Estoy paralizado.
Asustado.
A punto de tener un ataque de pánico.
A pesar de haber corrido con todas mis fuerzas, de haber sido silencioso, esa masa negra terrorífica me sigue el paso. Oculto entre las sombras puedo sentir como flota por los pasillos. Buscándome.Estoy mudo, inmóvil. Incluso un ratón que salió detrás de unas cajas ni siquiera me prestó atención, pasó de mi olímpicamente hacia la estantería del fondo. Mientras yo trataba de calmar los latidos de mi corazón, ¿y si esa cosa puede escucharlos? El insistente traqueteo que se produce en mi pecho va a delatarme como en aquel cuento a ese asesino despiadado. Mi respiración está lo más silenciosa que puedo pero aquella sombra se acerca.
No se cómo pero no tengo mas opciones, cuando dobla por aquel interminable pasillo repleto de libros en el que estaba escondido me pongo de pie. Dispuesto a enfrentarlo.Pienso en aquello que más me hace feliz.
Pero realmente no tengo ningún recuerdo en especial... Ése que al recordarlo diga: "este, fue mi momento más feliz." Así que trato de recordar la sensación. Entonces viene una frase a mi cabeza: "el infierno es aquella suma de los momentos en los que quisiéramos estar muertos." Reflexiono y me digo que el paraíso son aquellos momentos en los que más agradezco el estar vivo.Levanto con decisión mi brazo y apunto a la criatura que se acerca al rincón donde estaba agazapado dejando que me consuma el miedo como el fuego a la cera de una vela.
Sonrío.
La sensación me embriaga por completo y desaparecen todas las sombras. Separo mis labios para decir las palabras.Decido hacer más cosas que me hagan feliz, me propuse más tarde. Porque cuando las hago todo es diferente, todo es más fácil. Ahí es cuando pienso que si quiero un mundo mejor debo de empezar por mi mismo, ya que si quiero encontrarme con gente buena, debo de empezar a serlo.
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Microcuentos
De TodoAquí escribiré pequeñas historias que pueden -o no- tener relación entre sí.