"Celos, estúpidos y malditos celos"

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                     Cuando abro la puerta de mi casa lo primero que escucho son risas de hombres por la cocina. Eran más de dos chicos, ya que además de escuchar la voz de mis hermanos gemelos escucho otra voz con un acento muy conocido. Cierro la puerta un poco fuerte con objetivo de hacer presencia mi llegada y las risas dejan de ser presentes haciendo efectiva mi acción.

—Hola idiota— Es lo primero que suelto de mis labios a la hora de entrar a la cocina. Jake abre sus ojos como platos recordando que tenía que pasar por mi.

—¡Carajo! ¡Se me olvido!— Exclama de inmediato, cerrando sus ojos con fuerza.

—¡Como no se te olvidan otras cosas!

—¡¡Perdón!! ¡Tuve algo muy importante que hacer!— Suelta, muerdo mi labio negando lentamente.

—¿Más importante que ir por mi?

—Sí.

—¡Eres un gilipollas! ¡Camine por horas bajo la lluvia cansada y sedienta! ¡Me pudieron haber robado y violado y tú ni puta cuenta! ¡¿Qué coño hacías?!— La indignación es presente a la hora de reclamarle a Jake.

—¡Wow! ¡El vocabulario preciosa!— Ni siquiera presto atención de quién es el que se encuentra ahí por el coraje, volteo de inmediato y me arrepiento de hacerlo porque cuando volteo el chico italiano está ahí, sentado al lado de Dylan en la isla bebiendo una cerveza, escondiendo una sonrisa en sus labios perfectos.

—¡Que cojones hace este aquí!— No me importa tratar de ocultar mi molestia. Era Dominick el imbécil estúpido de basket... lo que me faltaba, ¡que estuviera en mi casa! Como los tres ya estaban un poco tomados comenzaron a reírse de mi expresión, ó tal vez de mí.

Fruncí el ceño esperando a que callaran pero ni uno lo hizo, en cambio, comenzaron a reír más. Solté un grito de desesperación, me robe la cerveza de Dylan y subí a mi habitación azotando la puerta atras de mi colocándole candado, no vaya a ser que aquel tarado se meta mientras me este bañando.

Después de un rato salgo de la ducha con mucho cuidado de no lastimar mi mano.

Cuando termino hago lo de todos los días.

Ponerme mi pijama, lavarme los dientes, ponerme crema en la cara, cepillar mi cabello, etc. Y antes de dormir hago una llamada telefónica a Dylan.

—Oye, ¿ya se fue el estúpido este?
—¿Jake?— Contesta. Ruedo los ojos.
—No, ese estúpido no, el italianucho este...
—Ahh, ¿por?
—Contesta, ¿sí o no?
—Si...
—¿Seguro?
—Ajá... ¿Que se traen eh?
—Nada.

Cuelgo la llamada y tranquila, con mi pijama de short corto salgo de mi habitación. Corro hacia la cocina y tomo una botella de agua. Cuando llego a mi habitación conecto mi celular, apago el foco y entro a mi cama para dormir. Después de un rato cuando mis ojos comienzan a cerrarse lentamente, siento como alguien se cuela a la cama conmigo y comienzo a gritar como loca, saltando de la cama, lastimando mi mano.

—¡Auchhhhhhhhhh!— Es el italiaucho que grita cuando lo tomo de el brazo y le encajo las uñas. Prendo el foco de la habitación. Se encuentra tirado en el suelo, sin camisa, sostenido su brazo lastimado. Lo miro furiosa y llamo de inmediato a mis hermanos.

—¿¡Que haces tú aquí?!— Exclamo apunto de llorar por el dolor de mi mano quemada. El abre los ojos cuando me ve a punto de llorar.

—Quería dormir contigo preciosa— Contesta, suave un poco asustado por mi reacción.

American FootballDonde viven las historias. Descúbrelo ahora