...

87 11 2
                                    


Llegué hace no más de una hora... Extrañaba mucho el viento en esta zona; es demasiado fresco, pero sin llegar a sentir frío o incluso congelarte. El viento es muy tranquilo, suave y pareciese que acaricia las mejillas de quien lo recibe. Aunque, en este momento, no está rozando del todo las mías, pues la bufanda que traigo puesta cubre casi la mitad de mi cara. Iniciando en la mitad de mi nariz y dando casi dos vueltas alrededor de mi cuello. Es muy acogedora.

La bufanda que traigo puesta me la regaló un viejo amigo de mi infancia, Baekhyun, quien es la razón por la cual vine una vez más aquí, y honestamente no me siento muy cómodo como quisiera estarlo.

Baekhyun, el chico que le gustaban todas las tonalidades de azul, me regaló esta bufanda azul rey cuando cumplí 10 años. Recuerdo claramente sus palabras cuando me la dio "yo sé que es muy grande, pero no es para que la uses ahora, es para cuando seas grande". Recuerdo haberme sentido infinitamente feliz en aquél tiempo, pese a que no me gustaba usar bufandas. Creo que desde ese momento me comenzó un gusto por ellas.

Ahora que recuerdo, Baekhyun llegó a cambiar muchos aspectos de mi vida. Lo conocí cuando tenía 6 años. Vivíamos muy cerca uno del otro, y cuando salía a jugar al parque eventualmente fui reconociendo su presencia. Comenzamos a jugar juntos, visitar la respectiva casa del otro. Poco a poco fuimos conociendo a más personas y se volvieron nuestros amigos.

Él solía ser ruidoso y se ensuciaba por todo, ya sea la comida, jugar con tierra o simplemente porque se le daba la gana hacerlo. Yo no; yo era más cuidadoso en ese aspecto. Mi mamá era muy estricta con la limpieza, así que no participaba en esos juegos, pero lo veía tan entretenido, tan sonriente por realizar ese tipo de actividades que quise unirme para que me contagiara de esa felicidad. Un día lo hice y mi mamá me dio un regaño de más de 1 hora, pero no me importó. Me divertí demasiado haciendo castillos de arena mojada.

Otra característica de Baekhyun era que lloraba mucho; por cualquier cosa. Recuerdo que un día, en preescolar, una de nuestras compañeras, jugando, le quitó la plastilina azul que estaba ocupando para hacer aparentemente un auto, así que Baekhyun se la pasó llorando todo lo que restó de la clase. Al final, tuve que calmarlo dándole mi plastilina azul (yo no la ocupaba; a mí siempre me ha gustado el verde) y detuvo su llanto.

Mientras íbamos creciendo se le fue quitando ese ser "llorón" y lo sustituyó por uno divertido y unas que otras veces ridículo. Sin embargo, he de confesar que en la mayoría de tonterías que decía o hacía yo lo seguía. No sé por qué. Yo no era así. Yo era el clásico chico callado, sentado en la recóndita esquina del salón a la que nadie miraba, nadie ponía atención, pero Baekhyun y todo su mundo colorido me sumergieron en las características opuestas a lo que fui alguna vez.

No me quejo, honestamente.

Con lo que fui aprendiendo de Baekhyun, las personas se fueron acercando más y más a mí. Tal vez con el pretexto de acercarse a él por medio de mí o tal vez sí era por mí, no lo sé. Tampoco es como si quisiera saber. A mí lo único que me importaba era que Baekhyun me hiciera parte de esa magia suya. De esa personalidad maravillosa que apenas estaba conociendo...


— Chanyeol –hablaron a mi espalda.

— Oh, Jongin –me di la vuelta–. Me encontraste.

— Supuse que estarías aquí.

— Jaja, ¿tan predecible me volví?

— No lo creo, pero... ¿quieres seguir aquí?

— Tal vez un rato más. Este lugar me trae muchos recuerdos...

— Como gustes... Estaré en mi casa cuando estés listo.

Dos Palabras... (ChanBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora