-No puede ser que esté haciendo esto. –Murmuré sin saber si aún tenía tiempo de arrepentirme. Miré la insignia dorada que el señor Jones me había dado hace unos momentos antes, y la coloqué en el lado derecho de mi pecho, eché una última mirada a mi reflejo, vestía el uniforme del instituto "Mistery". Que consistía en una falda negra entablonada que llegaba hasta las rodillas, una camisa blanca mangas largas acompañado de un bléiser negro, y en el cuello un fino listón del mismo color de la falda y el bléiser. '¿Es que aquí estaban de luto?' Pensé, al ver tanta oscuridad en el uniforme, los zapatos eran unos pequeños botines negros sin tacón.
-¿Te tragó el inodoro? –Fue la molesta voz de Ángel del otro lado de la puerta. Solté un suspiro resignado mientras abría la puerta saliendo del baño.
-Solo tardé cinco minutos. –Le contesté cruzando mis brazos.
-El tiempo aquí es oro, niñita. –Me respondió molesto empezando a caminar, hizo un movimiento con la cabeza para que lo siguiera.
-¿Es tarde para irme a casa? –Le pregunté temerosa al ver que nos acercábamos a la oficina del director.
Ángel se detuvo frente a la puerta y me miró. –Me encantaría decirte que te largues ya, pero para mi desgracia no puedo hacerlo. –Me contestó encogiéndose de hombros. –Es tarde. Ya aceptaste, ahora entra. –me dijo abriendo la puerta y empujándome con algo de dureza dentro del despacho.
La oficina era demasiado lujosa, estaba amueblada elegantemente, y todo el piso estaba adornado con alfombras rojas, como si allí dentro estuviera el mismísimo Rey de Inglaterra. Caminé lentamente hacia el enorme escritorio de madera brillante, y me detuve al quedar frente a frente con un sillón negro de cuero que me mostraba su espalda.
Tomé una respiración profunda y aclaré mi garganta. –Buenos días, soy Jasmín Becker, el profesor Jones me dijo que viniera a verlo.
La silla se giró con normal velocidad y me quedé estática en mi sitio al reconocer al hombre que estaba junto a mí. ¡Era el mismo señor con el que me había encontrado en la mañana y que supuestamente estaba sordo! Estaba vestido diferente pero ¡Era el mismo! No había duda de eso.
Sus ojos grises me examinaron por completo y una sonrisa se posó en su rostro. –Ya veo, usted es la nueva estudiante ¿No es cierto?
-Sí... -Murmuré parpadeando con velocidad. ¡¿Acaso no era sordo?!
-Si se pregunta si soy sordo. –Habló sacándome de mis pensamientos y asustándome en el proceso. –Pues no lo soy. –Respondió con tranquilidad cruzando sus manos con elegancia sobre el escritorio. –Como le tuvo que haber informado el Señor Jones, este instituto no es como los otros ¿Si sabe acerca de eso, verdad?
-Sí... -Respondí asintiendo con mi cabeza, aún estaba dudosa de todo lo que había pasado, era demasiada fantasía en un día. Ni siquiera podía estar segura si creía la historia o no.
-Nuestra misión es muy seria e importante. –Comenzó su explicación. –Lo que hacemos es sumamente confidencial, así que la gente normal... -Dijo señalando levemente hacia la ventana que mostraba el mundo exterior. –No debe saber de esto. Además a aquella gente le es imposible ver las cosas que nosotros vemos, como este instituto, las llaves, y las dimensiones. Así que señorita Becker le doy la bienvenida. –Extendió su mano en señal de saludo. –Es un honor conocer a la elegida de esta misión.
Extendí mi mano y le devolví el saludo con nerviosismo. –El gusto es mío, Señor... -Dudé al no saber su apellido.
-Agrés, Nicholas Agrés. –Me dijo y soltó mi mano. –Por esa razón me hago pasar por sordo, Nadie se imaginaría que una persona sorda es dueño de todo este lugar ¿No es así? –Preguntó haciendo alusión al edificio entero que realmente estaba hecho con oro.
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LAS DOCE DIMENSIONES OCULTAS
Romantik-En el mundo existen veinticinco dimensiones diferentes, una de ellas es la tierra ¿Y las otras veinticuatro? Se conoce que doce de ellas son actualmente vigiladas por guardianes que mantienen oculta su dimensión, aun así quedan doce totalmente desh...