Liz

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Hace dos semanas no veo a Malena, quiero ir a verla pero temo que pase de nuevo lo que pasó la ultima vez. Además, sería muy difícil... Mi padre ha estado encima de mí todos estos días. Me castigó por tres meses y no puedo ir a ningún lado sola. La extraño tanto que siento que se me va el aire

Ustedes saben que antes de conocerla le había dicho a mi padre que solamente quería dedicarme al atletismo y dejar la carrera que él había elegido para mí (Ciencias Políticas), pensaba que me iba a dar un sí pero me dijo que lo pensaría. Al parecer piensa que sería lo mejor para mí el tener un plan ''B'' por si el atletismo no va bien o algún día decido dejarlo. Ahora me obliga a ir todos los días a la Universidad, ya ni siquiera tiene en cuenta lo que quería o lo que quiero... Nose cuanto más soportaré esto. A veces estoy tan deprimida que quiero morir. Sé que suena exagerado, pero si tan solo se pusieran en mi lugar... 

Liz paró de teclear y suspiró triste. Subió su post a su blog y cerró su notebook. Se tiró en su cama, miró la pila de cuadernos y apuntes de su escritorio que estaba al frente de su cama y gruñó, no pensaba estudiar nada, entregaría la hoja del examen en blanco. Odiaba la Universidad, odiaba su carrera e incluso sus compañeros, todos tan engreídos e hipócritas. Pero más que nada odiaba a su padre. 

Cuando Kevin, Matt y Dylan la dejaron en su casa su padre la esperaba afuera. Una vez que los chicos saludaron desde el auto a su padre y se fueron Liz trató de ingresar a la casa, pero su padre con su brazo le obstruyó el camino, hizo que lo mirara a la cara y le dio una cachetada. La agarró de los brazos y con furia le dijo -No quiero que nunca más vuelvas a hacer esto ¿Escuchaste?

Liz asintió y entró llorando. Fue a su cuarto y sacó su celular para llamar a Malena pero su padre entró rápido y le quitó el celular de las manos. Mientras se iba un ahogado ''no'' salio de Liz, su padre la miró por encima del hombro -¿Qué dijiste?- Le preguntó retándola a que lo repita más fuerte, pero Liz no tuvo el coraje de hacerlo. Lentamente su padre llegó a la puerta y la cerró de un portazo. Liz lloró toda la noche.

Al día siguiente en el almuerzo, su padre le indicó todas las nuevas reglas. Ya no utilizaría su celular, iría acompañada a todos lados, y también iría a todas las prácticas de atletismo y no faltaría ni un día a la Universidad. Daría de baja su Facebook y solo podría salir con su primo Kevin. Ella solo asintió, no dijo nada en todo el almuerzo y casi ni tocaría su comida. Desde ese día que no le dirige la palabra a su padre. 

Entre esos momentos que recordaba Liz su padre le tocó la puerta.

-Ya está la cena... ¿Liz? 

Liz rodó los ojos haciendo una mueca de desagrado. Abrió la puerta y miró seria a su padre.

-¿Vas a bajar a comer? 

Ella negó con la cabeza. 

Su padre la miró disconforme.

-Hija, no has estado comiendo bien estos días, deberías cenar algo.

Ella lo ignoró y cerró la puerta, se dirigió de nuevo a su cama pero antes de que se recostara de nuevo su padre abrió la puerta y la miró severamente.

-Mira, no puedes tratarme así, soy tu padre debes tratarme con respeto. Y ya deja de comportarte como una niña y actúa como tal, cuando te hable me contestas y si digo que tienes que comer vas a comer ¿Entendido? Ahora deja de comportarte como una maldita niña consentida y baja a comer.

Fue la gota que derramó el vaso.

-No.

-¿Cómo dijiste?

-Que NO. ¿Es que acaso estas sordo o que? No voy a hacer todo lo que me pidas no soy una maldita esclava que tiene que hacer todo lo que digas. Ya me destruiste por dentro, solo déjame en paz ¿ENTENDIDO?. 

Su padre totalmente furioso quiso darle una cachetada. Pero Liz no lo dejó.

-¡No, ya basta de esa mierda! ¡Quien mierda te crees que sos! Estoy harta de tus malditas obligaciones y estupideces, estoy harta de ser tu hija. ¡Ya vete de mi maldita habitación! ¿No entiendes que ya no te puedo ni ver? ¡En ningun lado, estoy harta de todo lo que tenga que ver con vos!

Su padre solo abría los ojos del asombro y humillación de ser insultado por su propia hija, no podía decir nada, no le salían las palabras. Liz, enfurecida lo empujó fuera de su habitación. -¡Ahora te podes ir bien a la mierda!- Le gritó y cerró la puerta. Se dio la vuelta, estaba tan enojada que comenzó a golpear la pared con sus puños hasta que le dolieron tanto que comenzó a tirar cosas a la puerta mientras gritaba.

-¡Te odio, te odio, te odio, te odio!- chillaba una y otra vez, hasta que no tuvo más fuerzas y dejó de gritar y tirar cosas. Volvió a la cama, ahora hecha un desastre y se puso a llorar con fuerza de toda la bronca que acumuló tanto tiempo.



Inalcanzable LizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora