Su vida era una recopilación de malas decisiones y tragedias. Comenzando por la muerte de sus padres y el hecho de no haber sido capaz de hacer nada para salvarlos, en esos días oscuros la existencia de Yūki fue lo único que lo mantuvo a flote. Le llenó la vida de luz, era perfectamente consciente de eso.
¨Aquella cabeza descansaba despreocupadamente en sus piernas, siendo totalmente ajena a la manera hambrienta con la que le miraba el castaño¨
Al igual que era consciente de que no era una buena persona. Era manipulador, posesivo, territorial, en ocasiones deseándole el mal a alguien y sí, en muchas otras dándole muerte a los que consideraba un obstáculo. Dentro de él guardaba un rencor que no le dejaba ser completamente feliz. Un rencor que no era específicamente dirigido a alguien, solo vivía dentro de él, como sí de un parásito se tratase.
¨La mano que acariciaba afectivamente el hermoso cabello, lentamente se fue desviando a ese pálido y delgado cuello¨
Había desafiado incontables veces al destino, de cuando en cuando jugándole sucio. Quizás era por eso que este se ensaño con él. Recapitulando las acciones que cometió a lo largo de su vida, sabía mejor que nadie que se merecía lo que sucedía y lo que estuviera por venir. Comenzando por haber tomado un lugar que no le pertenecía, en una familia que no era suya.
¨La figura durmiente poco a poco despertaba, abriendo con pereza los parpados¨
Siguiendo por su inmensa necesidad de controlar cada cosa que le rodeaba, fueran territorios, vampiros o humanos. Necesitaba sentirse en control, así como también deseaba con pasión amar y ser amado. Eso era lo único que Yūki no le podía entregar. Ella era demasiado pura para entregarse a un amor tan demandante, lujurioso, un amor que quemaba y por ende causaba daño. Llegó realmente a pensar por un momento que esa era su prisión, recorrer el mundo en soledad. Mas lo aceptó sin quejarse, la vida que el destino le había sellado como condena. Claro, hasta que lo conoció a él.
¨Mirada amatista y borgoña hicieron contacto¨
Una persona quebrada de tantas maneras justo como él, buscando inconscientemente alguien que le comprendiera y le amará pesé a sus heridas que no llegarían a sanar jamás. Y Kaname lo amó, tal vez no a primera vista, no como en los cuentos para niños, sino con el trato. No le fue fácil acercarse a él, ese muchacho era un laberinto, en el que en cualquier instante si no eras lo suficiente precavido podías tomar una ruta equivocada y errar devastadoramente. Tenía que confesar que le llegó a suceder.
¨Sin poder evitarlo una delicada sonrisa se dibujó en sus labios¨
Sin embargo, lo logró. Se ganó la confianza, amistad y porque no decirlo, el amor de él. Tendría que haberle bastado eso, pero para bien o para mal no fue así. Quería más de él, el vampiro dentro de Kaname lo demandaba, reclamaba su amor, sus pensamientos, su cuerpo, su sangre y también su vida. Así que escudándose en que era lo mejor para él, que quizás de esa forma recuperaría una parte de sí, Kaname hizo lo imperdonable. Olvidando la razón por la que había ingresado a la Academia Cross, convirtió al chico en vampiro. Condenándose a los dos. Ignorando la petición de Kaien de no mostrar su verdadera naturaleza a su hijo adoptivo ya que podría hacerle retroceder en sus terapias, tirando a la basura los continuos consejos de su círculo de amigos de no fiarse de alguien tan roto y lastimado, que no era bueno para la imagen de su familia. Rechazando las advertencias del consejo de vampiros que no debía poner en riesgo su descendencia, lo transformó y enlazo sus vidas por el resto de la eternidad. Desde ese día no podía existir Kuran Kaname sin Kiryū Zero y viceversa.
¨Devolviéndole el gesto se abalanzó contra él en un fuerte y deseoso abrazo¨
Esperando ver aceptación en esos ojos que tanto amaba, lo que encontró fue miedo, pero sobre todo odio. Juró escuchar como su corazón paró de latir por esos segundos. Antes de que él otro hombre tomará más distancia lo atrapó en sus brazos, no queriendo ver esa expresión jamás volver ser dirigida a él. Hizo oídos sordos a las quejas que resonaban en la habitación y le borró los recuerdos. No dejó rastro de odio, rencor, miedo, decepción, solo permaneciendo intacto el único sentimiento que Kaname añoraba, amor.
¨Aceptando gustoso la muestra de afecto, enterró su nariz en el hombro ajeno, inhalando el delicioso aroma que desprendía¨
Consiguió ver amor de nuevo en su mirada, pero ahora acompañado por una cortina de demencia que se cernía sobre sus ojos amatistas. Mas Kaname lo aceptó, porque lo amaba incondicionalmente.
Alejándolo de los brazos de su padre adoptivo y de su maestro, se lo llevó a vivir con él a su nuevo y eterno hogar. Por consecuencia la alianza que mantenían se balanceó por una delgada cuerda por bastante tiempo, pero al ver el amor que se tenían aquellos dos, tal vez no siendo el más sano o cuerdo los dejaron ser.
La fecha de presentar a su consorte ante la sociedad vampírica se cumplió y en un arrebato de descarada posesividad le hizo usar a su pareja una máscara de porcelana, no deseando compartir más de lo estrictamente necesario con ellos.
¨ ¿Me extrañaste? ¨
Una atmósfera pesada reinaba el gran salón. Su misma raza no aceptaba la unión de esos dos seres que pertenecían a mundos diferentes, detestaban el hecho de que su rey había elegido al peor candidato según sus mentes prejuiciosas, era como si se hubiera esmerado en avergonzarlos. Cuando en la invitación se especificó que no se podía llevar ninguna prenda de color rojo ya que a su pareja le ponía mal, más de uno pegó el grito en el cielo creyendo la situación ridícula y ofensiva.
"Asintió fervientemente ante la pregunta¨
El chico solo les hacía reafirmar sus pensamientos cuando se ponía a tararear canciones en medio de las conversaciones o ignoraba preguntas por estar viendo los candelabros que colgaban del techo. Esperando que el rey se disculpara por su actitud o lo reprendiera, simplemente lo pasaba por alto, como si se tratará de algo común por su parte y contestaba por él. Desde el inicio hasta el final de la velada Kaname mantuvo el brazo alrededor de la cintura de su pareja.
¨Te amo¨
Era cierto que su vida era una recopilación de malas decisiones y tragedias, pero Zero definitivamente no era una de ellas.
¨Yo también, Kaname¨
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Demencia de Amor
Science FictionEntrenado para gobernar y nacido para ser el próximo rey de los vampiros. Kuran Kaname, un hombre con los pies sobre la tierra, justo, sabio para tomar decisiones, o al menos eso creían sus vampiros seguidores hasta que su rey decide desposar a la p...