Cien mil universos a tu lado [Otayuri] - YURI ON ICE

Prólogo

TRABAJO FINAL DE DOCTORADO [Fragmento]

"SOBRE EL IMPACTO EMOCIONAL DE VIVIR EN MÁS DE UN MILLÓN DE LUGARES A LA VEZ"

Por Viktor Nikiforov

Ingeniero en Física Cuántica

Director de Tesis: Ing. Nikolai Plisetsky

Nota Final: A (92.5/100)

Universidad de Leeds, UK

Ha sido confirmado que tenemos miles, millones de vidas, pero que solo tenemos acceso a una de ellas, gracias al multiverso. Quizás hoy nos estemos quejando acerca de que la vida que tenemos no es la que nos hubiese gustado, cuando quizás en otro rincón tenemos la vida que siempre hemos deseado. Y no podemos vivirla, ni sentirla, ni disfrutarla.

El proyecto del Pájaro de Fuego nos ha abierto un mundo de infinitas posibilidades. Una parte de nuestras consciencias -porque la consciencia es igual de infinita que el multiverso- tiene la chance de experimentar todas las vidas a su alcance. Si hoy estamos tristes porque vivimos en un lugar sin mar, basta con un pequeño viaje interdimensional en dónde nuestro otro yo reside. Si nos azota la soledad entonces podremos ir y disfrutar de la compañía de alguna bella persona con la que hace años estamos comprometidos. Y así, con todas variables que se nos ocurran.

Pero hay un problema en esto. Nosotros tenemos nuestro fragmento de consciencia, pensante y sintiente. A su vez, todas nuestras personalidades alternativas también lo tienen. Y en su conjunto es que forman la enormidad de la consciencia.

Para explicar esto, me gustaría tomar la teoría funcionalista: habla de que la sociedad, el todo, está compuesto por diversas partes que trabajan entre sí para hacerlo funcionar. El mal funcionamiento de una de esas partes afectaría al todo, lo que obligaría que se haga un reajuste en las demás partes, que también están siendo afectadas. Quisiera trasladar esto al tema de la consciencia. Cuando nosotros "invadimos" el envase de otra parte individual de la consciencia dejamos rastros. Casi imperceptibles, pero que afectan, dañan. Y no solo dañamos el envase ajeno, sino también el nuestro, al arrastrar un poco de la otra consciencia.

Entonces la comunidad científica se preguntará: Si es una misma consciencia que opera en diferentes universos a la vez ¿Por qué habría de afectarnos? ¡Después de todo formamos parte de lo mismo!

Y tienen razón, pero a la vez no. Aquí es donde la individualidad entra en juego. Porque cada pizca de consciencia otorga algo especial, único a la gran consciencia. Si yo en este universo amo a un hombre, pero en otro amo a una mujer, y las fusiono a través de viajes interdimensionales ¿Entonces qué estoy ofreciéndole a la consciencia? Algo que no tiene sentido. Algo roto.

Si bien mi teoría no puede ser verificable a corto plazo, estoy seguro que los efectos serían visibles a largo plazo. He hecho cientos de viajes a otros mundos, y a veces siento que este lugar ya no es el mío. Que pertenezco a uno y mil lugares a la vez.

Pero de este problema, se derivan otros acerca de esta fusión de consciencias, donde límites se vuelven casi imperceptibles y todo pareciera ser lo mismo.

Destacaré, punto por punto, lo que menciono en los capítulos siguientes.