Capítulo 26.

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Viajábamos a la velocidad de la luz, Janet me tomaba de la mano y claramente yo estaba temblando de los nervios, pero ella trataba de tranquilizarme. En cuanto a Sofía, le sugerí que cuando llegara a Neverland que por favor, me mandara un mensaje de texto o me llamara, así estaría más tranquila.

En el transcurso del viaje Janet y yo hablamos de todo un poco, como fue la vida en estas dos largas semanas y que por fin le iba dar una navidad tranquila y pacífica a Michael, porque él más que nadie, se la merecía. Louis hacía un chiste tras otro para distraerme un poco y evitar la tensión. Janet, no paraba de decirme lo mucho que me extrañaba y que estaba supremamente contenta de verme una vez más.

De un momento a otro, los nervios se iban incrementando cada vez que Janet me decía que estábamos cerca. ¿A qué me estaba sometiendo? ¿Por qué se lo ocultaba a Michael? ¿Estaba haciendo lo correcto? Miles de preguntas inauguraron mi cabeza, dudando sobre mis acciones, pero era más fuerte el corazón que la razón.

Al llegar a la casa de Encino, Louis nos abrió la puerta del carro, salió primero Janet y luego detrás de ella, salí yo. La miré efusivamente y la tomé de la mano, apretándola fuertemente.

—¿Preparada? —Me mira Janet con emoción.

—¡Vamos Janet! Esto no es Neverland, es la casa de... tus padres —Miro levemente aquella mansión y me estremezco. ¡Juro que quería correr ahora mismo de allí!

—¡Tú puedes, yo sé que si! —Dijo Janet, empuñando su mano y dándome ánimos.

—¡Vamos! —Le lancé una mirada rápida y nos dirigimos hacía a la puerta principal.

No nos tomó más de cinco minutos para llegar allá, Janet estaba junto a mi e inmediatamente tocó el timbre, una de las chicas del servicio abrió la puerta y anunció que su hija estaba ahí de visita. Ella gira hacía a mí y me toma de la mano, haciéndome entrar a aquella casa.

—¡Qué bonita! —Dije, mientras admiraba cada rincón del lugar. Parece mentira que Michael Jackson haya vivido aquí en algún momento de su vida.

—Michael y mis hermanos se esforzaron demasiado en darles una casa mejor a mis padres.

—Lo sé. Cada semilla sembrada, tiene su fruto.

—Sí, así es —Janet miró a la chica del servicio y le ordenó que llamara a Joe. Katherine, salía del salón principal cojeando, recordé inmediatamente que la madre de Michael, sufría de la Polio.

—Hola hija, que sorpresa tenerte por acá.

—Hola madre —Se acerca la morena y deposita un beso en la frente de su progenitora. Luego se aleja y me mira a mí, observé bien la reacción de sorpresa y asombro de Katherine. Parece que hubiera visto un fantasma o algo parecido.— Mamá, María volvió y vino hablar contigo y mi padre.

—Ya estoy aquí —Se hizo presente una voz exigente y potente, era Joe quién bajaba de las escalas— ¿Qué quieres, Janet? —Janet se apartó y me puso frente a su padre.

—María volvió y exige hablar contigo.

Mis nervios dieron un salto mortal, tenía miedo, nauseas, de todo... Estaba preparada para lo que pasara, cerré mis ojos fuertemente y suspiré, luego con la fortaleza que tenía miré hacía los escalones.

—Buenas tardes, señor Joseph.

—Buenas tardes. —Sólo pronunció esas palabras, que me hicieron estremecer del miedo.

—¿Podemos... hablar? —hablé con dificultad.

—¿No estamos hablando? —Respondió con ironías— ¿Qué quieres?

—Iré al grano. Necesito que me dé permiso de estar con su hijo, señor. Mire señor Joseph, con todo el respeto que usted y su esposa se merecen —Miré a Katherine y asentí— Quiero decirle que yo amo a su hijo. Tanto como usted, su esposa, su hija; hermana de él y como yo, desean la felicidad y la tranquilidad de su hijo —Posé una mano sobre mi pecho y digo con un hilo de voz— Su hijo es infeliz con Lisa.

Joe se queda sin habla y completamente helado, luego me lanza una mirada y entrecierra los ojos.

—¿Vienes a mi casa a interrumpirme... para decirme tales cosas?

—Sí, señor —Me paré firme y lo miré a los ojos— No me importa por lo que tenga que pasar o por quién tenga que pasar. Si tengo que tomar clases de etiqueta, como vestir, educarme, estudiar, viajar por todos los mares o lo que sea, por estar al lado de su hijo, yo lo haré.

Katherine se acerca a su esposo y lo toma por el brazo, luego Joe la mira y asiente. Éste suspira y baja los escalones, dirigiéndose a la sala y sentándose en uno de los sofás, entrelaza sus propias manos y agacha la cabeza, como si estuviera tomando una decisión muy complicada pero a la vez muy importante. Se quedó así alrededor de cinco minutos, los cuales para mí y Janet, fueron eternos.

—Me voy a sorprender con lo que voy a decir —Habla por fin el hombre— Te daré la oportunidad de estar con mi hijo.

Miré a Janet con un gesto asombrado, mandé mis manos a la boca y solté algunas lágrimas de la emoción. Luego abracé a Janet inmediatamente.

—Acepto que he tratado muy mal a mis hijos y debo pagarles, todo lo que han hecho en esta familia. En especial a Michael —Joe se levantó del sofá y se dirigió hacía a mí.

—Gracias... por la... oportunidad —Pronuncié entre sollozos.

—¡Bienvenida a la familia, María Smith! —Anunció Joe, mientras me tomaba de los hombros.

Estaba completamente asombrada y petrificada. No pensé que el padre de Michael accediera tan fácil, aceptarme una vez en su familia. Sólo que comenzaron nuevas dudas en mi cabeza. ¿Qué es lo que lo habrá hecho reflexionar? Aunque eso ahora no era meramente importante. Ahora tenía la siguiente misión de ir hacía a Neverland y sorprender a Michael con nuestro reencuentro.

Muchas gracias por leer mi novela, por sus votaciones y sus comentarios. Estoy muy feliz, de que comenten y estén pendientes. Saben que los quiero demasiado <3 

Casados a la fuerza © [TERMINADA] #Sakura2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora