Amsterdam - Extra 1

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Mi sorpresa fue muy agradable cuando hace unos días, luego de la recepción de la boda, nos subimos al jet privado con rumbo a nuestro primer lugar de estadía para lo que sería nuestra larga luna de miel.

Habíamos vuelto a Amsterdam con el propósito de pasar una semana allí, como un tipo de recompensa por el viaje anterior que se había terminado tan abruptamente.

El día de nuestra llegada habíamos aterrizado también de madrugada, siendo necesarias esta vez muchas horas de sueño para poder ambos recuperarnos de todo el excepcional día que habíamos tenido.

Hoy era 10 de Junio y eso significaba que era el día de mi cumpleaños y me parecía un día increíble para celebrar porque estaba casada y estaba esperando un bebe del hombre del cual estaba profundamente enamorada. Esa era mi fabulosa suerte.

Me había despertado al sonido de mi celular, recibiendo la primera llamada de felicitaciones por parte de mi amiga. Estuve al teléfono con Suzie por más de quince minutos, en los cuales ella aprovecho para saber cómo lo estábamos pasando en nuestra luna de miel.

Unas horas más tarde de la mañanera llamada telefónica de mi amiga, vinieron las de Caitlin y Grace, siendo estar igual bastante largas y también muy agradables. Era extraño como el no tener contacto por unos días me había hecho extrañarlas ya.

Pero la compañía y cuidado de Thomas lo valían todo. Con respecto al embarazo, estos primero tres meses estaban siendo bastante cómodos, sin nada de molestia, pero si con muchos antojos a media noche o en la madrugada, los cuales Thomas se encargaba de cumplir a toda costa. Era sin duda un encanto.

Creo que ya había olvidado la última vez que celebre uno de mis cumpleaños. Nunca había sido una fecha muy importante para mí, pero ahora sin duda era todo muy diferente.

Había acordado con Thomas que no habría regalos, simplemente porque no era necesario ya que él me había dado todo lo que en algún momento podría haber deseado. Con él lo tenía todo. No hacía falta nada.

Pero lo que no podía negarle eran sus dulces detalles. A los minutos de terminar la llamada con Caitlin, llego a nuestro cuarto con un abundante y muy rico desayuno preparado por él y con una pequeña flor del mismo tipo del cuál mi ramo de bodas había sido hecho. Sabia cuanto me habían fascinado y el que consiguiera una me hacía sentir increíblemente especial.

Era un día precioso en Amsterdam por lo cual seguiríamos con nuestras actividades fuera y por supuesto que el tema de estar de cumpleaños le ponía algo más de entusiasmo e interés a todo.

Desde el primer día no habíamos parado en recorrer la ciudad. Lo hacíamos claro con la mayor paciencia y disfrutando de todo el tiempo que teníamos. Mis tres meses de embarazo estaban siendo bastante cómodos, sin nada de molestia, pero si con muchos antojos a media noche o en la madrugada.

Habíamos visitado el Bataviawerf el cual era un astillero donde se podía ver increíbles barcos restaurados del siglo XVII y obviamente también informarse de su historia. Cerca se Zaanse Schans, que era una zona muy famosa y turísticas por los grandes molinos que tenía. Habíamos también visitado la casa de Ana Frank, el museo de Van Gogh e incluso ido al teatro siendo cada una de las atracciones increíblemente provechosas y fenomenales.

Lo mejor, aun nos quedaban algunos días y muchas cosas por hacer desde visitar castillos antiguos, visitar el Parque Vondelpark, el Begijnhof el cual tenía los patios exteriores más antiguos y por último la ciudad Haarlem que quedaba cerca de Amsterdam. Sin duda mucho más que aprender y descubrir.

Luego el exquisito desayuno preparado por mi marido, tomamos una ducha juntos para después prepararnos y salir a ver más de la ciudad. Estaba fascinada por el comercio de este lugar por lo que pasamos bastante tiempo entre pequeñas tiendas en el centro y no obviamente no pude evitar comprar una que otra chuchería cuando me gustaba y pensaba que podía ser buen regalo.

Mía & Para Siempre: MomentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora