Al día siguiente volví a la escuela y, como no, todos me miraban. No se si porque tenía un golpe gigante en la cara o por lo que pasó ayer. Estaba guardando todo en mi taquilla cuando me tocan el hombro.
-Hola Doblas.- dijo el chico que me golpeó ayer, el cual no se el nombre.
-Hola...- dije mirando al suelo.
-Oye, te quería pedir perdón por lo de ayer, hablé con Rebecca y me explicó todo. Lamento haberte golpeado.- dijo, se le notaba apenado.
-Claro, no importa. Ella siempre ha sido complicada, yo pensé que no pasaría nada, no sabía que eras su novio.- yo también le debía una disculpa.
-Está bien, no importa. Adiós- dijo y se fue. Yo seguí guardando mis cosas. Las horas de clase transcurrieron tranquilas, sin Mikes ni primas locas a la vista. Cuando llegué a mi casa todo era silencio. Revisé en la cocina, sólo estaba la mucama, todo vacío.
-Hola Nora- la saludé abriendo la heladera.
-Hola Rubén.- me dijo amablemente. Tomé un jugo con algo para comer y subí a mi cuarto. Encontrandome con Miguel.
-Hola- dijo.
-Hola-Dije dejando la comida sobre mi escritorio- oye. ¿Cómo mierda entras a mi cuarto? Dime la verdad- hace un mes le vengo preguntando lo mismo y siempre me ignora o me miente.
-V-Vale...Pero no te alejes...- me miró suplicando, como si hubiese hecho algo malo y necesitara ayuda.
-Eres mi amigo, el único de hecho...dime la verdad, no creo que sea tan trágica- dije suave, para tranquilizarlo, se notaba que estaba tenso y nervioso.