LUNA

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En lo más profundo de un gran bosque, se encontraban dos personas destinadas a estar juntas, pero separadas por un mismo orgullo y una misma diferencia. El no ser iguales los aterraba a conocerse, el ser luz y oscuridad los hacía separarse cada vez más, el estar en el cielo y ver todo lo que pasaba en la tierra me hacía querer meter mis manos y unirlos de una sola vez, ¿pero cómo hacer esto si ellos se negaban a solo cruzar una mirada? Harta de ya escuchar todas las noches las mismas palabras salir de dos corazones, se me hacía más difícil el no interrumpir sus peticiones.

Y harta ya de esta situación, me atreví a hablarle a él.

- Oye tú, si tú, que todas las noche me hablas pidiendo un querer que cerca tenés pero no lo quieres ver, decime tu nombre que lo quiero saber.

- Oh, linda y brillante luna ¿me hablas a mí?

-¿A quién más le hablaría de esta forma, si no aquel que contempla mi brillar todas las noches?

- Oh querida luna mi nombre es Arturo, ¿por qué decís que te pido un querer que cerca tengo pero no veo? explícame que no te entiendo, por como dices, solo soy un torpe ciego.

-Oh querido, torpe no lo diría pero ciego si lo sos, ¿que no ves aquella damisela del otro lado del bosque que todos los días se cruza en tu mirar?

- Oh luna, ¿que no te das cuenta lo diferente que somos Elena y yo, que ella es una luz que brilla con gran intensidad y yo oscuridad que opaca la tristeza y soledad, como pensáis que ella y yo somos el uno para el otro?

-Ay querido mío, ¿por qué no miras lo que te sale del corazón y dejas de mirar lo que los separa?, que si los dos dejaran a un lado sus diferencias y miran lo que siente el uno por el otro, todas las noches a la misma hora los me miran y pedís los mismo, un querer correspondiente.


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