Estoy que no doy más, toda una semana de trabajo sin descanso, tengo que ahorrar mucho dinero y estar preparado para los gastos que tengo pendientes, estoy preparando mi cuerpo para que aguanté, no duermo bien, no como bien, trabajo más horas que antes... Llegó a la casa a recoger desórdenes, ropa por el suelo zapatos, platos sin lavar, y el cesto lleno de ropa.
La miro mal y lo único que causa, felicidad en mi, es esa panza muy avanzada para su tiempo de gestación, miro la hora y me alarmó. 03:30 p.m. es hora de ir donde la doctora Claudia.
—Mueve el culo, hay que llegar a tiempo. — ordeno tomando mi chaqueta y la de ella.
—No quiero ir... Tengo pereza, estoy segura que esta cosa esta bien, hoy me pateo todo el día. — le da golpes a su panza y me molesta, la reto con la mirada.
—Caminas, o te llevo a la fuerza. — señalo la puerta.
Levanta sus brazos en señal de rendición, y camina a la salida.
Estoy nervioso, hoy voy a ver a mi bebé con mas claridad, poder escuchar su corazón... Sé perfectamente que en cuanto nazca mi ángel ella lo va rechazar, odio que sea ella la mamá de mi bebé, pero hací pasaron las cosas.
—Buenas tardes, la doctora los atenderá en unos minutos. —
Minutos después nos llamaron y le hice señas de que caminara, entramos y la doctora Claudia nos recibió con una sonrisa, Vanessa apurada se acostó en la camilla y nos miro feo.
—Bien, ¿Cómo te has sentido? — pregunta amable hacia Vanessa.
—¿Es normal que esta cosa, patee mucho? — Claudia frunce los labios y me mira, yo con pena solo alzo los hombros.
—Que se mueva es normal... Ahora explícame, ¿Cómo que mucho? — pregunta la doctora preparando todo.
—Si usted sabe, patea una vez y otra seguido. — responde sin ganas.
Claudia me mira extrañada, empieza con la maquina y cada vez se acerca más... Me esta asustando su forma de ver la pantalla, no habla, me preocupa.
—Oh, felicidades... Son dos. — dijo simplemente con una sonrisa.
Una gran sonrisa, la que yo tengo en mi rostro, nunca me había esperado esto... Estoy tan feliz. Varias lágrimas de felicidad se hicieron notar, ya no era uno, eran dos.
—¿Cuando sería la otra cita? ¿Cuándo puedo saber que son? — pregunto desesperado limpiando mi rostro.
—En un mes, veo que ella tiene mas tiempo de gestación... Va cumplir los cinco meses, y hay algunos bebes que no dejan ver sus sexos. — estoy emocionado.
Salimos de la consulta, la cara de Vanessa me da a entender que no esta feliz. Vamos cruzando la calle y me choco con alguien, volteo para disculparme y mi sorpresa es mayor al ver quién es...
—¿Ma- Maddie Piters?– pregunto tartamudeando, su cabello es de otro color, esta mas esbelta y su sonrisa es inconfundible.
—¡Oliver! que sorpresa... Pensé que no te volvería a ver, veo que estas ocupado. — dice mirando a Vanessa, quien la repara con asco y... ¿Celos?
—Ahh sí, Vanessa ella es... Maddie mi ex, Maddie Vanessa la madre de mis hijos. — su sonrisa se borra y estrecha la mano con ella.
La tensión es notable, no sueltan sus manos, y Maddie solo observa la panza de Vanessa, mientras ella la observa completa y con notable gracia... ¿Qué le hace gracia?
-¡interfiere rápido!- reclama mi subconsciente, le hago caso y con una sonrisa apenada separo sus manos, ambas me miran como si de un asesino tratara.
—Bueno, Maddie nos tenemos que ir... Un placer volverte a ver. — digo con notable nerviosismo.
—Si, lo mismo digo. — dijo entre dientes mientras miraba a Vanessa.
—Adiós Maddie. — dijo en tono irónico Vanessa.
La jalo del brazo para que caminara derecha, un momento muy tensó. Eso de que tu ex conozca la mama de tus hijos no es nada agradable, y menos si esa ex también pudo tener un hijo tuyo, pero este nunca llego a nacer... Por eso quiero estos que vienen en camino, Vanessa no dejaba de verme, quiere algo, lo sé...
—Tengo hambre. — dice llamando mi atención, asentí aun nervioso y entramos a una cafetería.
—¿Que desean?— pregunto un mesero con libreta en mano.
—Quiero un pastel de chocolate, con crema de vainilla, y una malteada de fresa. — pide Vanessa.
—¿Y usted? — pregunta dirigiéndose a mi.
—Una tarta de fresa, y un café. — escribió todo y se fue, quiero saber porque desprecian a Vanessa en su casa, pero si le pregunto me responderá con tres piedras en la mano.
—Maddie es rara. — dice viendo por la ventana.
—No, ella no es rara... Estaba rara que es otra cosa. — salgo en defensa.
—¿Por qué yo estoy embarazada? — frunció el ceño y negué.
—¿A qué te refieres? — pregunto un tanto sorprendido.
—Por que, no dejaba de ver la panza... Me miraba horrible. — admitió jugando con un palillo.
Trague fuertemente, le iba a responder pero llego nuestra comida, aveces Vanessa me resultaba acertada, y era verdad... Maddie no dejaba de ver su panza con asco y rabia diría yo, y así va ser hasta que ella misma lo desmienta. Se me hace difícil, yo la ame mucho... Y a nuestro hijo, pero todo llego a su fin cuando la vida de mi ángel también sin conocerlo, murió.
—¿En que piensas? come. — reacciono y pestañeo rápido, empiezo a comer y ver como la lluvia caía, ¿En que momento empezó a llover? si hace unos momentos el sol resplandecía en el cielo... Tal vez mueren mas personas de las que creemos en el día, despreciamos la vida como si de basura se tratara, y recibimos mas castigos quejándonos de lo bueno... Tal vez la humanidad aun no aprende a vivir, y estamos ligados a la muerte como parte de nuestro destino.
—¿Crees que algún día los voy a querer? — pregunta Vanessa señalando hacia abajo.
—No, creo que tus ganas de ser mejor que todo el mundo... Te hace la peor basura. — respondo con rabia.
—No te permito que me hables hací, no es tu problema si los quiero o no, total tu no cargas esta estúpida bola gigante. — Apretó los labios para no soltar una grosería.
Tomo del café que estaba más que hirviendo, pero con la rabia que tenía ni siquiera sentí algún ardor. Era muy odiosa, que sus padres no la quisieran y sus hermanos la despreciarán, no era razón para odiar a sus propios hijos, es más, podía encontrar amor en esos bebés, el amor que nadie le dio. Hasta yo la amaría, pero ella tiene un don, el don de hacerse odiar por todos.
Hello nenes ¿como están?, ¡bien! Bueno acá les dejo un regalito los amo :3 ⬇
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Ella Es Mi Pequeña Mara (EDITANDO)
Short StoryA mi hija le voy a enseñar que... ¡Cuando cometes errores, el primer paso es la negación! ¡Cuando niegas tu destino, esa sera tu destrucción! ¡Tienes que tomar tus responsabilidades, como parte de tu vida cotidiana! Pero te niegas a aceptar que ha...