Todo iba bien hasta que entramos en el pueblo. Vi sus caras, se quedaron inmóviles, como esperando a que algo terrible les sucediera, cómo si Jin supusiera el daño y la destrucción , estaban aterrados y me contagiaron su miedo. El corazón empezó a latirme con fuerza, me agarré al carruaje con una mano para tratar de calmarme. La gente del pueblo se alejaba dándonos paso, Jin dejaba cada X metros un saco de grano de trigo pero nadie se acercaba, al contrario, se alejaban como si Jin fuese el mal al que dejaban fluir para que los abandonara.
Vi hombres y mujeres temblar, niños amordazados con las manos de sus padres, otros se escondían de su vista como podían, tal y como Jin dijo que se comportarían.
Jin paró el carruaje para dejar otro saco de trigo.
Una ola de terror me inundó.
A lo lejos se veía un pequeño bosque, poco frondoso y con las copas de sus árboles bajas de un color verde claro . En él vi mi oportunidad de dar rienda suelta a mi impulso de escapar.
Bajé sin hacer ruido y sin que mi peso moviera el carruaje. Cuando puse los dos pies en el suelo corrí todo lo que pude .
Pasaron unos 5 segundos hasta que escuché a Jin gritar mi nombre, su voz ronca me hizo apretar la marcha, por suerte soy rápida, siempre lo fui , supongo que Jin sería más rápido pero aun así tenía alguna oportunidad, en ese momento adoré al cielo por haberme hecho de piernas lagas.
Entré en el bosque y seguí corriendo hasta que me arañé el pecho con una rama de pinchos, paré dos segundos para desengancharme y seguí corriendo, el suelo estaba cubierto de hierba fina , piedras grises y unas pocas hojas secas . Pocos segundos después escuché pasos fuertes y firmes acercarse a toda velocidad.
-¡Sorena!-gritó Jin.
Se me puso la piel de gallina y gemí sobresaltada , me di media vuelta sin dejar de correr y ahí estaba Jin, a pocos metros de mí.
Tenía que intentarlo, no podía rendirme, si aquella gente temía tanto a un sólo hombre, a este hombre, yo no podía dejar que me atrapara.
Intenté correr más rápido pero fue entonces cuando sentí a Jin justo a mi espalda.
Grité.
Uno de sus brazos me atrapó el cuello y el otro la cintura , nos caímos al suelo.
Traté de liberarme pero fue en vano, él es más rápido e indudablemente más fuerte.
Me tenía boca abajo y el estaba casi sentado encima de mí , reteniéndo mi tronco y mis piernas con su peso y mis brazos con los suyos. Me tenía atrapada por las muñecas.
-¡Sorena, en qué estás pensando!
Me dio la vuelta bruscamente tirándo de una de mis muñecas y yo grité por el dolor. Él se sentó sobre mi abdomen y volvió a sujetarme por las muñecas. Gemí dolorida.
Mi pecho subía y bajaba, estaba casi sin aliento.
Lo miré. Tenía una expresión de sorpresa y enfado , la mía en cambio debía transmitir miedo, al menos eso es lo que sentía.
-¿Pensabas ir a alguna parte?
En ese momento me daba miedo hasta su aliento. El aire que salía de sus pulmones era violento, no sabría decir si por su propia fuerza o por la carrera y cuando chocaba con mi cara cerraba brevemente mis ojos.
Intenté liberar mis muñecas a sabiendas de que era inútil . Jin me miraba a los ojos. Incluso levanté mis hombros para tener más fuerza, para poder empujar con más tiro. Me sentí ridícula . Gemí.
Jin me miro el pecho, se inclinó hacia mí hasta que su cara quedó a pocos centímetros de la mía.
-Estás herida.
-Suéltame...-susurré sin mirarlo.
Jin se quedó en silencio unos segundos y sentí un pinchzo en el estómago , quería saber por que aguardaba, quería ver de que manera me miraba pero me daba miedo.
Me cogió con suavidad la barbilla o eso deduje que quería pero mi cara es pequeña y prácticamente me agarró toda la cara, giró mi cabeza lentamente hasta hacerme mirarlo, mientras lo hacía me acariciaba los labios con el pulgar.
Me encogí de miedo y gemí.
Mi cara estaba frente a la suya. Me miraba cada centímetro de mi diminuta cara con una expresión que no supe descifrar pero que me hacía querer llorar de miedo.
Se me escapó un gemido y eso lo sacó de su trance. Pestañeo y me miró. Estaba tratando de no llorar pero me temblaba todo el cuerpo.
Jin suspiró profundamente y apartó su cara un poco de la mía.
-Sorena...
-Jin , me haces daño- conseguí susurrar.
Vi que miraba a mi alrrededor y me soltó las muñecas. En un movimiento rápido se quito de encima de mí y me levantó por el brazo.
Con sútileza trataba de liberarme.
-Creía que las cosas entre nosotros estaban bien.
Empezó a caminar conmigo aún cogida del brazo pero me opuse y se me escapó un pequeño grito .
Jin se paró y me miró. Me temblaban las piernas cada vez que me miraba tan profundamente.
-Esta bien, si no deseas caminar ...
Me echó en su hombro y atravesó todo el bosque hasta el carruaje conmigo en peso.
-Por favor, déjame-supliqué pero me mandó callar con un rugido.
-Deberías cerrar la boca.
Me subió al carruaje y escuché la voz de una mujer.
-Pobre chiquilla...
Los sacos de grano seguían donde Jin los había dejado , esta vez había menos gente en las calles pero oí dos veces más a sus habitantes compadecerse de mí.Intenté no moverme hasta que llegamos al castillo, me llevó en completo silencio por todo el castillo , los críados nos miraban preocupados pero sin apenas respirar.
Jin me metió en su habitación agarrada por el brazo, esta vez sin hacerme daño.
-¿Por qué Sorena?
No contesté . No entendía del todo la pregunta . Parecía decepcionado pero, ¿Qué podía o que debía decir?
Jin se acercó a su lavabo y cogió su agua limpia y su paño limpio y lo puso en el sofá, abrió un cajón de su cómoda y sacó un botecito .
Me miró y se acercó a mí, yo me sobresalté por su paso decidido y me quedé paralizada . Me arrastró hasta el sofá , puso una rodilla al lado de mis muslos y desgarró un poco la parte del pecho de mi vestido.
Yo empecé a gritar, a tratar de taparme y de alejarlo de mí.
Me escurrí hasta el suelo tratando de huir.
-¡Sorena, Sorena, no, tranquila , tranquila, voy a curarte la herida, tranquila!
Con las manos todavía agarrándo mi vestido, Jin cogió el paño y lo mojó en el agua, lo acercó a mi pecho y me apartó las manos con cuidado y limpió mi arañazo Me tranquilizé.
-Sólo voy a curar tu herida, tranquila. No voy a hacerte daño.
Destapó su tarrito, el cuál contenía una pomada blanquecina, casi transparente y cubrió mi arañazo.
Mi corazón se relajó un poco pero seguía tensa por el contacto de su mano con mi piel.
-¿Pensabas que iba a violarte como castigo por haber intentado escapar?
Noté como mi cuerpo se estremecía al oír aquella palabra. Me acababa de dar cuenta que después de todo seguía teniendo miedo de él.
Jin retiró el agua y el tarrito a su respectivos sitios, caminaba muy relajado pero yo aproveché para ponerme el pie.
-¿Por qué quieres abandonarme ?
Estaba dolido. Cada palabra que pronunció estaba cargada de dolor.
-Vi a toda esa gente ....me asusté.
-Te avisé de su reacción, ya te dije que les hice cosas malas.
-Te tienen mucho miedo.
-Igual que tú- se acercó a mí y me apartó el pelo hacía atrás- ¿No es así ?
No respondí.
-No, me temes incluso más que ellos . Sorena no...no puedo dejarte ir. Lo siento.
-¿Por qué no?
-Si lo hago no sabré si estás bien, jamás te haría daño a propósito.
-Jamás es mucho tiempo.
Jin se rió.
-Sólo a ti se te ocurre decir cosas así. Eres muy dulce, tan inocente- me acarició la mejilla con el dedo índice.
-Ni siquiera borracho podría hacerte daño -rió de nuevo y me besó en la frente.
-Vete y dejáme tranquilo por un momento, vas a volverme loco- me dijo con dulzura.
Asentí con la cabeza y me fui, a paso lento, cuidando que no me cortase el paso, no quería volver a tener un encontronazo con él.
Por suerte pude salir sin problemas, agarré el pomo de la puerta , lo giré y salí . Cuando cerré la puerta con suavidad, me faltó tiempo para salir corriendo a refugiarme en mi habitación.
ESTÁS LEYENDO
Desterrada © En Reescripción
Historia CortaDespués de rechazar a punta de flecha al principe del reino enemigo y sumir a los dos reinos en una guerra sangrienta , Sorena es regalada por su hermano como acuerdo de paz al general del ejército enemigo, un hombre temido por su mismísimo rey. É...