CAPITULO 26 Verdades.

590 32 3
                                    


---Shinobu---

Miyagi me llevo hasta su departamento y me ofreció una taza de té para que me tranquilizara y pudiera calmar los nervios que sentía.

Abrace mi vientre como una forma de poder protegerlo, aunque no creo poder hacerlo, no tengo las fuerzas suficientes, pensé ser muy fuerte pero realmente soy muy débil...

Tengo miedo, realmente estoy asustado de mi propia familia, no creí capaz a mi hermana y mi padre de tomar esa actitud conmigo, no quiero perderlo, no puedo, es mi hijo, deberían de comprender y estar feliz.

-¿Cómo te sientes Shinobu-chin?
-M-Miyagi, -susurre- ¿hice algo mal?
¿Cómo?
-¿Soy una mala persona?
-No lo eres.
-Entonces, -solloce- ¿Por qué me odian tanto?
-Shinobu...
-Mi error fue...
-Nada, -me tomo de las manos- Shinobu por favor, tú no has hecho nada malo, eres tan lindo y bueno, no deberías hacer caso a lo que ellos dicen.
-Son mi familia...
-Lo son pero aun así, tú debes estar tranquilo, por este hermoso bebé que esperas. –acaricio mi vientre.
-Yo...
-Vamos terrorista, tú puedes, eres fuerte y tienes personas que te aman a tu alrededor.
-No lo sé...
-Siempre tendrás todo mi apoyo, estaré contigo y no dejaré que alguien te llegue a lastimar.
-Gracias. –lo abrace- No sé qué hubiera pasado si no hubieras estado.
-No pasa nada, aquí estoy, y siempre será así. –tomo mi mentón.
-Miyagi...
-Lo sé, tu amas a Kaede, no hace nada que te haga sentir mal.
-Eres tan bueno conmigo. –bese su mejilla.

Mi celular comenzó a sonar y me disculpe con Miyagi y conteste.

-¿Sí?
-Shinobu, ¿Dónde estás? –pregunto angustiado Kaede- te busque a tu salón pero no te encontré.
-Kaede, lo siento, -suspire- paso algo que...
-¿ESTÁS BIEN?
-Tranquilo, lo estoy te lo aseguro.
-Que alivio.
-Iré en unos momentos y te contaré todo.
-Mejor pasaré por ti.
-Pero...
-Por favor.
-Está bien, -suspire- estoy en...
-¿El departamento de Miyagi?
-¿Cómo lo...?
-Digamos que una secretaria me lo dijo.
-No es lo que piensas.
-Lo se Shinobu, -dijo tranquilamente- te creo.
-Kaede.
-¿Sí?
-Quiero irme contigo a Nueva Orleans.
-¿Enserio?
-Sí.
-Bueno iré rápido para allá.
-Te amo. –sonreí.
-Yo también mi niño.

Colgué y camine de vuelta a la sala. Platicamos un poco acerca de mi embarazo, también me contaba acerca de nuevas propuestas de trabajo en el extranjero.

-Tal vez sea lo mejor.
-¿Eh? –me miro.
-Que nos vayamos lejos de este país, mi padre y Risako están muy enfadados, no me gustaría que algo te pasara.
-Tal vez tengas razón y acepte una oferta de trabajo en E.U.
-Te irá muy bien.
-Gracias.

Luego de unos minutos el timbre de la puerta se escuchó, Miyagi se levantó de su asiento y la abrió.

-Buenas tardes sensei.
-Kaede, me alegra que viniera.
-¿Puedo pasar?
-Adelante.

Kaede entro y me abrazo fuertemente.

-Shinobu, mi amado niño.
-Kaede. –susurre.
-¿Qué ha pasado?
-Yo te lo contaré. –comento Miyagi.

Miyagi le explico lo que sucedió con mi padre y Kaede se veía muy molesto, luego de hablar un poco agradecimos a Miyagi su ayuda y bajamos a su auto.

-Te cuidare Shinobu.
-Mi amor. –susurre.
-Nos iremos lejos donde no nos molesten, estoy seguro que mi padre lo aceptará.
-Pero...
-Estaremos bien. –beso mi vientre- Ustedes son mi familia.
-Te amo, en verdad te amo. –me aferre a su cuello.
-Yo también Shinobu, -beso mi mano- más que a mi propia vida.



---Hiroki---

Después de que Nowaki se fuera me quede recostado en la cama, aun no podía asimilar la noticia, es algo increíble, se supone que yo no era fértil que...

De pronto recordé las palabras del enfermero advirtiéndome que no tomara las pastillas, su actitud era algo sospechosa, como si supera algo...

Tengo que verlo...

Me levante y me coloque mi abrigo, tome mi billetera, las llaves y salí del departamento.

Sé que le dije a Nowaki que me quedaría en la casa pero no puedo hacerlo, tengo que encontrar respuestas.

Mi celular empezó a sonar y mire la pantalla.

-Buenas tardes Ukyo.
-Hiroki, ¿Cómo sigues? –pregunto- es que no te vi hoy en todo el día, pensé que algo te había pasado.
-Ukyo estoy muy bien gracias. –comente.
-¿Todo bien? ¿Has seguido las instrucciones del doctor?
-Pues...
-¿Qué ocurre? –insistió.

Me quede pensando o decirle lo que tengo o no, aunque creo que debería saberlo ya que me ha apoyado tanto.

-Estoy esperando un bebé. –murmure.
-¿QUÉ? –se sorprendió.
-Digamos que me puse un poco mal y fui al doctor.
-Vaya, -suspiro- pues felicidades.
-¿Ukyo?
-Me alegro mucho por ti, ahora tengo que terminar un examen.
-Bueno yo iré al hospital que me llevaste.
-¿Cómo?
-Quiero charlar con el doctor por su mal diagnóstico.
-Mierda.

Ukyo colgó y me dirigí al hospital. Al entrar me encontré con el enfermero que me advirtió sobre el medicamento.

-Hola. –salude.
-¿Se encuentra bien? ¿Me hizo caso?
-Podemos charlar un poco. –comente.
-Claro, en estos momentos estoy en descanso.
-Me alegro.
-Por cierto soy el enfermero Miku y estoy a sus órdenes.

Lo espere mientras se cambiaba y luego me guio hasta una cafetería.

-Mi nombre es Kamijou Hiroki.
-Mucho gusto.
-Yo, -suspire- quisiera saber porque me advertiste sobre...
-¿Las pastillas? –me miro- es un tanto delicado.
-Merezco saberlo.
-Espero no se desilusione de su pareja.
-¿Mi pareja? –me sorprendí.
-Sí, el hombre rubio que lo acompaño.
-ÉL no es mi pareja. –comente.
-¿Qué?
-Miku, ¿Qué ocurrió?
-Cuando te revisaron se dieron cuenta que estabas esperando un bebé.
-No es posible. –murmure.
-Ese hombre le dijo al doctor que tú no querías tener hijos, que no los deseabas.
-Ukyo...
-No sé como pero convenció al doctor para hacerte abortar, recentándote esos medicamentos según para la "anemia"
-Imposible, ¿Por qué tanta maldad?
-No lo sé Hiroki-san, yo trate de detener eso pero el doctor me saco de la oficina, por eso lo busque y le dije que no se tomará nada.
-Maldita sea, -se me salieron las lágrimas- ES UN BASTARDO.
-Calma Hiroki, -me tomo mi mano- debes estar tranquilo y soportarlo, debes ser fuerte por tu bebé.
-Sí.

No puedo creer porque Ukyo hizo eso, ¿Qué diablos le hice?

No puedo detener mis lágrimas, siguen cayendo rápidamente, me siento traicionado, lo consideré un amigo y me hizo esto...

Quiso matar a mi bebé...

No puedo entenderlo.

Juro que ese hombre me conocerá...



---Shiro---

William se acercó a mí tomando mi mentón, en verdad estaba muy consternado, la confesión que me hizo, sus palabras, todo es tan confuso.

-Se mío Shiro...

Sus labios rosaron los míos, sentí su lengua pasar por ellos y volví a mi realidad.

-NO LO HAGA.

Lo empuje con fuerza y me miro a los ojos.

-Shiro.
-YO AMO A ALD, ES MI VIDA ENTERA, -me relaje un poco- No lo vuelva a hacer.
-Yo te...
-No, usted solo es mi cuñado, no lo haga.
-Shiro, no llores.

No me había percatado que mis lágrimas caían hasta que él empezó a limpiarlas.

-Lo siento Shiro no quise espantarte.
-William.
-Lamento haberte hecho sentir mal, eres un lindo niño y me he enamorado de ti, aunque no debo aprovecharme, no debo hacerlo, puesto que tú eres el novio de mi hermano menor.
-Yo...
-Aunque te amo no planeo hacerte daño.
-Yo, -me sonroje- espero usted pueda encontrar a alguien que lo haga feliz.
-Soy feliz si tu estas a mi lado, -lo mire- en un plan de amistad.
-Pero yo...
-Por favor, -beso mis mejillas- al menos dame el placer de ser tu mejor amigo.
-Hai. –sonreí.
-Tan tierno. –beso mi frente.
-P-Príncipe. –me sonroje.
-Solo dime William.
-Así será.

Se acercó a mí y la puerta se abrió de golpe.

-Príncipe los duques han llegado y piden hablar con usted.
-Llévalos a mi oficina Damon.
-Así será. –hizo una reverencia.
-Bueno Shiro te veo en la cena, ¿sí?
-Hai.

Camine de vuelta al patio y me quede mirando las flores.

-Ald, -susurre- te extraño.



---Externo---

Un rubio colgó su celular al escuchar los planes de su víctima, no podía esperar más puesto que lo descubrirían en el instante que Hiroki hablara con el doctor. Salió de la oficina rumbo al hotel más cercano al aeropuerto.

Ukyo llego hasta la azotea donde fue citado encontrándose con un hombre de ojos grises y pelo rojo.

-Mal hecho. –me miro.
-Yo no sabía que ese idiota...

No termino de hablar puesto que de un movimiento ese pelirrojo enterró un cuchillo en el cuello del rubio.

-Llévate al cadáver. –comento el pelirrojo.
-Así será amo.
-Sabía que no cumplirías con tu misión, todo lo tengo que hacer yo...

Ese hombre tenía en sus manos dos expedientes, uno de un castaño y otro de un peliblanco.

-Así que estos son los hombres que traen locos a ese par, -tomo un poco de vino- tendré que eliminarlos para hacerlos sufrir...  

Por Siempre a Tu Lado... (Nowaki x Hiroki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora