Disceptatio

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No tengo ningún pretexto aceptable para excusarme acerca de mi exagerada tardanza, sin embargo, no crean que las/los tengo en el olvido. 

Las únicas notas que hago sería, que en realidad aquí Gaara habla mas de lo que debería al ser él, o al menos para mi fue extraño. 

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La atmósfera de la habitación cambió con aquella rapidez cortante, aquella que asociaba al pasado, cuando me topaba con cualquier aldeano de mi ahora aldea.

Hasta hacia unos segundos había reinado un ambiente relajado y soñoliento-cosa que en realidad no aplicaba a mí mismo, aun tenía muchas cosas que deseaba estudiar- pero de pronto se había vuelto tenso. Un escalofrió recorrió la mesa cuando Sirius menciono el nombre de Voldemort. El castaño, que se disponía a beber un sorbo de vino, bajó con lentitud la copa y adoptó una expresión vigilante.

-¡Lo he hecho! Repuso el moreno indignado. Les he preguntado por él a Ron y Hermione, pero me han dicho que como ellos no pertenecían a la Orden no...

-Y tienen razón. Interrumpió abruptamente la señora Weasley. Son demasiado jóvenes.

Estaba sentada, muy tiesa, en su silla, con los puños apretados sobre el reposabrazos; ya no había rastro de somnolencia en ella.

-¿Desde cuándo tiene uno que pertenecer a la Orden del Fénix para hacer preguntas? Terció Sirius. Harry se ha pasado un mes encerrado en esa casa de muggles. Creo que tiene derecho a saber qué ha pasa...

-¡Un momento! Corto abruptamente Ginny ¿Por qué solo Harry puede hacer preguntas? El enojo de la niña era palpable, tanto como el tono rojo y grotesco de la cara de su madre por la misma razón, su hija la ignoro olímpicamente.

-¡Nosotros llevamos un mes intentando sonsacarles algo y no han logrado soltar prenda! Gruño molesta con brazos cruzados, tratando de tomar una posición de desagrado absoluto.

-Yo no tengo la culpa que no les hayan contado a que se dedica la Orden. La miro Sirius como si su sola voz le provocara cólera, tratando todo lo posible de sonar de manera contraria a lo que sentía. Eso lo han decidido sus padres. Harry por otra parte...

-¡Tú no eres nadie para decidir lo que le conviene a Harry! Salto la señora Weasley, Su rostro había mutado a una expresión amenazadora. Supongo que no habrán olvidado lo que dijo Dumbledore.

-¿A qué te refieres en concreto? Preguntó el ojiazul con mayor tacto, pero aun con un tono de quien se prepara a pelear.

-A lo que no teníamos que contarle a Harry más de lo que necesita saber. Dijo poniendo mayor énfasis en las últimas dos palabras.

Todos los chicos giraban las cabezas de un lado a otro, de Sirius a la señora Weasley, por otro lado, el ojimiel miraba solamente al moreno ojiazul.

-No pretendo contarle más de lo necesita saber, Molly. Aseguró Sirius. Pero dado que fue él quien vino regresar a Voldemort, tiene más derecho que nadie a...

-¡Harry no es miembro de la Orden del Fénix! Manifestó iracunda. Sólo tiene quince años. Gruño como si con aquella declaración fuese suficiente para privarle de información, por la situación tan cínica de la mujer, por la pobre cara de Harry que estaba mucho más pálido y perdido que una vela, tenía que estar de acuerdo con la vieja, el chico solo era un niño, un niño que tenía el peor de los malvados señores oscuros-nombre ridículo a mí parecer- tras de él, y antes que de Sirius pudiera rebatir el argumento, no pude evitar decir lo que era más que evidente.

HominumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora