Tormenta

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 B3-NK1 estaba sentado en el sillón de su casa, escuchando la fuerte lluvia que caía fuera, esperando el retorno de su novio. Bostezó, estaba algo cansado y la lluvia no ayudaba a mantenerlo despierto, pues siempre le ha relajado el sonido de la misma.

 Cerró los ojos y lentamente comenzó a quedarse dormido, el ambiente era tranquilo hasta que se escuchó un portazo; parado en la entrada se encontraba un empapado Robonyan, el cual entró, cerró la puerta y se dirigió a la cocina, probablemente a secarse.

 —Eh... veo que te divertiste —dijo el cyborg en un tono sarcástico.
—Ja, muy gracioso —respondió el robot con notable irritación. —Antes de que preguntes, mi falta de energía no me permitió abrir un portal hasta aquí, y hubo un fallo en mis jetpacks, por lo que tuve que volver caminando en medio de la tormenta —explicó el robot mientras se secaba. Dejó la toalla a un lado, enchufó sus colas y se sentó al lado de B3-NK1.

 Este colocó su mano en la cabeza del nekomata y lo acarició detrás de las orejas. Las caricias eran uno de los puntos débiles de Robonyan, y B3-NK1 lo sabía mejor que nadie. El felino emitía un suave ronroneo, el cual intentaba ocultar como de costumbre.

 —Ya... deja de acariciarme... —dijo entre su ronroneo.
—Oh vamos, podrías dejar de ser tan orgulloso de vez en cuando-
—Negativo.
—Pero disfrutas de esto y lo sabes.
El felino se quedó en silencio por tal obvia aclaración. El cyborg río y retiró su mano.
—Bien, si así lo deseas...
Robonyan miró de reojo a B3-NK1 y suspiró.
—Como sea... puedes seguir... —este volvió a reír y regresó su mano para acariciarlo.

 Un trueno interrumpió la momentánea tranquilidad en la casa. Robonyan lanzó un maullido y pegó un salto, aferrándose al brazo del cyborg.
—¿Te encuentras bien? Fue solo un trueno —el nekomata rápidamente soltó el brazo del yo-kai. —A-Afirmativo. Solo me tomó por sorpresa.
—Dime la verdad, ¿Le temes a las tormentas?-
Robonyan reaccionó de manera algo brusca. Odiaba que resalten sus miedos o debilidades.
—¿Qué? ¡Claro que no! ¡Solo tenía la guardia baja!
—Robonyan...
Este lanzó un pequeño gruñido. —Bien, tal vez un poco, pero no es mi culpa, les temía desde que estaba vivo.
—No te preocupes, está bien- dijo B3-NK1 rodeando con su brazo al felino y acercándolo a si mismo. Lo levantó, le dio un beso en la frente y lo devolvió a su lugar.

 El nekomata se quedó callado, mirando el suelo.
—Cuando estaba vivo y había una tormenta— comenzó —Siempre me acurrucaba junto a mi dueña, me hacía sentir más seguro. No se por qué, estaba consciente de que no estaba en peligro, pero me brindaba protección- apoyó su cabeza y se acomodó entre brazos del cyborg. -Lo mismo con Nyate, y ahora contigo-  dirigió la mirada hacia el yo-kai y se detuvo.

 —M-mis disculpas, no quiero aburrirte con est... —pero no pudo terminar su frase al ser abrazado por B3-NK1. —Realmente la extrañas, ¿Verdad?
  Robonyan se dejó abrazar y asintió con la cabeza. —A-afirmativo —tartamudeó. Muy en el fondo, debajo de todo es metal, seguía siendo un pequeño gatito. El cyborg notó una lágrima caer por la mejilla del felino, y suavemente la limpió. Este cerró los ojos y estampó su cara contra el pecho de su pareja, otra de las cosas que odiaba era que lo vean triste o llorar.

 —Lo siento —dijo en la voz más firme que pudo, entre sollozos.
—No tienes que lamentar nada —contestó el yo-kai en lo que intentaba consolarlo. —Oye, si te hace sentir mejor, cada vez que quieras hablar de esto conmigo no dudes en hacerlo, soy todo oídos —este le dio una sonrisa sincera al felino demostrando que decía la verdad.
—Te lo agradezco, en serio —el nekomata abrazó más fuerte al cyborg.
No mucho después, ambos ya se encontraban en un profundo sueño, acompañados por la música de la lluvia que aún caía.

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