Todos mis recuerdos, cada uno de ellos, retrocedían hasta el día más infeliz de mi vida. Recordaba cada palabra de la llamada más desgarradora que alguna vez hubiera podido tener. Siquiera imaginar. La noche en que lo perdí. Uno de los hombres más importantes para mí se había ido. Tenía tantos sentimientos encontrados, aún los tengo, y es que siento que no puedo dejarlo ir. No quiero dejarlo ir aún.
Veía mi anillo a cada segundo, el me lo había obsequiado una semana antes cuando habíamos ido a un restaurante bastante elegante. Uno de esos lugares que salen en las películas a dónde van muchas personas de alta categoría. Me sentí bastante extraña cuando entré al lugar pero luego lo vi a él. Estaba de pie justo al lado de una mesa en forma circular con un largo mantel blanco que caía de ella. Se encontraban encima de la decorada y hermosa mesa, dos copas alargadas justo en frente de dos platos blancos de forma circular pero sin duda, lo que daba más vista a ese pequeño espacio, era el hermoso ramo de rosas azules colocado justo en medio de la mesa. Mi vista fue inmediatamente a observarlo, llevaba un muy limpio y bello esmoquin negro, una camisa blanca, un moño negro estaba situado en el mismo lugar donde se supondría que iría una corbata, también llevaba puestos unos brillantes zapatos negros. Todo él lucía perfecto, como si fuese recién sacado de un libro.
A cada paso que daba, cuidadosamente porque no solía usar tacones y esta vez los usaba, mi vestido de un violeta oscuro se movía espléndidamente. Mi cabello estaba repleto de rizos con un pequeño adorno en mi cabeza. Él parecía examinarme justo como yo lo había hecho. Cuando estuve en frente de él lo único que pude hacer fue mirar directamente esos hermosos ojos miel. Mi debilidad, definitivamente, era su mirada.
-Te ves hermosa, amor. -Me sonrió mientras acariciaba tiernamente mi mejilla. Caminó hasta la silla más cercana y la deslizo para que tomara asiento. Rodeó la mesa y se sentó justo en frente de mí.
-Tú luces muy apuesto, también. -Sonreía como una tonta, al menos tenía esa sensación.
El resto de la noche pasó tan rápido, no quería que terminara. Conversamos bastante, cenamos, la comida ahí era estupenda, había música de fondo y un pequeño espacio donde las parejas bailaban.
-¿Me permitiría esta pieza, hermosa dama? -Se había puesto de pie justo a mi lado y tenía la mano extendida. Me miraba dulcemente y con una bella sonrisa. No podía resistirme. No podía decir que no.
-Con mucho gusto, joven. -Quería atacarme de risa. Derian y yo no éramos para nada formales.
Caminamos tomados de la mano hasta la pequeña pista de baile, nos detuvimos justo en medio. Rodeé sus cuello con mis brazos y él puso sus manos en mi cintura. Comenzamos a movernos lentamente hacia los lados tratando de no pisarnos el uno al otro. La verdad era que... Ninguno de los dos sabía bailar pero, ¿Qué importaba? Yo estaba con el chico que amaba y no importaba si estaba haciendo el ridículo, siempre y cuando estuviera con él, no me importaba absolutamente nada.
-Cariño, los mejores 3 años que he tenido los he pasado contigo. Los mejores momentos de mi vida, todos, los he pasado contigo. Has estado ahí todos los días, en los buenos y en los malos. Nunca voy a terminar de agradecerte por haber tirado aquél café en mis pantalones cuando estábamos en preparatoria.
Recordaba eso, yo solía ser tan distraída-aún lo soy-que no me fijé por dónde iba y choqué con alguien que hizo que mi café saliera volando y terminara en los pantalones de Derian. Sentía el rubor en mis mejillas justo como aquella vez.
-Has sido tan importante para mí como nadie más lo ha sido nunca. Eres de esas personas que no quieres que salgan de tu vida. Que quieres tenerlas siempre contigo...
¡Oh mi Dios! Podía sentir las lágrimas venir mientras Derian se arrodillaba lentamente llamando la atención del resto de las personas que se encontraban en el restaurante en ese momento, incluso al personal que veía tiernamente la escena. Justo como lo hacía yo.
-Por eso yo quiero que te quedes siempre conmigo, Alice. -De la bolsa de su saco, sacaba una pequeña caja color negro en forma de corazón.
-Quiero compartir el resto de mi vida contigo, Alice. Sólo contigo. -Abrió la cajita y pude ver un anillo plateado con un diamante incrustado en él.- Así que... Alice Wallace, ¿Me harías tú el gran honor de casarte conmigo? -Me miraba nervioso pero con una enorme sonrisa en el rostro acompañada de un pequeño rubor en las mejillas que sólo lo hacía ver más adorable.
No tenía palabras. Tenía un completo nudo en la garganta. Asentí con la cabeza muchas veces mientras las lágrimas se deslizaban rápidamente por mis mejillas. Me puso el anillo en mi dedo anular mientras yo temblaba de la emoción. Cuando el estuvo de nuevo de pie, lo abracé tan fuertemente. Lo besé y entre besos le susurraba dos palabras que significaban mucho para ambos...
-Te amo. -Sonreí y lo besé de nuevo.
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Smiling Again
Fanfiction"Nena, no tienes ni la menor idea de lo que llegarÍa a hacer por ti." Bellas portadas<3: @bemyhalfheart @harryscinnamon