Me miro al espejo por quinta vez en una hora.
En unos minutos, mi mejor amiga Anna y yo saldremos a una discoteca, pero sin pasarse.
-¿Estás lista, Lucía? -grita Anna.
-Un momento.
Me retocó el maquillaje y me pongo unos pendientes. Salgo y ahí está.
-Tía, hazme una promesa. -le digo a Anna.
-¿Cuál? -pregunta.
-Que estarás atenta de mi, sabes cómo soy con el alcohol y no quiero volver el lunes al trabajo con una cara de asco.
-Tranquila, tía.
(...)
Anna y yo llevamos dos horas aquí y estas dos hora solo me he tomado los chupitos de tekila con limón y sal.
Lo único que hace mi salida amiga es mirar a tíos buenos por ahí y comentarme lo guapos que son, y juro me dan ganas ya de cogerla y arrastrarla hasta allí.
-¿Por qué no vas y les saludas? -digo para que se calle ya.
-No creo que les guste.
-Claro que sí tía -la animo- estás echa un pivón.
-¿En serio? -se sorprende y asiento- bueno, pues voy. Tú quédate por aquí.
(...)
Ha pasado una hora desde que Anna se ha ido a ligar con algún tío y ya es mi quinta copa.
El alcohol está haciendo bastante efecto y con la música es todo peor.
Decido salir a la puerta para que el alcohol baje.
Me siento en un banco que hay enfrente y alguien sin rostro, debido al alcohol, aparece.
Se siente a mi lado y comienza a hablarme. Su voz me suena, no sé de qué. Por sus palabras perfectamente pronunciadas deduzco que nos esta ebrio.
Para de hablar un momento y noto un escalofrío cuando toca mi muslo y me besa.
Después de eso no recuerdo nada más.
(...)
Me despierto con un grave dolor de cabeza.
-¡Anna! -grito llamándola.
Viene enseguida.
-¿Que tienes? -pregunta agachándose.
-Traeme un ibuprofeno, por favor. -asiente y se va.
Durante la fiesta estuve bebiendo demasiado hasta que llegó un punto en el que no me acuerdo de nada, pero si recuerdo que segundos antes estaba con un tío.
Anna vuelve y me lo entrega y me lo trago con asco.
-Tía, ¿donde coño estabas? -pregunto.
-Con un tío buenísimo.
-Ah, vale. Pues yo no me acuerdo ni de la mitad, madre mía.
-Lucía, ¿puedo contarte algo? -pregunta algo asustada.
-Claro. -contesto.
-Cuando acabé con el tío empecé a buscarte y me dijeron que te vieron bebiendo y que saliste fuera. Salí y te vi liándote con Daniel Oviedo.
-¿¡Daniel Oviedo mi jefe!? ¡¿el empresario más rico de España!? -no puede ser cierto, voy a morir.
-Sí, pero eso no es todo... -el temor a contármelo se extiende.
-Cuéntamelo. -le ordeno.
-Vi como te cojía y te llevaba para su coche y también vi... como te follaba.
-No me jodas, Anna. Como sea una broma te enteras -le advierto isterica.
-No es una broma, Lucía.
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Un despiste. (gemeliers)
FanfictionLos despistes pueden llevarte a los caminos del sexo y la confusión sin que te des cuenta. Al igual como el alcohol.