Italia, ¿Qué ocurre?

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-Jejeje esta vez si podré hacer que el idiota de Alemania sufra- Susurro con una voz siniestra el cejudo Inglaterra oculto en uno de los arbustos de afuera de la casa de Alemania, esperando el momento de entrar y verter el líquido que contenía la botella en alguna de las bebidas de Alemania.

¿Qué contenía la botella que tenia Inglaterra?

Eso ni el mismo cejudo lo sabia, el simplemente había hecho uno de sus conjuros demoniacos y pidió que se le fuera dado algo con lo que Alemania no pudiera lidiar, claro el esperaba a un demonio fuerte o algún arma pero, lo único que apareció fue esa botella la cual contenía un liquido raro, no sabia que era, ya después de echar el líquido e irse a casa le daría un poco al estúpido de América para averiguar que es lo que hace.

Vio salir a Alemania con su típica vestidura para ir a entrenar a Japón e Italia, y ahí aprovecho para entrar en la casa del rubio soldado.
Le extraño no ver cerveza, si no vino en los estantes pero no le importo, vio que había una botella en la mesa de uno de los tantos vinos que había e imagino que seria el que pronto beberían, ya que no estaba abierto no tuvo de otra mas que abrirlo, ya abierto vertió la mitad del liquido de la botella en el vino.

-Ojala no se den cuenta- Susurro Inglaterra mientras salia por la puerta trasera de la casa para ir a la de América, no se podía quedar a ver como Alemania sufría ya que si lo descubría no viviría para contarlo, era mejor ver a un idiota como América sufrir y saber que eso mismo sufrió Alemania, así mataba dos pájaros de un tiro.

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-*¡Alemania, Alemania!- Decía alegremente Italia dando vueltas alrededor del mencionado.

-Italia a pesar que decías estar cansado mientras corríamos ahora no pareces estarlo para nada- Dijo irritado el pobre de Alemania.

-Es que ahora voy a beber mi vino favorito~- Hablo Italia corriendo dentro de la casa del agotado Alemania. -Vamos Alemania, ¿quieres un poco?- Dijo Italia mientras servía el vino en una copa y se la ofrecía a su serio compañero.

-Prefiero la cerveza- Dijo sin mas Alemania mientras sacaba de un cajón una cerveza para luego sentarse y beberla frente a un sonriente Italia.

El castaño bebió animadamente su vino viendo al rubio beber tranquilo su cerveza, se sirvió la segunda copa y luego otra, a pesar de solo haber bebido tres copas se sintió mareado, agradeció estar sentado ya que todo le comenzó a dar vueltas, a lo lejos escucho la ronca voz de Alemania llamándolo preocupado, cuando al fin pararon las vueltas en su cabezo sintió sus mejillas arder y no solo las mejillas, sintió todo su cuerpo arder...tenia calor, mucho calor.

-¿Italia...que pasa?- Le pregunto el rubio preocupado mientras se posicionaba al lado del ya mencionado para ayudarlo si el castaño lo pedía.

-A-alemania... ten...go calor- Dijo el de ojos cafés al rubio que lo miraba preocupado, entonces intento levantarse pero cuando lo hizo se dio cuenta de que algo entre sus piernas estaba duro lo cual hizo que se volviera a sentar, ahora con un sonrojo mas fuerte en su rostro.

-Italia, ¿Quieres que te lleve al médico?- Decía aun preocupado Alemania el cual con una mano toco el hombro de Italia haciendo que este diera un respingo, sorprendiendo al rubio.

-No...me toques Alemania...yo solo debo...irme de aquí- Dijo el castaño intentando levantarse nuevamente en un intento fallido ya que al dar un solo paso se tropezó, a lo cual ágilmente Alemania respondió sujetándolo evitando que cayera.

-Vamos Italia...dime que te ocurre e intentare ayudarte- Dijo suavemente Alemania, ¿suavemente?, si, Alemania siempre se comportaba diferente solo con Italia.

Un Afrodisíaco Para Italia (AlemaniaxItalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora