Hoy

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Hoy permanecí a tu lado mientras ocultabas un paquete detrás de la chimenea, me pareció extraño pero luego de dar vueltas alrededor de la mesa se me olvidó lo que habías hecho y seguí deslizándome con los patines para lustrar el encerado piso de madera ya gastada por la humedad y el interminable tiempo.

Era invierno, hacia mucho frió, la leña no era mucha, había que salir por más y ninguno de los dos se atrevía, el fuego seguía consumiendo el ultimo leño y la oscuridad se aproximaba velozmente al hogar. De pronto recordé que era el cumpleaños de Rene, la esposa de Carlos, te dije que había que salir a comprarle alguna baratija, me miraste estupefacto, casi con miedo y murmurando algo entre dientes, te pusiste el abrigo, tomaste el bastón, la billetera y las llaves de la camioneta; me diste un beso en la frente y te vi partir.

La tarde se hizo interminable, una espera larga de tareas a medio acabar, sin luz mas que la de una vela, los grandes cortinados deshilados se desenganchaban por el peso de la tierra acumulada y yo seguía esperando, ansiosa.

Llego la noche y tu ya no estabas.

Alguien aunque sea mi sombra debía traer mi cuerpo cargado de leños para el fuego que se consumía mortal ante mis ojos. Ya la desesperación no me sostenía, la radio no andaba, la televisión funcionaba a nafta y yo debía guardar el combustible porque si no conseguía algún leño los muebles serian los primeros cadáveres. ¿Adonde te habías metido? Hacia horas que el reloj había detenido sus manecillas por el frió de la nieve que tapaba la ventana y era seguro que me quedaría dentro, encerrada, entre mis cavilaciones. Solo habías ido a por leña y por un regalo para ella, nuestra amiga Rene, sí, nuestra "amiga Rene".

Tengo frió y sueño, mi cuerpo no siente, el reflejo de la luna asoma por el vidrio, es la única luz que me ampara, estoy sola con la naturaleza, aúllan los perros lejos, muy lejos, no se si en mis sueños... me cuesta parpadear. Trabaje todo el día para mantener el hogar limpio por eso me duele el cuerpo y también tengo frió, mucho frió.

Hay una tormenta afuera, no termina de soplar el viento. No tengo celular ni radio, se quedaron en la camioneta.

¿Donde estas? No me imagino donde estas... o con quien estas.

Sabes querida nieve que me voy de viaje, que si me duermo no voy a poder despertar para hacer el desayuno, buscar leña para mantener el fuego que enfrió nuestra relación y que había que tener una excusa para escaparse sin enfrentar cara a cara el dolor de la despedida, de la amante que espera ansiosa del otro lado. Y si no queda mas remedio me voy a dormir, a lo mejor en mi sueño el razona, vuelve, trae los leños y avivamos el fuego juntos mientras la tormenta cesa. Me pregunto si en ese paquete hay una sorpresa para mi, o tal vez para ella, que excusa mas sonsa que tuvo al salir a comprarle algo si ya lo tenia en casa, si me tenia en casa pero no le alcanzaba y sigo soñando hasta que el frió hiele mi cuerpo y tal vez despierte.

Unas semanas mas tarde, la nieve acabo, la camioneta cayo por un risco al volver, el perdió el conocimiento y jamás despertó... ella sentada sobre la ventana con los ojos fijos en el camino se quedo soñando.

InstantáneasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora