Obsesión

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Recuerdo la primera vez que los vi, tan rojos y bien formados, recorrí con la mirada en cada centímetro inexplorado de ellos. Sobre ellos, habían posado una taza de café. Vertiendo un poco de el, en su tan exquisita textura. Luego retiro la taza de café dejando una marca roja y perfecta de ellos en el borde de la taza. Una mujer se acerco a ellos y se abrieron mostrando las hermosas perlas que tenía como dientes. Veía como se movían, mientras hablaba con la persona que estaba en frente. Como los flexiónaba para poder articular las palabras, la mujer era hermosa. Pero lo más impactante de ella, eran sus labios.

Me fije en ellos al comenzar el verano... Al principio solo los admiraba cuando visitaba la cafetería. Me preguntaba "¿Como alguien podía tener labios tan perfectos?" .

Luego de un tiempo note que la mujer visitaba la cafetería a las 9:00de la mañana y se iba a las 9:30. Me había fijado hasta en las cosas que pedía para desayunar, me sabía su rutina mañanera completa. Llegar a la cafetería, sentarse, esperar mirando el teléfono hasta que alguien la atendiera y pedir.

Siempre pedía tostadas con el café. Cuando iba apurada solo pedía el café, pero siempre se sentaba a tomárselo con calma. Me había fijado también en los diferentes labiales que utilizaba. Rosa claro, rojo, y a veces los dejaba color natural con brillo labial. A mi me encantaban todos los colores en sus labios se veían perfectos.

Iba a la cafetería los veía en la mañana, y luego en la tarde no paraba de pensar en ellos en su textura, en su forma, en su color. Paso todo un mes, y yo seguía mi rutina de ir a la cafetería adorarlos por media hora, luego cuando ella se iba dejaba un vacío en mi interior, un vacío que ocupaban sus labios... Así qué el resto de el día ya no hacia nada más que mirar imágenes de labios por internet e imaginar que eran los adorados labios de ella. Pero ninguno satisfacía ese espacio que habían llenado sus labios en mi. Renuncie a buscar las imágenes en internet luego de haber pasado una semana en la que no daba resultado. Deje de ir al trabajo buscando una solución a mi dilema. Algunos de mis amigos decían que lo que tenía era una obsesión. Claro que no les hice caso, estaba seguro de que eso no era. Ellos solo querían apartarme de los labios que tanto quería.

Hasta qué un dia llegue a la cafetería como era de costumbre me senté en el lugar que siempre lo hacia, quedaban lo suficientemente cerca de sus labios pero lo suficientemente lejos para que no me notara. Pedí un café negro como siempre lo hacia. Y visualice los labios de ella. Pero esta vez vi, algo diferente. Encima de ellos habían pequeñas personas. Parpadee bien para enfocar mejor, sorprendido por mi nuevo hallazgo.  Volví a mirar, en ellos habían pequeñas personas de el color de el labial. Era una pequeña familia de mini personas habitando en sus hermosos labios. Quede sorprendido, atónito, esto sólo hizo que me intrigara más por esos misteriosos labios. La mesera llego a traer lo que ella había pedido. El café y las tostadas. En los labios de ella se posó una sonrisa que derritió internamente cada parte de mi. Tomo de su café y mojo ligeramente las pequeñas personas que tenía en los labios. A estas no les molesto ya que luego ella las limpio con un movimiento ligero de su lengua. Continuó y tomo una de las tostadas y la mordió. Así continuo, cuando acabó, se limpió los labios con una servilleta y se levanto. Ya sentía que perdía la cabeza y el corazón también, ¿como me había podido enamorar de los labios de una mujer? No lo sabía. Pero cuando llegaba este momento de el día, la paciencia se carcomía ella sola poco a poco. Sabía que esta vez no podría aguantar más. La vio arreglándose el vestido al salir de él baño y sin pensarlo camino donde ella estaba con decisión. Ella me miró confundida cuando la detuve. Sin decir nada me acerque, la tome por la nuca y la bese. Sentí los suaves labios de ella sobre los míos,  jamás había sentido algo tan magnifico como esto, esperaba que no terminará pero para mi desgracia el tiempo corría a pesar de que para mí no lo hacía. Me rechazó luego de los tres segundos que parecieron años. Me empujó, frunciendo el ceño y me dio una bofetada en la mejilla. Así sin más se fue de allí enfurecida. Antes de irse mire por última vez sus labios. La pequeña familia había desaparecido. Salí de el lugar entristecido. Por alguna razón me afligía la idea de que jamás volvería a ver la familia en los labios de ella. Me topé con un charco de agua en el suelo. Que seguramente había producido la lluvia. Lo mire por unos segundos, desinteresado. Lo patee con coraje y el agua salió disparada para todos lados. Cuando ya el agua se quedo quieta en el charco. Pude ver mi reflejo. Y en el vi algo que me alegro. Le sonreí a mi reflejo. Tenía algunas personas hospedándose en mis labios.

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