―Conque, Woods, ¿eh?
Arabella me emboscó curiosa mientras guardaba mis cosas en mi bolso. Algunos ojos sorprendidos se pararon sobre nosotros dos; no todos los días veías al perdedor asocial, Hilbert Julliard, conversando amistosamente con la eléctrica y eufórica, Arabella Heart.
Quise morir al escuchar salir esas palabras de su boca, tenía miedo de alguien haya escuchado la mención del apellido de mi crush. Puse mi índice sobre mi boca indicándole que hiciera silencio, ella solo rodó los ojos y copió mis movimientos con sus cosas.
―Tiene sentido, es una chica adorablemente boba para un chico solo bobo.
―Hey, no la llames boba ―espeté
Arabella siempre había resaltado entre los demás por su lengua filosa y sin filtro, hasta sus amigos la llamaban víbora por lo venenosa que podía ser. Pero no permitiría que dijera ni una sola palabra sobre Marlene. Es muy especial para mí.
―Bien, bien ―aceptó alzando sus brazos en rendición―. No ofenderé a tu novia nunca más. ¿Feliz?
―No es mi...
―Sí, lo sé. Tampoco me interesa ―Rodó los ojos de nuevo y colgó su bolso sobre su hombro derecho―, solo trataba de mantener una pequeña charla contigo. Jesús, ¿tan difícil es hablar, señor inadaptado social?
Salió dando zancadas y bufé abrumado. Sí que es una chica volátil. La pequeña esperanza de que pudiera acercarme a ella y ganar su confianza se estaba yendo a la borda por una discusión sin sentido e infantil. Salí detrás de ella, casi corriendo, debía ser sincero con todo y hablar claro. No iba a permitir que alguien muriera por mi culpa, no de nuevo...
―¡Arabella, por favor! ―la llamé y agarré su brazo, deteniendo su caminar. Escuché como gemía cansada y se giró a verme―. Lo siento, lo siento mucho.
―Déjame en paz, jod...
No dejé que terminara de hablar y empecé mi vómito verbal.
―Lamento leer tu diario y haber roto tu privacidad. Lo lamento demasiado. ―Ella bufó, sin creer mis palabras―. Pero quiero arreglarlo todo, ayudándote. Sé que no te conozco, y precisamente por eso te hablo, para conocer a la Arabella Heart más allá de la que todos vemos, la abusiva, sarcástica y bastante cruel Arabella ―expresé sincero y una risa pequeña brotó de sus labios que trató de disimular con una tos; me hizo saber que iba por el camino correcto―. Solo, quiero ayudarte. Así que, ¿me dejarías acercarme a ti?
Extendí mi mano hacia ella de manera amistosa. Quería terminar con esta guerra sin sentido y empezar algo nuevo. Que pudiera confiar en mí totalmente y yo en ella, que pudiéramos ser amigos.
Vio la mano con recelo y sus brazos cruzados sobre su pecho. Se le veía dudosa, mordía su labio con duda y alzó la mirada encontrándose con mis ojos rebosantes de confianza y alegría. Largó un suspiro de derrota y extendiendo igual su mano derecha, estrechamos nuestras manos formando un trato.
Largué un nada masculino chillido de alegría y sin más, la abracé. Si no me agarrabas en mis malos días, podía ser muy demostrativo y afectivo según mis cercanos. Y hoy no sería la excepción. Sentí la suavidad de su cabello en mi barbilla y mejilla, y el olor a almendras infestando mis fosas nasales. Noté con más profundidad lo pequeña que era, le llevaba una cabeza fácilmente y quise reír por su estatura tan baja.
Sentí los músculos de su espalda ponerse rígidos y su respiración paralizarse. Tenía la esperanza de que correspondiera mi abrazo, pero lo único que obtuve fue un empujón y ceño fruncido de su parte.

ESTÁS LEYENDO
Dame una razón
Teen FictionDos desconocidos. Un diario. Una razón para vivir. Portada hecha por: @LeticciaR ¡GRACIAS POR LA PORTADA!