Aquella media hora de rigor había pasado y por aquí no aparecía nadie.
Resignada pensando que esto no era más que una perdida de tiempo, tiempo que podría estar aprovechando para salir de aquí, me levanté de la cama en donde había estado estos últimos 40 minutos y salí fuera de la casa.
Miré a mi alrededor y lo único que se veían eran más y más arboles frondosos que se alzaban unos por encima de otros impidiendo que los rayos del sol penetrasen por entre los huecos e iluminasen el suelo verdoso que estaba bajo mis pies. Cerrando los ojos, enfoque mis sentidos en todo aquello que me rodeaba. Podía oír a pequeños animalitos correteando por el bosque, así como también un ruido que no sabría como identificar. Era como un murmullo, pero no de persona, era como si...
Empecé a andar hacia el sonido, parecía que no venía de muy lejos de la cabaña ya que apenas tuve que internarme mucho en el bosque. Entonces lo vi, y una exclamación de jubilo salió desde el fondo de todo mi ser, que hizo que varios pájaros que allí se encontraban alzaran el vuelo, pero no me importó. Lo único bueno era lo que estaba ante mis ojos. Un pequeño riachuelo que surcaba a lo largo del bosque.
Rapidamente, casi a la desesperación me acerqué a él y poniendo me de rodillas, poco o nada me importaban los pantalones, puse las manos en forma de cuenco y bebí el agua que fui capaz de atrapar con ellas. Tenía que estar cerca del nacimiento de este riachuelo, ya que el agua estaba fresca y parecía estar limpia, por lo que bebí aún más.
Cuando hube saciado mi sed y lavado un poco las heridas con el agua y unos pañuelos que tenía en el bolsillo, me puse a pensar en que haría ahora. Claramente no podía quedarme aquí, no sabía si ellos estarían buscándome, pero si así era, no me iba a quedar aquí quieta esperándoles, por lo que tenía que ponerme en movimiento.
Y mira tú por donde, que había encontrado un riachuelo, solamente sería cuestión de seguirlo ya que tarde o temprano tendría que desembocar en algún río o un lago, en su defecto.
Recordando las tácticas de supervivencia que me habían enseñado, para cuando fuera una agente de campo, volví hacia la cabaña y busque por todos lados cualquier recipiente en el que pudiera almacenar agua. Al estar todo tan revuelto me fue francamente imposible encontrar algo. Sin embrago cuando abrí un armario que se encontraba en la cocina, encontré una cantimplora. Con ella en mano volví al río y vacié su contenido en él. El agua que de allí salió estaba completamente marrón y desprendía un olor bastante desagradable.
Después de haberla limpiado numerosas veces hasta que el agua dejo de salir en distintos tonos de marrón, la llenó hasta el tope y la cerró. Regresé a la cabaña y busqué algo más que pudiera servirme para el viaje. La verdad era que la casa estaba totalmente revuelta y destrozada y parecía no haber nada útil. Aún así no desistí, algo habría.
Tras haber puesto todo manga por hombro, la cabaña estaba todavía más revuelta que antes, si es que eso podía ser posible. Y la verdad era que la búsqueda había sido bastante fructífera. Había hallado varios objetos que podrían serme de utilidad, uno de ellos era una vieja bandolera marrón en donde decidí guardar la cantimplora, también había encontrado unas bengalas que si bien no podría usarlas para que me encontrasen, ya que eso podría llegar a ser mi perdición nunca estaba de mal tenerlas para en una ocasión desesperada. También había encontrado ropa, de hombre y por supuesto la estaba grande pero la camisa que ahora llevaba puesto estaba ya sucia de haber estado con ella todo el día y la verdad era que se sentía incomoda con ella. Por lo que se la cambió por aquella camisa de cuadros. El resto lo guardé en la bolsa.
Sin embargo no había nada más que fuera de utilidad, un par de cuchillos que podría usar como arma, pero el resto simple basura.
Me calé la bandolera al hombro y me fui hacia el rio, por suerte no era apenas profundo por lo que podría caminar por el, y así no dejar mis huellas, ya que entonces sería fácil de rastrear. Empecé a caminar y no pude más que agradecer tener los píes en el agua, ya que entre el calor que hacia y la humedad que había en el ambiente, el agua ayudaba a hacer todo esto más llevadero.
Llevaba más de una hora caminando y no había encontrado nada, en un par de ocasiones había tenido que salir del río, pero se había asegurado de donde pisar para no dejar rastro alguno. Mis tripas crujían y bramaban por algo de comida, y la cantimplora ya la había tenido que rellenar un par de veces, sabía que a medida que iba ladera para abajo el agua era menos puro, pero la sed me podía, y parecía que de momento no había presentado ningún sintoma adverso. Estaba débil, si tenía agua pero una persona no podía subsistir solo con eso y sabía que sí en un par de horas no encontraba algo que llevase a la boca caería rendida.
Miré el estado del móvil, y si bien seguía encendido, le quedaba poca batería a penas un 20% y la clave para que la pudiesen encontrar era que aquel móvil permaneciera encendido, ya que aunque nadie se había presentado en la cabaña para ayudarla como Ruth la había asegurado, tenía la esperanza de que alguien acudiera en su ayuda. La esperanza el lo último que se pierde.
No había ni recorrido veinte metros desde que había parado hacia unos minutos para descansar, cuando escuché un ruido. Al principio no supe lo que era hasta que este poco a poco se fue acercando. Me quedé paralizada, ya que sabía que huir no serviría ya que le tenía casi encima. Sabía que lo más correcto e imprudente sería encarar lo que viniera.
Aferré con fuerza la bandolera y aguardé mi destino. Había sido una tonta por no haber comprobado el perímetro, en busca de alguna emoción que hubiera podido delatar al o a los que se acercaban hacia mí. El ruido era cada vez más fuerte, hasta que vi que era lo que lo provocaba.
Una moto surcaba entre los arboles hasta que se paró a penas unos metros de mi. No me moví esperando a que aparecieran más motos, pero el bosque había vuelto a quedar en calma. No podía verle la cara ya que tenía puesto el casco y estaba era totalmente opaco, aunque por su contorno podía verse claramente que era un hombre. Intente analizar al que tenía enfrente, pero no podía leerlo, sus emociones se mantenían tan tranquilas que ninguna destacaba por encima de la otra, por lo que no sabía si era amigo o enemigo.
Tendría que comprobarlo por las buenas o por las malas.
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SE QUE HA PASADO TIEMPO DESDE QUE ACTUALICÉ POR ÚLTIMA VEZ, PERO SINCERAMENTE NO HE TENIDO APENAS TIEMPO DE PONERME A ESCRIBIR, NI TAMPOCO INSPIRACIÓN.
PERO BUENO ESTOY DE VUELTA Y DISPUESTA A SEGUIR ESCRIBIENDO.
Y UNA COSITA SI ESTA PUBLICACIÓN LLEGA A LOS CINCO VOTOS, LA SEMANA QUE VIENE ACTUALIZARÉ Y SI ENCIMA SON CINCO VOTOS Y CINCO COMENTARIOS HARÉ MARATÓN.
ESPERO LEERNOS LA SEMANA QUE VIENE.
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Libro 1. Vivian
Fiksi IlmiahPrimer libro de la Saga Sin Identidad Primer libro: Viviana Segundo libro: Scarlett Tercer libro: Abby Cuarto libro: Eva Esta historia es solamente mía, prohibida su copia, plagio o adaptación de esta y futuras novelas de la saga.