Un dia de Enero (1850)

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Aquí va....
Un día de Enero 11 para ser específica, un día especial ya que este día era mi cumpleaños, era temprano aún para el pueblo de Canterlok, 6:30 de la mañana y estaba despierta.
Tenia que preparar el maíz, para después prender el fogón y hacer las tortillas, después tenía que lavar la ropa y ayudarle a mi madre con la comida, ya sabes cortar algunos tomates, chiles verde de árbol y hierbabuena para el toque especial, claro con tomillo y mejorana. Exacto no por ser mi cumpleaños quiere decir que voy a descuidar lo que me toca, regla de mi madre, tan solo 17 años.

La vida era rústica aquí, carecíamos de dinero pero jamás de alegría y compañerismo entre nosotros.

Salí al molino para el maíz, al pasar por la panadería como todos los días, salio Joseph, un joven delgado, una tez blanca y unos ojos negros muy hermosos, su cabello de un café deslumbrante.

-Buenos días señorita Luisa- Me dijo muy amablemente y con esa hermosa sonrisa y no se diga su brillo en los ojos.

-Buenos días joven Joseph- Dije dirigiendo el saludo y un pequeño agacho de cabeza para dirigirme.

-Veo que va para el molino, bueno pues un consejo, dese prisa, pues las hermanas Tina y Dina no tardan en subir al molino, ya sabe, por la compra del lugar y todo eso - Dijo con una sonrisa de complicidad y un guiño.

Las hermanas Tina y Dina eran esas personas de buen nivel económico, ya te darás una idea y si no bueno te la digo. Su padre es mano derecha del alcalde del pueblo el Sr.Williams.
Asi que el padre de las hermanas gana buen dinero, las mujeres se creen la octava maravilla del mundo cuando en realidad son grandes cabezas huecas. Tina es de buen cuerpo y de pelo rojizo ojos algo cafes o creo yo, tez blanca y algo de pecas en su rostro y no falta la nariz respingada. Por lo tanto Dina era de pelo algo castaño ojos negros, tez blanca y la nariz era algo mas alta, pero lo único que compartían era la falta de cerebro.

-Gracias por el consejo joven- Sonreí de igual manera.

- ¿Irá al baile de hoy?- Me pregunto un poco apenado y se le podía notar un ligero tono rojo en sus mejillas.

-

De camino al molino, me detuve, Margareth, mi gran amiga d deesde siempre estaba cortando flores de tulipán. Sigilosamente me acerque a ella para darle un buen susto.

-Esta vez no Luisa- me dijo, como podía ser, si ella estaba de espaldas hacia mi.

-Como supiste que era yo?- le dije sin mas, estaba realmente sorprendida.

-Llevó ya 17 años conociéndote, por cierto feliz cumpleaños querida- Me dijo volteando a mi y entregándome una caja pequeña color marrón y un bello listón amarillo.

-Oh, Margareth, querida, no te hubieras molestado- Le dije dando un abrazo, me conmovió mucho ese detalle, era un gesto amable.

-De nada, ahora abrelo- Me dijo entusiasmada. Así que le hice caso, le quite el listón y luego quite la tapa de la caja. ¡AY MI DIOS!, era un hermoso dije en forma de corazón, levanté el rostro, sentía los ojos húmedos.

-Maggie, estoy impresionada, y agradecida, te debió costar una fortuna- Le dije casi al borde de las lágrimas.

Margareth, era igual que todos, clase baja, por lo tanto su economía no alcanzaba para toda la familia, ella era la hermana mayor para ser más específica 18 años, después seguía Arturo de tan solo 10 años y por último Emily que muy pronto cumpliría 6 años. Por lo tanto tenía que trabajar muy duró para sacar a la familia adelante al igual que su madre trabajan en el huerto cosechando los frutos y de vez en cuando venían a cortar tulipanes, su padre era un vil avaro que solo aportaba 15 chelines y lo demás lo usaba para irse a las cantinas y desperdiciar su sueldo en alcohol.

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