Una infancia arrebatada

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Mi padre nos ponía un miserable quetzal en la palma de la mano, el viejo era genial, nos daba lo poco que tenía. Con muecas y todo nos íbamos caminando a la instituto; en la otra parte de la calle iba Paola, la niña más miserable del barrio. Con una abuela cómo doña Lica no se podía vivir bien, la vieja calculaba los minutos en que su nieta tenía que estar de vuelta en casa. Paola era una niña triste y desquiciada, con quince años sus rodillas aún no estaban gastadas... y sus diminutos pechos aún no llegaban al desarrollo que deberían, sus piernas tenían un buen ritmo para un morboso como yo.

Paola siempre vestía un falda con tres o cuatro dedos debajo de la rodilla, su abuela no quería que los demás niños vieran por en medio de sus piernas; no escondía demasiadas cosas que nosotros con mis amigos no hayamos visto.

Hueso, era uno de los más pervertidos, a la edad de 10 años ya se masturbaba con una precisión brutal. Tenía la cabeza más llena de sexo que de buenas ideas. Palacios, el colocho que se las sabía todas, aunque con las mujeres no tenía mucha suerte. Lagarto, el tipo más flaco de los cuatro y con una que otra adicción...

«Vivíamos en un barrio muy común».

Viejas que hacían en dos las pelotas de fútbol, chismosas, y de gente muy trabajadora...La mamá de la Paola se la pasaba cogiendo con todos los soldados del escuadrón, desde el cabo hasta el soldado raso, no se saciaba. Mimi, era una estilista, eso le daba un poco de morbo a la situación, ¿quién no ha tenido dentro de sus fantasías coger con una peluquera?

Kevin; un niño moreno y gordo, sin amigos, en completa soledad, y es que a esa edad uno no necesita de nadie, la imaginación se desborda a más no poder. Jugando con los soldaditos que le había traído la vieja tacaña de los Estados Unidos, sí, unos miserables soldaditos verdes. Y es que la vieja Lica era mala, pero no de esas viejas malas que sólo respiran maldad, era una vieja miserable, entre más pija te daban con el 'cincho' por su culpa, más grande se sentía.

Maricruz, es hermana de Kevin y de Paola, con apenas 13 años sabía cómo jorobarle la vida a la vieja Lica, y es que la puta vieja se la llevaba de muy devota en la Iglesia, los domingos en la mañana eran muy sagrados para ella, todos los nietos, hijos y demás familia no debían de faltar. Maricruz siempre se las ingeniaba para quedarse sola en casa, o eran las tareas de la escuela, o un falso dolor de estómago o de cabeza. Detestaba la hipocresía de su abuela en la Iglesia, el solo hecho de saber que ella iba estar ahí, le repugnaba.

Llegó el día domingo, con hueso estábamos afuera de la casa platicando de puras tontadas, en eso vimos salir de su casa a la vieja Lica, iba echando baba de la cólera, acompañada de Paola y Kevin, bajo el brazo una Biblia bien forrada, hacíamos de cuenta que era una versión de la Reina Valera de 1960, de seguro Maricruz se negó a ir a la Iglesia con la vieja.

A eso de las 9:30 de la mañana tocó fuertemente el sargento primero del escuadrón de los soldados, por nuestra cabeza estaba pasando lo que ya todos sabíamos. Salió Mimi a recibirlo y el sargento comenzó a ver para arriba y para abajo, nosotros como siempre: disimulando...

En eso el sargento pasó adelante y se dirigió a la estética, se quitó la gorra y se sentó en un sillón negro de cuero. Ella comenzó a hacer trabajo de campo, investigando si estaban solos, al parecer estaban de suerte. Entró al cuarto de Maricruz y no la encontró, al parecer sí estaban completamente solos... Se acercó al cuarto de corte e invito al sargento a su habitación, vestía un atuendo negro, no sabemos a ciencia cierta si le estaba haciendo honores a su difunto o prófugo marido, ya que el papá de Maricruz, Kevin y Paola eran de diferente procedencia.

El sargento se desprendió de una camisa de camuflaje y se quedó en camiseta, de pronto Maricruz empezó a escuchar ruidos muy fuertes, decidió salir bajo la cama que era su trinchera. Mimi sin saber que estaba siendo observada por su hija decidió acercarse al sargento y dejarle caer un beso asqueroso de lengua, se escuchó como el sonido de una ola golpeando el malecón. Maricruz no prestó demasiada atención a eso, debajo un póster de Enrique Iglesias se encontraba un pequeño agujero que conducía al cuarto de su madre, sigilosamente fue quitando el póster y comenzó a ver lo que estaba pasando en la otra habitación.

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⏰ Última actualización: Jul 06, 2017 ⏰

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