Capitulo cuatro: Guardar un secreto no es fácil

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La campana sonó con gran intensidad que pensé que era una alarma para incendios.

-¿Qué pasa? -Le pregunté a Ángel quien empezó a cerrar sus libros automáticamente, y yo en parte me sentí aliviada que aquel libro horrendo de Álgebra estuviera cerrado.

-Ya podemos ir casa. -Me respondió con tranquilidad. -Pero debes apresurarte y cambiarte de ropa ya.

Parpadeé y miré el reloj ¡¿Ya habían pasado ocho horas?! El tiempo se me fue volando.

-¡De prisa! ¿Qué esperas? -Me reprendió Ángel sobresaltándome. - ¡Anda a cambiarte ya!

-¿Por qué tanta prisa? -Le pregunté molesta mientras me empujaba con brusquedad dentro del baño de mujeres cerrando la puerta.

-El instituto tiene una cámara de vigilancia que nos avisa cuando podemos salir. -Comenzó a explicar y su voz sonó un tanto gruesa por estar tras la puerta. -Recuerda que nadie más puede ver la academia, así que debemos ser muy cuidadosos al entrar y salir. -Prosiguió. -No queremos que alguien se desmaye al ver pasando a un estudiante y después verlo desaparecer por completo al entrar en el terreno abandonado.

-Oh... -Murmuré mientras me ponía mi antiguo uniforme y salía del baño acomodándome el cabello, me detuve de pronto cuando la campana sonó de nuevo.

-Genial, no podemos salir por ahora. -Dijo irritado mirándome como si fuese la culpable.

-Oye, a mí ni me mires. -Le dije terminando de atar mi cabello en una coleta alta. - Yo soy nueva aquí.

Ángel soltó un suspiro. -Tendremos que esperar hasta que suene de nuevo la campana, avancemos mientras tanto. -Terminó mientras comenzaba a caminar hacia la salida.

Ambos nos detuvimos frente al portón mientras esperábamos en un silencio incomodo a que se abrieran las puertas. Miré a mi alrededor algo con que distraerme porque la verdad odiaba demasiado esos tipos de silencio.

-Por cierto... -Habló de pronto Ángel haciendo que lo mirara con rapidez. -El colegio que buscabas se encontraba en la otra manzana.

-¿Eh? -Pregunté parpadeando y luego abrir la boca un tanto sorprendida. - ¿Dreams comes true High School? ¡¿Así que si existe?!

-Pues claro. -Me respondió como si fuese lo más obvio del mundo. -Sólo tenías que cruzar la calle y dar la vuelta.

Me pegué en la frente con mi mano derecha. -Estaba a solo una manzana de llegar ¡Sólo una! -Exclamé mirando el cielo para luego soltar un suspiro. -Bueno, ya que, lo hecho, hecho está ¿Cierto?

-¿Por qué tienes que ser tan tonta? -Me preguntó Ángel y su voz sonó casi como un lamento en vez de una pregunta. -Si tan solo hubieses cruzado la calle y caminado unas cuantas casitas... Mi vida no sería un desastre. -Concluyó mientras negaba con la cabeza reflejando irritación.

Achiné los ojos antes sus palabras crueles. -Bueno, lástima, pero así tenía que pasar ¿No es cierto? -Le pregunté cruzando mis brazos. -La leyenda dice que debía venir pidiendo indicaciones, así que haya conocido o no el camino...De alguna manera hubiese terminado en este lugar. Porque soy la Elegida ¿Verdad? -Pregunté con suficiencia disfrutando de ver esa expresión amarga en su rostro.

-Sí, eres la elegida. -Respondió el asintiendo con la cabeza. -La elegida para arruinar todo nuestro esfuerzo.

Lo miré fulminante y el me devolvió la mirada con la misma intensidad que yo, nos quedamos así por unos segundos como si en algún momento rayos fueran a salir de ellos. Hasta que la alarma volvió a sonar y las puertas se abrieron, Ángel caminó rápidamente fuera del instituto y yo hice lo mismo, en el instante en que ambos salimos las puertas se cerraron.

LAS DOCE DIMENSIONES OCULTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora