Uno.

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''Y me di cuenta que ese día todo cambiaría aun más. No sé si para bien; pero tenía por seguro que nada sería igual...''

Al salir del hospital miré el cielo, estaba nublado.

Suspire bajando la mirada, no podía llover ahora, no hasta que llegara a casa.

Mire a mi bebé de, apenas un mes de vida, entre mis brazos. Malena era lo mas hermoso que mis ojos podían ver. Esa mañana me hizo muy feliz saber que estaba sana y en un muy buen estado de salud

Caminé hasta el pequeño departamento donde vivía, ni siquiera tenia plata para poder pagar un taxi.

Subí las escaleras rogando que no me hayan cortado la luz, porque en realidad la necesitaba. Malena no podía pasar frío y el lugar era una heladera. Para mi mala suerte, si me habían cortado la luz, por lo tanto no había calefacción tampoco.

Había un sobre en piso, como si alguien lo hubiera tirado por debajo de la puerta. Lo cual era probable, porque no había estado en toda la mañana.

Deje a mi bebé en la cama, cubierta con unas mantas que pude comprar en una feria. Me acosté a su lado, tratando de darle un poco más de calor.

Abrí el sobre y suspiré cuando me entere que debía dos meses de alquiler. 

Y ahora que mierda iba a hacer? 

No tenia plata, ni siquiera comía bien yo misma por comprarle pañales a mi hija. 

Me habían despedido del bar donde trabajaba en la noche. Odiaba dejarla con la señora Julia, ella la cuidaba mientras yo trabajaba, a veces era gracias a ella que yo comía y mi bebé no pasaba frío. Igualmente, no quería aprovecharme de su amabilidad, solo aceptaba su plato de comida cuando ya no podía soportar el hambre.

Yo no tenía nada más que ese departamento vacío y a mi princesa.

Ella era, literalmente, mi vida entera. Lo había dado y perdido todo por tenerla. Perdí a mis familia, o mejor dicho, ellos me dejaron ir. Mis padres me echaron de casa cuando se enteraron que estaba embarazada.

Como pude me las arreglé para sobrevivir esos diez meses alejada de ellos. No tenía otra opción, porque nunca se me cruzó por la cabeza el no tener a Malena. Y no me arrepiento... Ahora que la veo descansar en mis brazos, cada vez que me mira, que me sonríe apenas, no me arrepiento de nada. Por ella sigo adelante, y se que seguira siendo dificil, pero haría todo por ella.

La observé con lagrimas cayendo por mis mejillas. Una sonrisa se dejo ver en sus labios, haciendo que mi corazón latiera rápidamente.

Era igual a Cristian.

[...]

Dejé a Malena con la señora Julia, y salí del edificio. La mañana era demasiado fría, y yo apenas tenia una camiseta y una campera sobre mi, era todo el abrigo que pude tener para el invierno.

Moría de hambre, pero tenía que buscar un trabajo, lo necesitaba para comprar pañales para mi bebé.

Pero aquel día parecía ser uno de esos en los que todo me saldría mal, en todos lados me decían que no necesitaban gente, ni siquiera para limpiar baños, nada.

—Por favor, necesito el trabajo. Puedo hacer lo que sea.— Le estaba suplicando y parecía no importarle.

—Disculpe, señorita. Cualquier cosa la llamamos— 

Salí de la oficina con mis ojos ardiendo en lágrimas, me limpié las mejillas mientras caminaba por el pasillo. Cuando de repente un cuerpo choco con el mío, tiré sus papeles al piso y, lamentándome, los junté.

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⏰ Última actualización: Jan 17, 2017 ⏰

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