Prólogo.

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Primero que nada me gustaría aclarar que esta novela no es mía, es uan novela orginalmente hecha por Shim Simplina llamada "Life as told by Nerdy", y lo único que he hecho yo ha sido traducirla ya que la original es en inglés.

Prólogo.

“Sólo con el corazón uno puede ver lo correcto, lo esencial es invisible al ojo”.

-Antoiné de Saint Exupéry

Y vivieron felices para siempre – cinco palabras que ilustran como todo termina en una fantasía conocida para el hombre. Ha sido el sueño de toda mujer por siglos.

La perfecta historia de amor con el hombre perfecto, que regala flores cuando ella esta enfadada. El hombre que luego de ver las estrellas con su amada, confiesa que ninguna estrella ilumina más su vida, que la sonrisa de ella. Alguien que la abrace apretadamente a pesar de su lucha, y durante sus peores días la besaría, la miraría a los ojos y le diría que es hermosa. Y más que nada, un hombre que pasará la prueba del tiempo con la ilusión de volverse ancianos y canosos juntos.

Sólo podía soñar con esa pequeñez.

Ya he desistido de seguir buscando al amor. Vamos a dejar eso claro. No soy una de esas heroínas cualquiera que probablemente sería algo asi como las siguientes; uno, la cara que navega millones de barcos; dos, una vampiro o compañera de alfa; tres, inmundamente rica; cuatro, genial en deportes, artes marciales o cualquier otra habilidad de esa especie; cinco, posee una habilidad mágica; seis, extremadamente suertuda; y por último una combinación de todas las ya nombradas cualidades. Resumiendo, no entro exactamente en ninguna de esas categorías. Probablemente ni siquiera tenga una pareja para el baile de graduación.

Si te tiene dudando, bueno yo diría que estas equivocado. No soy un alien ni nada por más allá de la tierra debido a eso. Yo soy, un humano, pero uno extraño. O por lo menos eso es lo que asumo debido a que todo el mundo me trata diferente.

¿Quién diría que un insignificante par de lentes serían una cosa tan poderosa? Podrían hacerte o deshacerte. Pero más que nada deshacerte… mientras cursas el colegio… y de por vida. Debería saberlo. Y si, soy una nerd que usa lentes admitiéndolo; categoría siete.

Probablemente hayas perdido interés en este punto, y eres libre de hacerlo, ya que eso me ahorraría otra de mis humillantes, traumáticas pero mas que nada idiotas historias de vida.

Todo lo que quería hacer era ir al colegio, ganarme un título, ser una maestra o doctora, conseguir un apartamento lejos, lejos de mi madre, vivir con un Golden Retriever y estar sola por el resto de mi patética existencia.

Estaba tan segura sobre mi futuro, hasta que llego él, con su secreto. Desde ese día, mi vida no volvió a ser la misma.

“¿Sarah Littman?” El profesor dijo mi nombre.

Levante la mano mirando al profesor de Geometría, el señor Collins

“Presente, señor”. Mi segundo año en Hopkinton High School estaba a punto de terminar en menos de tres meses, aún así, el profesor todavía no se acordaba mucho de quién era. No podría culparlo. Yo no era particularmente remarcable en muchos sentidos. Conseguía muchas A excepto en esta asignatura, pero no me consideraría a mi misma inteligente. Era todo arduo trabajo, además de que no tenía nada para hacer más que estudiar.

Mientras mi profesor seguía con la lista de nombres, mi mejor amiga Rebecca Tyrone -  también conocida como Becky – que se sentaba atrás de mi me toco la espalda con su libreta.

Me hizo una seña para que me acercara. “¿Qué pasa?” Le pregunte bajito.

Becky miró al profesor y luego susurro “¿Has oído sobre los rumores?”

“Aparentemente no.” Murmuré.

Se burló visiblemente orgullosa de si misma.

La mire amenazante sin decir palabra, Becky tiene ese molesto hábito de hacer un escándalo por todo.

“Leon Walden!” Exclamó radiante.

“¿Leon qué?” No tenía ni idea de quién estaba hablando.

