Cuando regresé ya no estaba

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Aquella tarde estaba muy lleno de rabia. En la mañana había discutido con Vanessa sobre las deudas que tenemos y que desde su punto de vista mi administración de nuestras finanzas le parecía mala.

Cuando desperté, Vanesa había sacado todas mis tarjetas: desde la de nómina hasta el monedero electrónico de Liverpool. Me fui al trabajo con una moneda de $5 y otra de cincuenta centavos y con la comida preparada para no tener ninguna necesidad de gastar. El día no mejoró. Me exalté mucho con un cliente que fue a realizar una aclaración y terminé discutiendo hasta con mi jefe.

Recibí un muy inoportuno mensaje de texto de Rebeca pidiéndome que nos viéramos. Obviamente yo no estaba de humor, pero acepté recordando algunos billetes escondidos estratégicamente en mi cartera.

Había aparcado en la cochera del Motel cuando Rebeca empezó a besarme el cuello y aunque “mi amigo” empezaba a responder, yo no tenía ánimos de continuar.

-¿Qué tienes? Déjate llevar… -me dijo mientras se hundía otra vez en mi cuello.

-Lo siento. No ha sido un buen día.

-Con más razón, déjate llevar….

-Ya deja eso…

-Anda…

-¡Que no!¡Hazte para allá!-la empujé contra la puerta del auto.

-¡Estoy harto! No todo en la vida es sexo, maldita enferma. Por cierto se está volviendo bastante aburrido.

Rebeca me miró de hito en hito. Incrédula.

-Perdón…yo sólo… -fue lo único que le dejé articular porque la volví a interrumpir.

-Nos vamos.

Arranqué revolucionando el auto lo más rápido que se pudo. Cuando estuve algunas cuadras lejos del motel me detuve otra vez. Abrí la puerta del copiloto.

-Bájate –le ordené.

-Pe…

-¡Mierda, que te bajes!

Tomé su bolso y lo arrojé a la calle. La empujé fuera del auto sin importarme si la lastimaba o no (como pueda eso interpretarse). Arranqué. Alcancé a ver cómo se veía cada vez más pequeña en el retrovisor hasta desaparecer. No me tomó más que unos segundos arrepentirme y sentirme peor por lo que había hecho. Di la vuelta sin pensarlo, pero cuando regresé ya no estaba.

El Diario de Ana Rebeca: Del desamor y otros demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora