Mandy.

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Mandy, la muñeca maldita de Canadá.

Mandy se encuentra en el Museo Quesnel, en Old Cariboo Gold Rush Trail, Columbia Britanica. Fue donada al museo en 1991. Cuando fue recibida, sus ropas estaban trizas, su cara resquebrajada y en general, en un estado de suciedad.

La mujer que la donó dijo que cuando la tenía en su casa, se despertaba en la noche oyendo el llanto de un bebé, cuando ella iba a investigar, encontraba que la ventana que ella misma había cerrado estaba abierta y la brisa entraba. Después de regalar la muñeca, dijo que ya no tenía esos incidentes en su casa. Aunque se dice que tiene poderes, no se sabe mucho acerca de la historia de la muñeca, ni como los obtuvo.

Al principio no tenía un lugar fijo en el museo, por lo que inicialmente, se le colocó cerca de la entrada, y los turistas observaban y comentaban acerca de su cabeza resquebrajada y la aparente sonrisa malévola que tiene.

Muchos de los trabajadores empezaron a notar que sus almuerzos desaparecían de donde los habían puesto inicialmente - el frigorífico o nevera - para aparecer después en una parte del escritorio, lo mismo sucedía con papeles plumas y lápices.

Lo que más incomoda a los visitantes, son los ojos de la muñeca que parece seguirlos con la mirada.
Otros dicen que han visto los ojos de la muñeca pestañear igual que una persona y han notado  incluso que la muñeca cambia de posición.

Mandy es conservada actualmente en su propio exhibidor de vidrio, porque se dice que si se la coloca junto con otras muñecas, estas últimas aparecen luego dañadas.
También le gusta jugar con la electricidad y los dispositivos electrónicos y muchos visitantes observan comportamientos extraños de sus teléfonos celulares y cámaras cuando se aproximan a ella.

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