El camino de un demonio

El rehén Azazel

—De aquí no puedes escapar, y los que tratan de irse, finalmente son cazados por aquellos que custodian el lugar.

Avancé y avancé, solo oscuridad podía observar, hasta que velas que habían en el suelo, se encendieron solas y todas, vi una silueta al final de un escenario.

—Bien, has venido por mí, ¿verdad?— en el suelo, frente a mi ser, había una criatura alada, un tipo de ángel, estaba encadenado— Si quieres seguir—me dijo— debes liberarme, vamos hazlo, no te arrepentirás, yo puedo ayudarte, te lo prometo. Me acerqué a él. Tenía un cuerpo fornido, grandes alas negras y unos cuernos de cabra.

— ¿Por qué estás aquí de esta forma?— le pregunté.

—Terminé aquí por un traición, soy inocente de un crimen que no cometí, me culparon, no fue mi culpa, ahora, vamos, solo debes cortar las cadenas y podré guiarte a la siguiente sala, confía, ahora que lo pienso, no nos conocemos, mi nombre es Azazel, el ángel, y ¿tú eres?

—Chris— respondí— el nuevo demonio.

—Un gusto— agregó Azazel.

Tomé las cadenas y cuando estaba por cortarlas se escuchó una voz.

—Por favor, no seas estúpido, ¿notas algo extraño?, él está mintiendo, es un ángel caído, en estos momentos, solo te está utilizando para escapar de este lugar, cuando esté libre no durará en matarnos.

— ¿Tú de nuevo?, creí que no me ayudarías más, ¿qué haces aquí?

—Eso no importa en estos momentos, debes matarlo ahora mismo, toma esto, te pertenece a ti, no puedo quedármela— me extendió a Yeséh, al parecer se la había quedado.

— ¡Espera!— exclamó el ángel — si me liberas, yo puedo proveerte de sabiduría, todo lo que quieras saber.

Me acercaba lentamente a él con la daga.

—Suena interesante—dije.

—No caigas en su juego— advirtió Valeria.

— ¿Estás seguro de lo que harás?, puedo revelarte los más íntimos secretos del cielo, el averno y de la Tierra, cualquier cosa.

—Yo no necesito nada de eso, yo sólo quiero salir de aquí, de este maldito lugar— le respondí.

Tomé firmemente la afilada arma y le apuñalé varias veces, Azazel abrió la boca y de allí salió una gran luz de color dorado, no se sintió ningún grito de agonía, luego, el cuerpo cayó al piso y tras de él, apareció una nueva puerta.

La chica estaba a punto de escabullirse, le tomé el brazo y pregunté.

— ¿Cuál es tu nombre?

—Valeria, ese es mi nombre.

—Debo decirte que ya sé cuál es la razón por la que me ayudas, si hubieras podido salir, lo hubieras hecho ya hace un rato, sin embargo te he encontrado en cada sala desde que te liberé, necesitas de mí para que aparezcan las puertas, ¿no?, para así poder escabullirte a la siguiente sala.

—Atinaste— respondió ella sin más—creo que ya no tendré que ocultarme, seguiré junto a ti, pero no creas que lucharé contigo y una cosa más, Azazel hubiera tomado tu cuerpo, y lo estaría destruyendo por dentro si le hubieras dejado libre , al menos no eres alguien codicioso.

Dicho esto, fuimos directamente a la puerta y la traspasamos juntos, ambos indiferentes.