Ella rodó los ojos. “Leon Walden. El gran Leon Walden. ¿Jeremiah? ¿The Foreboding? ¿Treasure Island 3?”. Ella continúo mencionando frases que no tenían ningún sentido para mí. “Ay, por favor… ¿Leon Walden? ¿El que cantó Be Mine?.”

“Okay”. Finalmente recordé un vídeo que había visto en la TV. “Hasta yo sé esa canción”. Dije recordando al rubio y joven cantante que parece fue estrella en algunas películas. No lo tomen mal. Amo la música, pero escucho a esos que tienen sentido, como Chopin o Beethoven o Michael Learns to Rock (viejo, lo sé, pero mi madre tiene un disco de ellos, entonces…), no a un adolescente lloriqueando sobre el amor juvenil. Me toqué el hueso entre mis cejas. “Y tú esperas que yo…”

“¿Estás loca? Lo puedo imaginar en mi cabeza. Leon Walden. El podría ser mi compañero de banco. ¿No es eso un sueño?”. Los ojos de Becky pestañearon.

Le dí una sonrisa. “Sí. Claro, Rebecca”. Lo suficientemente pronto me tragaré mis palabras.

La llamo por su nombre real siempre que quiero molestarla desde que estamos en el cuarto año. Becky odia eso demasiado pero hemos sido mejores amigas desde entonces. Podríamos poner a Becky en la categoría ocho, la especie de romántica con un corazón esperanzado de perfil bajo, no por elección.

El profesor hizo una pausa después de decir el nombre del último estudiante luego sus ojos se dirigieron hacia a mi, y por supuesto hacia Becky. Yo pretendí estar mirando las páginas de mi libro de Matemáticas a pesar de que nunca me ha gustado la asignatura. El señor Collins se aclaró la garganta y luego giró la cabeza hacia la puerta.

“Puedes pasar ahora”, dijo.

La puerta se abrió y la clase entera se torno silenciosa pareciendo estar expectante de algún extravagante evento que fuera a pasar. Todos deben de estar al tanto del rumor de Leon Walden. Pero no todos se espantaron de esa persona que estaba parada al frente.

“Clase, este es un estudiante transferido de Rogue River High School, Leonard Dunn. Por favor, hagan que se sienta bienvenido”, dijo el señor Collins. “Pueden hacerle preguntas, si él se siente bien con eso.”

El chico acomodó su capucha gris y negra, acercándola a sus ojos y asintió sin decir palabra pero no era difícil notar que él no se estaba sintiendo muy bien con eso. Yo inmediatamente lo clasifiqué en la categoría siete. ¡Bienvenido al club! me burlé silenciosamente, dandole a Becky una mirada malhumorada.

Leon Walden mi culo!

Si eso fuera obtuso, yo probablemente pensaría que esa sería la parte en la que alguno exclamaría: “Bendice mi alma! Sos Harry Potter”, y esperaría que el sacara una varita mágica de atrás de sus pantalones.

Otra vez me burlé en silencio.

Becky me tocó la espalda devuelta “Adivino que los rumores son sólo rumores y ya”. Sonrío irónicamente, la decepción era obvia en su pecosa cara.

A mi la poco me importaba si era Leon Walden o no. La verdad es que no podía entender porque alguna gente hacia toda un escándalo por eso. ¿De verdad esperaban que una estrella Hollywoodense tirara piedritas en sus ventanas a la noche para declararles su amor hasta morir o algo de eso?

Leigh Murough sacudió su pelo antes de levantar la mano. “Tú no eres Leon Walden” ella acusó y la clase rompió a reír.

Los ojos del profesor giraron.

“Es obvio que la señorita Murough no está en la tierra con nosotros. Déle mis saludos a los ponis, ¿quiere? Por supuesto que él no es Leon Walden” El señor Collins se limpió las gotas de sudor sobre su cabeza pelada. “Acabo de decir su nombre. Entonces… ¿Alguna pregunta más? Cuando digo preguntas, me refiero a preguntas significantes.”

“Si él no es Leon Walden, entonces, veamos su cabello!”

Charrie Bolton grito mientras el resto de la clase alentaba.

 Hasta Becky estaba gritando: “¡QUE SE LO SAQUE! ¡QUE SE LO SAQUE!”.

La vida contada por una nerd.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora