¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
+
Simplemente no podía más. No podía seguir con ella.
Nada había pasado, no existía nadie más, pero... no podía seguir en esto.
Ambos estábamos en silencio dentro del auto, ya era de noche e íbamos a la tienda.
Debo hacerlo. Pensé cuando hice que el auto se detuviera frente a la luz roja.
La miré de reojo; Estaba hecha un ovillo sobre el asiento y la luz iluminaba su cara.
Luz roja como sus labios.
Mojé los míos, tomé una bocanada de aire y por fin iba a decirlo cuando ella me extendió su mano hecha puño como para darme algo.
La miré sorprendido y puse la mía extendida debajo de la de ella.
Abrió sus dedos y dejó caer un pequeño pedazo de papel en mi palma. Empuñé mi mano, la introduje en mi bolsillo y la miré directo a los ojos.
—Ahra... —ella siguió mirándome.
—¿Qué pasa, Namjonnie?
Cerré los ojos y tomando un suspiro, por fin dije: —No puedo seguir mas con esta relación, Ahra. Lo mejor es que terminemos.
Su expresión, la cual gozaba de paz y vitalidad, repentinamente cambió después de mis palabras. Ahora había confusión y un poco de enojo.
—¿Que?
—Ahr—
Mi palabra fue cortada al momento que un auto se estampó por la parte de atrás haciendo el auto saliera volando y diera varias vueltas.
Consciente la miré y ella a mí.
—¿Estas bien? —Miré que no traía puesto su cinturón.
Abrió la boca y al momento que ella iba a crear una palabra, miré las luces que se acercaban de su lado. Lo único que pude hacer fue gritar su nombre tan fuerte sabiendo que esta sería la última vez que la miraría.
Pensar y pensar más en eso me seguía haciendo sentir lo suficientemente culpable como para hacerme creer que todo eso había sido ocasionado por mí.
Qué por mi culpa Ahra estaba muerta.
Lo único que hacía, era pensar qué...
Nuestro rompimiento fue nuestro último momento juntos.
Lo que había pasado en ese corto instante, aun meses después, seguía dando vueltas en mi mente.
De alguna u otra manera mi mente se las había ingeniado para tenerme un castigo eterno haciéndome recordar a la perfección lo que había pasado todos los días.
De pronto, recordé que Ahra me había dado un papel antes de que le dijera que quería terminar con ella, antes de lo sucedido.
Debía saber qué significaba aquél papel.
Fui directo a la habitación, tomé mis llaves y abrí aquél cajón que juraba nunca volvería a abrir.
Sellado en una bolsa de plástico, catalogada con mi nombre, se encontraba la ropa que portaba el día del accidente. El hospital me entregó eso ya que duré unos días internado... en coma.
La abrí y busqué mi pantalón. Lo extendí y rápidamente busqué el papel en la bolsa delantera.
Lo extendí para poder saber qué es lo que había o decía en él. Después de darle una hojeada, tuve que caminar hacia atrás y sentarme a rastras en la cama.
Seguía mirándolo mientras lagrimas comenzaban a salir de mis ojos sin control alguno.
