbrar a su cuerpo a ella. Alice trató de calmarlo pero no lo lograba – ¡Dime una cosa, Ian Hale! ¿Quieres que ella muera? – gritó tratando de hacerlo entrar en razón.
- Sabes bien que preferiría dar mi vida a cambio de que ella siga viviendo, pero no puedo aceptar que no lleve la misma dieta especial que nosotros. Le temo a eso, porque sé lo que se siente. Me niego a pensar que ella podría pasar por esa situación.
- Pues yo creo que no es tan malo – dijo Katherine –, encuentras a la persona indicada, incas tus dientes en su precioso cuello, te alimentas y ¡zas! Haces que beba tu sangre y lo convences de que no existes y que todo está bien…
- Rosalie puede ayudarla a desarrollar su poder – dijo Alice interrumpiendo a Katherine –. Ella es especial, quizás aprendiendo de algún maestro pueda desarrollar el poder.
- Ella es especial – repitió Bonnie –, ella es capaz de todo lo que se les ocurra – al parecer estaba en una especie de transe cuando me acerqué al principio de la escalera para ver la situación –, ella alberga en su interior cada uno de los poderes de la familia vampírica. Nadie puede quebrantar su mente, porque posee un aura especial, una barrera – en ese momento, Bonnie calló y se desplomó sobre un sillón viejo y enmohecido.
- ¡Bonnie! – gritó Alice que corrió a su lado, mordió su muñeca y le dio de beber su sangre.

La oveja y el leónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora