La primavera de París.

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Luego de dos años de inspiración truncada vuelvo a tocar el teclado de esta bella aplicación, y sin querer caer en los clichés, se me ocurrió esto.

Inspirada en una canción maravillosa de Rammstein —quizás no muy conocida— les traigo este one-shot AU de mi parejita favorita, el cual no sé si clasificar como songfic, pero eso lo dejo al criterio de quien me lea.

Enjoy.

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Hace dos años, en esta fecha exacta, vagaba ya a las afueras del museo del Louvre, en Francia. Hace dos años París se había robado mi alma, me era imposible no recordarlo, a él, no podía dejar de recordarlo.


Recuerdo ser arrastrado por mi mejor amigo, por las estrechas calles parisinas, como deseo de este por nuestro último año de universidad. Un viaje que me parecía tedioso, me hizo tragar mis palabras el último día que nos quedaríamos allí.

La primavera se hacía presente firme y coloreaba la ciudad como si de una obra de arte se tratase, pero sabía que aquello era lo que menos le importaba a mi pelinegro amigo.

"Rubia" me insisitía por no prestarle atención, y seguía intentando pronunciarme palabras aleatorias en francés. Como siempre le reprendía, por el apodo que me había puesto desde el primer día en el que nos conocimos.
Insistía en que mi nombre era Steve, y volvíamos a la misma rutinaria conversación, me hacía reír y luego me seguía hablando en un patético intento de francés.

Sí, tenté al destino cuando acepté su invitación para salir a la ciudad "en busca de mujeres". Putas como se les llamarían en otras situaciones. Puesto que era nuestra última noche, no se cansaría de insistírmelo.
Resignado me encontraba con mi sonriente compañero, saliendo del hotel para adentrarnos en la oscura noche, este sin siquiera contarme del lugar a donde iríamos.

No pude evitar sentirme nervioso, pero definitivamente nunca me sentiré arrepentido.

Conocía más por historias ajenas sobre el parque Bois de Boulogne, que a pesar de ser tan extenso y poseer tanta belleza, era en Francia un lugar muy conocido por la prostitución. Yo vacilaba entre pensamientos al ver la tan explícita petición que mi pelinegro amigo me había hecho. Pero él, más feliz que preocupado por mi mal humor, se dejaba seducir por cada una de las féminas con sugerentes atuendos que se nos acercaban en aquel mismo lugar.

Veía venir como siempre que acabaría acompañado de mi simple soledad, en aquellas situaciones, y en esta por sobre todo, mi buen amigo se salía con la suya. Y tanto desagrado sentía por él nuevamente. Pronto me encontraba rechazando cada mujer y persona de indefinido sexo que se me acercaba siquiera un poco.

Así que, guiado por el sonido del agua me alejaba a paso rápido de aquel ambiente, casi con una mirada pesimista, mascullaba insultos por el camino de rosas que daba hasta un lago; poco iluminado, pero de manera precisa, hizo que mi expresión se relajase un poco.

Y ahí, le vi.

Cerca de un enlutecido farol, me miraba. Yo, el torpe rubio enmudecido y ciertamente avergonzado me encontraba estático, no le había percibido antes de levantar mi mirada hacia el lago.

Me llamó con la expresión de su rostro, y sentí mi estómago revolverse. Cada paso hacia él se me hacía eterno. Su mirada tan seria evocaba en mí tanta luz, me sentía maravillado.

Vestido de manera tan elegante, con un alargado abrigo negro, ajustados y delicados pantalones que acentuaban la forma armoniosa sus piernas. Me provocaba la sensación de que no era quien tenía sexo por dinero, aunque realmente así lo fuese.

Frühling in Paris 「Stony」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora