Parte única.

180 22 11
                                    

Los tres sentados en la mesa oían el susurro del mar que se colaba por la ventana. El relajante sonido de las olas chocando, se mezclaba con el aroma de los platos del almuerzo: una humeante carne de gallina nadando en aquél caldo de suculentos brillos.

Seungcheol comenzó a comer con inusitado y vulgar placer, sorbía el caldo con pericia, agarraba la presa y lanzaba dentelladas a la blanca carne, se chupaba los dedos, disparaba agresivos embates al arroz y al llevar el tenedor a la boca daba la impresión de querer empujar el alimento más allá de la cavidad bucal.

—¿Qué, no van a comer? —Preguntó, dándose un descanso —No me digan que están esperando que la sopa se enfríe, con este calor hay que comer rápido antes de que se caliente más —Y soltó una carcajada acompañada de saliva y algunos diminutos trozos de pollo.

Wonwoo y Mingyu se miraron, y de vez en cuando al plato de comida que tenían en frente. Ninguno de los dos tenía ganas de comer. Wonwoo parecía distante, la mirada de sus ojos cafés no mostraba sentimiento alguno. El hematoma que le había decorado Seungcheol en la mejilla parecía volverse cada vez más rojo y su cabello aún seguía despeinado a causa del tironeo que le había dado.

—La verdad yo no tengo hambre —Exclamó el moreno luego de unos cuantos segundos de silencio, quiso poner punto final, pero prosiguió —Esta situación es sencillamente insoportable Cheol, a mí no importa como lleven sus relaciones amorosas, pero verlos todos los días peleando es algo que no esperé encontrar cuando acepté venir de vacaciones.

Seungcheol le dio una última mordida a la presa que tenía entre los dedos y replicó:

—No le hagas caso, él empieza y no se aguanta, parece que le gusta que lo golpee.

—¿Cómo me va a gustar? Maldita sea ¿Cómo me va a gustar que me golpeen? —Saltó el de cabello negros, le quitó el alimento de las manos y se lo lanzó a la cara.

Iban de nuevo.

Seungcheol se limpió los restos de comida del rostro y le lanzó otra bofetada a su pareja. Wonwoo lo tomó de la camisa y le propinó un puño en la boca que hizo que un hilo de sangre recorriera la comisura de sus labios. En solo segundos, la mesa se había vuelto todo un espectáculo, los platos cayeron al piso y la comida empezó a regarse en todas partes.

Mingyu se levantó discretamente y caminó hasta la puerta. Seungcheol corrió tras él y lo tomó del brazo.

—No, por favor, te comprendo, sé que resulta de mal gusto —El tono de su voz parecía arrepentido —Debes entender, las cosas con este idiota no andan bien, siempre me provoca.

Wonwoo se levantó de la mesa y bañó a Seungcheol con una mirada ofendida, luego bañó al invitado en una mirada digna y decepcionada. Caminó hasta el patio y se sentó en la hamaca que se movía lentamente a causa de la brisa.

—Que desperdicio —Murmuró Seungcheol mirando los restos de la comida yacidos en el suelo.

—Igual que el tiempo que he pasado contigo —Se oyó la voz de Wonwoo desde afuera. El chico fue hasta a él y le pegó una patada a la tela en donde se encontraba, haciendo que esta se agitara violentamente.

—Me voy —Exclamó Mingyu en medio de un suspiro.

—Espera, espera, lo sé, tienes razón y te pido disculpas —Suplicó, interponiéndose en su camino —No quiero que te vayas, eres mi amigo —Miró de reojo a Wonwoo —Nuestro amigo... quédate, no volverá a suceder, lo prometo.

Mingyu miró al chico que se encontraba fuera y se sorprendió al ver que él también lo observaba.

—Hablen, solucionen sus problemas por medio del dialogo, no hay mejor cicatrizante que ese. —Caminó resignado hacia la cocina y tomó la escoba y el trapeador para limpiar aquél desastre.

Ya había perdido la cuenta de las veces que lo había hecho.

~

La luna empezó a salir, dándole una grata bienvenida a la noche, que se reflejaba en las aguas del océano. Desde el incidente en el almuerzo, las cosas se volvieron civilizadas, Seungcheol y Wonwoo parecían haber hecho las paces, y la conversación que mantenían era tan pacifica, que solo se veía interrumpida por el sonido del mar y de las copas de vino al chocar.

Todo parecia ir bien, hasta que luego de unos tragos, Seungcheol cambió de tema.

—Vamos, admítelo, te has acostado con otros cuando no estoy.

—Debería preguntarte lo mismo, ¿No crees? —Replicó Wonwoo con suma tranquilidad.

—Da igual, si no tuviera tanto trabajo lo haría cuando quisiera, pero tengo que aceptar jornadas largas para no morirnos de hambre. Eres un parasito.

—En primer lugar, fue por tu culpa que me despidieron, o acaso ya olvidaste esa escena patética de celos que hiciste en mi oficina.

—Si no fueras tan zorra, eso nunca habría pasado.

—Me conociste en una discoteca ¿Esperabas algo más de mi ?—Espetó el pelinegro con sarcasmo.

—Eres un imbécil.

—¿No será paranoia? La posesión es un veneno, nadie nos pertenece. —Se sirvió otro trago y miró a Mingyu con una sonrisa.

Seungcheol sacudió las manos en el airé y exclamó, esforzándome por mantener los cabales:

—Como sea, estamos en el siglo XXI, seamos sinceros Wonwoo, ¿Cuántos hombres has traído al apartamento?

Cansado, llevó el dedo índice a su boca y respondió:

—Deja me acuerdo...

Un sonido seco cortó el aire, junto al trizar de una copa partida.

Los diminutos rastros de sangre ocasionados por el golpe, se mezclaron rápidamente con el licor que se había derramado.

~

La brisa golpeaba muy suave la ventana y los rayos del sol se filtraban por las rendijas proclamando un esplendoroso día de verano. En la alcoba flotaba un agradable olor a sal marina, junto a besos con sabor a vino tinto.

—Es un completo estúpido, no encuentra más salida que largarse. Nunca da la cara, seguramente se fue con el idiota de Jeonghan a pasar la noche. Sólo tu presencia impide que se desate una tragedia, en realidad te respeta mucho.

—¿No te parece una tortura seguir hablando de él?

—¿De qué quieres que hable, entonces?

—¡De mí, sólo de mí! —Gritó

Wonwoo suspiró resignado y regresó a la cama, colándose bajó las sabanas donde se encontraba Mingyu desnudo.

—Está bien, sólo de ti.

Depositó un beso un sus labios, y se acurrucó en su pecho, dándole al moreno vista a su espalda, que fue testigo de la aventura íntima y desenfrenada que habían tenido la noche anterior.

Áspero - MeanieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora