Dieciocho años, y miles de cicatrices aún por curar. Dos padres dementes, uno drogadicto de 24 años, y la otra, de 40 años creyéndose tener de nuevo los 20, una hermana mayor de 14 años que se lo traga todo, y la única que de verdad se tomaba en serio mi cuidado.
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Buscándome, encontrándome, perdiéndome.
RandomUn desastre de vida, para un desastre de persona.