Nunca sabré porque la televisión me crió, lo que si sé, es que desde pequeño estuve buscando al amor de mi vida, mi alma gemela, cosa estúpida, hasta ahora lo sé.
Cierra los ojos e imagina a un niño de siete años buscando a su amor verdadero, creyendo que si llega a tener una novia, ella lo será por siempre y se casarán y tendrán una hermosa historia de telenovela, lo imaginaste? muy difícil de asimilar, cierto? difícil más no imposible.
lo peor no es haber pasado 16 años de mi vida así, lo peor es que por estar cegado por esa utopía no viví, porque, que es ese lapso antes de la muerte? algunos dirán que agonía, pero yo digo que ese lapso, ese momento, ese instante, se llama VIDA.
Afortunadamente durante mi búsqueda, no todo fue tristeza y decepción, hubo bastantes momentos alegres, momentos únicos, y de hecho, me gusta pensar que viví al revés, pues en mi niñez hice cosas que la mayoría hacen en la adolescencia, y en la adolescencia me ha gustado hacer cosas que la mayoría hace en su niñez, claro, sin pasar por alto el muy necesario racionamiento de adulto, que aunque aún no lo soy, la sabiduría, aunque sea un poco, siempre me ha acompañado.
Esta no es una publicación normal, no es fantasía, no es ficción, no es como las novelas aquí publicadas... es mi vida.
CAPITULO 1
HATE DOGS, LOVE DOGS
Contaba con seis años, vivía al lado de la casa de mi abuelita, enfrente vivía mi novia un año mayor que yo, Ivonne, una flaquita hermosa con la que jugaba al papá y a la mamá. Vivíamos todos juntos en familia, veía la felicidad y tranquilidad tan cerca de mi, supongo que como cualquier niño de esa edad. No recuerdo haber sentido tristeza alguna. Sentí miedos, en especial recuerdo el miedo a la rata que vivía debajo del refri y por la cual no bajaba del segundo piso cuando estaba sólo en casa, o el de el águila que me dicen que imagine pero yo estoy seguro de que vi que se dirigía hacia mí justo antes de entrar a casa de mi abuelita, igual, nunca nadie me creyó.
Fue una ardua batalla contra los animales, contra todos excepto los gatos, los gatos siempre fueron diferentes, ellos no te ageran, sólo te rasguñan pero sólo si tú les haces algo, mientras no los aprietes o jales la cola o cualquier cosa que los lastime, ellos no te harán daño. En cambio los perros te ageran desde el momento en que te ven, las palomas huyen de ti y te cagan desde arriba, las ardillas corren a su madriguera, si arrinconas a una rata te tira la mordida, si tocas a un cerdo chilla, en fin, ninguno como los hermosos gatos.