II

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A punto de terminar el año y mis sentimientos hacia ti iban creciendo. Y claro, yo simplemente trataba de mantenerlos en secreto. A decir verdad el hecho de que creyeran que German aun me gustaba me ayudó mucho al principio, pero luego la situación comenzó a hacerse realmente molesta. Y como era de suponerse, la amistad termino jodida por completo. Al menos eso tenía un punto bueno, tu aun no notabas que me gustabas, incluso aun me molestabas con lo de German, a decir verdad hasta cierto punto me agradaba que me molestaras, pues era la única manera en la que llegábamos a hablar, o al menos tú lo hacías, yo solo fingía incomodarme y te golpeaba el brazo. ¿Pero a quien engañaba? Amaba eso

El año acabo y salimos de vacaciones. Debo admitir que te extrañe mucho en ese tiempo. Pero eso no era tan doloroso como lo que pasaría al entrar a clases. Si, hablo de eso...el cambio de salones y compañeros. Nos revolverían al azar, no me agradaba la idea. Si ya estando en el mismo salón apenas y te hablaba ¿Qué seria si te cambiasen de salón? No lo soportaría. Rogaba porque te tocara conmigo. Quería verte cuando no hacías nada en el salón y creías que nadie lo notaba. Era ahí cuando podía apreciarte siendo solo tú mismo y no tratando de agradarle a los demás. Era lindo verte sumergido en tu mundo, moviendo tu lápiz, acomodando tu cabello cada que sentías que se desacomodaba. Aunque claro está que siempre te miraba disimuladamente. No quería que eso se acabara, no quería perder tu amistad. O al menos la poca que se había formado en este tiempo.

Para mi buena suerte a Mariana le toco estar en tu salón, a ella y a la mayoría de nuestros amigos, por no decir que todos. Eso me alegro bastante. No te dejaría de hablar pues seguiríamos en contacto a través de ellos.

Pasaron los meses y como era de esperarse, hiciste nuevos amigos en aquel salón, y obviamente conociste a más chicas. Eso me dolía bastante. Sonara egoísta pero yo te quería solo para mí. Aunque bueno, tarde o temprano tenía que pasar. Tu...saliendo con alguien...era de esperarse. Siendo tan lindo no podrías estar soltero por mucho tiempo. Era soportable y comprensible hasta cierto punto.

Con el tiempo tú te hiciste muy buen amigo de Mariana. Podría decirse que eran mejores amigos. Tú le contabas sobre tus sentimientos y ella hacia lo mismo. Eso era bueno ¿no? Indirectamente podría conocerte mejor a través de ella. Pero claro, yo siempre tan tímida nunca me atreví a preguntarle sobre ti. Tampoco quería que ella se enterara de lo que sentía por ti. Sé que era mi mejor amiga y debía decirle, ya sabes, por un tonto código de amigas. Pero como te dije, no quería pasar por lo mismo otra vez.

Como a los cinco meses me entere que una chica de tu salón, Sara, según lo que supe por Mariana, comenzó a andar con German. Realmente no me molesto me alegraba por el a pesar de que ya casi no habláramos, después de todo era un amigo. O al menos eso creía, sentía algo raro en mí. ¿Eran celos? No lo creo, hacía meses que deje de sentir algo por él. ¿Bueno a quien engaño? Si me molestaba un poco. Pero realmente quien me gustaba eras tú.

Sara con el tiempo comenzó a hacerse buena amiga de Mariana, tuya y de nuestro principal círculo de amigos. No se por qué pero no me caía muy bien. Pero no podía hacer nada, a todos nuestros conocidos le agradaba. Incluso comenzó a irse con nosotros a la salida de la escuela. ¿Qué más podría pasar? Comencé a odiarla un poco.

Aun con mi gran timidez logre hacer una buena amiga en mi salón, Cecilia. No recuerdo realmente como comenzamos a hablar pero no me arrepiento de hacerlo. Poco después descubrí que era una muy buena amiga tuya desde la secundaria, me sorprendió bastante, no estaba en mis planes, pero sin querer conocí a alguien que realmente te conocía. Eso me venía bastante bien.

Comenzamos a pasar los descansos juntas, hablábamos de muchas cosas, chicos, música, ya sabes, esas cosas típicas. Aunque a mí realmente no me interesaban mucho, pero ¿de qué podría hablarle? Mi vida era muy aburrida. Obviamente tu no entrabas mucho en la conversación, al ser tu mejor amiga de la secundaria supongo que se contaban de todo. No quería que se le escapara el hecho de que me gustabas. Me aterraba el cómo lo tomaras, que tal si yo no te gustaba o siquiera te parecía interesante, no quería que dejáramos de hablar por una estupidez como lo eran mis sentimientos¨.

Como un mes después supe que Sara y German terminaron, realmente no sé porque me alegro. Pero me sentía bastante bien. Aunque eso no me duro mucho... 

Para ti, querido crushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora