Capítulo 8

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Hoy hace mucho viento. Me resguardo en mi portal mientras espero a que Alfonso llegue. Siempre es puntual, pero hoy se está retrasando. Llevamos toda esta semana yendo juntos al instituto. Me gusta mucho caminar con él, es agradable.

-¡Eh! Siento el retraso -se disculpa y continúa hablando -es que cuando he salido de casa de mi madre he visto que han bajado las temperaturas y he subido a por una chaqueta.

-No te preocupes, no importa. Solo han sido cinco minutos.

-Ya, supongo que no ha sido agradable estar aquí esperando con este vendaval, de verdad que lo siento.

-No te disculpes más, ya te he dicho que ha sido poco rato.

-Ok, ya lo dejo. Te recompensaré -insiste mientras me guiña un ojo.

Eso me hace reír. Parece que se le están pegando los gestos de Liam, que es el experto en hacer guiños.

-Ya por fin es viernes, ¿qué tienes pensado hacer este fin de semana?

-Esta tarde trabajo en El Café de la esquina.Es mi primer día.

-¿Y qué tal?, ¿nerviosa?

-Si te soy sincera, sí que estoy nerviosa. Es la primera vez que voy a trabajar.

-Tranquila, los nervios no son buenos compañeros.

-Lo intentaré. Y el sábado quiero ir al hospital a ver a los niños.

-¿Qué niños?

-Soy voluntaria en el materno y siempre que puedo voy a pasar un rato con los niños que sufren leucemia. Pasan muchas horas allí y algunos están ingresados, los padres están exhaustos y los voluntarios intentamos entretenerlos un tiempo.

-Veo que eres una caja de sorpresas señorita Nara.

Y ambos sonreímos.

Bajamos en nuestra parada y agradezco el viento que azota mi cara. Es agobiante ir cada mañana en este autobús abarrotado. Atravesamos el patio y cuando vamos a entrar en el hall Alfonso me para y noto que me quita algo del cabello.

-Tenías una hoja.

-Gracias -se lo agradezco y subimos a nuestra clase.

Al entrar atraemos todas las miradas. Un grupo de chicos al vernos comienzan a reír y se dirigen a Alfonso.

-Vaya, qué callado te lo tenías, ¿desde cuándo estáis saliendo Nara y tú? - le pregunta uno de ellos mientras le da un codazo.
-¿De qué hablas? Nosotros no estamos...

Y no me da tiempo a escuchar cómo acaba de negarlo cuando alguien me llama. Me giro y hay una chica de otra clase a la que no conozco.

-Hola, tú eres Nara, ¿verdad? -me pregunta.

-Sí - contesto escuetamente.

-¿Podría hablar un momento contigo?

-Claro, ¿ahora? Va a empezar la clase.

-Solo es un momento.

-Está bien. Espera un momento que deje la mochila en mi mesa.

Voy rápidamente a mi sitio y veo que Liam está sentado, le doy los buenos días mientras dejo allí mis cosas pero no me contesta, ni siquiera me mira. Cualquiera sabe qué mosca le ha picado. Vuelvo a salir del aula y sigo a la chica hasta la escalera que divide los dos pasillos de la planta tercera.

-Aquí está bien, nadie nos molestará.

-Vale, ¿qué es lo que quieres de mí?, -pregunto curiosa.

-Quería preguntarte si Alfonso y tú estabais saliendo.

-¿Cómo?

La pregunta me pilla desprevenida. ¿Qué le pasa hoy a todo el mundo? Primero llegamos a clase y ese revuelo en torno a Alfonso y ahora esta chica haciéndome este tipo de preguntas.

-Es que últimamente siempre venís juntos, y ahora cuando habéis entrado he visto cómo os besabais.

-¡Nosotros no nos hemos besado!, -exclamo sorprendida. -¿Por qué dices eso?

-Habéis llegado los dos juntos y en la puerta del hall cuando os habéis parado él te ha besado.

-¡No! No me ha besado. Yo tenía una hoja en la cabeza por el viento y él simplemente me la ha quitado.

-¿De verdad?, ¿solo ha sido eso?

-Sí, ¿por qué te iba a mentir? -contesto airada.

-¿Y a ti te gusta? -me pregunta de forma muy directa.

-No, ya hay otro chico que me gusta. Pero no entiendo por qué me haces este tipo de preguntas, es algo personal.

-Lo siento, no quería molestarte. Es que me gusta Alfonso y estaba reuniendo valor para decírselo y cuando os he visto esta mañana me he venido abajo. Y tú que lo conoces más, ¿sabes cómo es el tipo de chica que le gusta?

-No, lo siento. Me encantaría ayudarte, pero no hablamos de ese tipo de cosas. Si supiera más te lo diría. Yo me encuentro prácticamente en la misma situación que tú, desconozco los sentimientos que despierto en el chico que me gusta -le confieso.

-Entonces, si Alfonso no es el chico que te gusta intuyo que es Liam.

Su seguridad al afirmarlo me sorprende.

-No hace falta que me contestes. Por la expresión de tu cara deduzco que la respuesta es sí.

-¿Y cómo lo sabes?

-Son los más guapos de segundo, y si Alfonso no es el que te gusta, es Liam. Tienes mucha suerte de que los dos estén en tu clase.

-En este caso has acertado. Es Liam el que me gusta, pero tu argumento no deja de ser muy simple. No me gusta solo porque sea guapo, me gusta todo de él, hasta cuando está cabreado.

-Pues te deseo suerte, la vas a necesitar. Está muy solicitado por estos lares.

-No la necesito, pero gracias. Suerte a ti también. Tú sí la vas a necesitar si piensas de esa manera -le respondo y bajo las escaleras para ir al baño antes de que empiece la clase.


-¿Lo sabías? -le pregunta Alfonso a su amigo.

-Sí -contesta Liam sin apenas gesticular.

-¿Desde cuándo?

-Supongo que desde el principio, pero me lo confirmó el día que fuimos a merendar a El Café de la esquina.

-¿Fue por eso por lo que no volviste después de devolverle el móvil?

-Sí, necesitaba pensar en ello.

-¿Y a qué conclusión has llegado?, ¿piensas salir con ella?

-No lo sé. Terminaría dañándola. Además creo que a ti ha empezado a gustarte -le dice
mientras se ríe.

-Que cabro'n eres, no se te escapa ni una. ¿Y qué vamos a hacer?

-Yo nada. Tú haz lo que quieras.

-¿Me estás dando vía libre?

-Tienes toda la carretera para ti solo.

-Ja, ja. Te arrepentirás de estas palabras.

-Ya veremos. El que ríe último ríe mejor, ya sabes.

-Cada día eres más chulo.

-Volvamos a clase antes de que vuelva y nos descubra aquí en la esquina.

He disfrutado mucho escribiendo este capítulo, espero que a vosotros os guste. Parece que esto va a ser un triángulo amoroso.

Mi historia y su historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora