#7 Mi Padre

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La vi llegar, igual a las otras veces, seguramente borracha y drogada... Me levanto con dificultad, y su cara de sorpresa es casi al momento que la mía se vuelve de enojo. Ya me canse de esta mierda, y voy a tomar cartas en el asunto.

—¿Que haces acá? — pregunta, desprende un olor a alcohol muy fuerte, sus pantalones están untados de vomitó, y su cabello revolcado.

—Esta es mi casa... Me das asco. — le quito las llaves de un manotazo y abro.

Dentro detrás de ella y la sigo al cuarto, se acuesta así como así... Si tuviera fuerza la levantaba y la bañaba yo mismo, pero ni eso puedo hacer bien.

Todo esto es culpa mía, fue mi culpa que ella me tome por el pelo cuando se le pega la gana... Es mi culpa que todos me vean cara de pendejo, pero eso va a cambiar desde esta noche.

¿Querían conocer al Oliver enojado?, pues aquí estoy, y a el que no le guste que no se lo trague... Que no me mire ni me hable, en esta vida hay que ser una mierda de persona para que te tomen en serio, eso seré, seré lo que tanto desearon... La peor persona de este mundo.

Me han humillado tantas veces, han hecho que mi vida se vuelva pedazos, ¡pero no más!,  que a llegado mi hora ha llegado la hora en que Oliver despertó, despertó el verdadero, desperté yo.

Nadie me va a sacar de la cabeza todo el sufrimiento que eh tenido que soportar, nadie va a sentir Nunca lo que yo e sentido, todo este tiempo y ahora que la observó dormida, como si nada con mis hijos en su panza, sí estoy pensando fríamente en la muerte de ella.

Juro solemnemente que ellos nunca van a sufrir lo que yo tuve que sufrir, y que todo lo que tengo acá en el corazón, va a salir cuando ellos me entreguen de su amor, pero por ahora todo lo que siento, de rencor y odio a esas persona inconscientes que algún día van a pagar por sus errores...

Ahora es cuando me doy cuenta que mi vida ha sido más dura, lo que creí he tenido que pagar por errores que no cometí, y ya no quiero más.

Salgo del cuarto temblando de la rabia, llendome en un sueño, lleno de pesadillas qué sé que nunca cesarán. Mi cama está fría, el dolor físico en este momento no se compara con el dolor interno, creo que duele más ser rechazado que golpeado, y en esa parte puedo  entender muy bien a Vanessa o Thalía la verdad es que sigo muy confundido, y es mejor que descanse, bueno si es que puedo.

- llegó el día -

— ¡Oliver!, ¿dónde estás?, ven por favor. — escucho su llamado, se me hace imposible no ir, puede ser algo importante como también puede ser algo que me saqué la rabia.

Camino mientras peino mi cabello, entró al cuarto y está sentada en la cama, esto huele peor que anoche, ciertamente mi asco es mayor, es asqueroso... miro la hora y son las 7 en punto de la mañana tengo una idea genial, me la voy a llevar todo el día, así la voy a tener vigilada.

—Ve a bañarte, te vas conmigo hoy. — ordenó con aires de superioridad.

—No quiero ir, me duele mucho la cabeza. — la tomó de los pelos y la levanto de la cama, no importa si le duele o no, ella se va conmigo y punto.

—Mira como no me importa si te duele o no, ese es tu problema, nadie te mandó a tomar tal cantidad de alcohol. — me miró con las manos en su cabeza y empezó a quitarse la ropa, salí del el baño y me entró en mi cuarto, me bañe y me puse ropa limpia, arregle un poco mi cuarto y salí peinando mi cabello, preparé un poco de desayuno para los dos, y limpie parte de la casa mientras ella salía.

—Ya estoy lista. — avisa en voz baja.

—Vamos a comer, no tenemos mucho tiempo. — ordenó señalando la cocina, voy detrás de ella y no puedo evitar verle el trasero... Seguro ahora me va hacer mas falta tener sexo.

El desayunó es tranquilo pero incomodo, nunca e estado mucho tiempo con ella ni nada de eso. Es obvio que no la conozco, y para admito que cuando tengo novia suelo consentirla, y ser muy tierno, hasta idiota... Pero ella no es nada mío.

Salimos apurados en un taxi, cuando llegamos el susto mío fue inmenso, ya es las ocho y quince... Pague y camine de la mano con Vanessa, la puse a esperar en una silla.

—Buenos días jefe. — salude amable.

—Buenos días Clisternon, ¿ya esta listo?, el socio esta por llegar. — asenti.

—Buenos días señores— ¿lo que veían mis ojos era una ilusión?, no, era real, espero que no me reconozca.

Me le quede viendo fijamente, desde que me fui no lo veía, era mi padre, y se que cuando me presente, se dará cuenta de quien soy.

—¡Harol! — se dieron un abrazo fraternal y luego me miraron. —El es Oliver Clisternon, mi mejor diseñador.

Me miro con los ojos abiertos, estire mi mano como si no lo conociera, me la dio y la apreté como si nada. Comenzamos a planear el día que yo iría y programaría sus cosas, se perfectamente que esta impactado, creó que nunca se imagino tener a su hijo cerca de nuevo, y que esta vez trabaje unas horas para el, en ves de gastar su dinero en estupideces.

—Bueno, yo me retiro... Con permiso señores. — dije antes de salir apurado.

Tome a Vanessa de la mano y la lleve conmigo, escuche pasos detrás mío y apure, pero un halón de mano me hizo detener, Vanessa estaba de rodillas en el suelo muy agitada, la iba ayudar cuándo otras manos la levantaron.

—Que manera de tratar a tú novia Oliver. — dice Harol mirando a Vanessa.

—Ese es mi problema... Vamos Vanessa, perdón por eso. — sacude sus rodillas y niega, camino mas tranquilo pero con la misma adrenalina, y escucho algo que me hace parar de repente.

—Tu madre te extraña, todos los días llora por ti. — mis ojos se vuelven aguados y lo miró de reojo, continuo caminando y nervioso lleno de rabia, en el ascensor doy un golpe a la pared, Vanessa asustada se echa hacia un lado.

Le ofrezco la mano pero niega, se la tomó a la fuerza y salgo con ella... Paro un taxi y me subo seguido de ella, decido hablar.

—¿Quieres helado? — me mira extrañada, pero termina asintiendo.

—Hace un momento estabas que echabas fuego, y ahora me ofreces helado, no te entiendo. — apreté la mandíbula.

—No me tiene que entender solamente y disfruta hasta que esté de buen humor. — fruncio los labios.

********************

—Para Vanessa... ¿que haces? — trate de quitarla de encima.

—Dejame, se siente muy bien. — no podía negarlo, pero no era momento de hacer esto.

—Vanessa no. — pronuncie un poco excitado.

—No me dejes con la ganas... Te quiero sentir adentro.

Y colorín colorado cosharon y cosharon toda la noche.
FIN.

Mil gracias por votar, por apoyarme y comentar... Hasta él próximo cap.🙌🙋

Ella Es Mi Pequeña Mara (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora