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A ver, ¿soy yo? o ¿escuche decir a mi jefe que quiere ser mi esposo? Creo que oí mal. ¿Casarme? ¿A esta edad? Ni loca. De pronto Melanie volvió a mi mente. Claro, estando casada puedo adoptarla; bueno aún hay una cosa que no entiendo ¿Por qué mi jefe se quiere casar conmigo?

-¿Qué?-respondí, bueno prácticamente grite.- ¿Qué está tramando? ¿Es una broma no?

No me respondía, solo me miraba. Parecía pensativo ¿Por qué mi jefe querría casarse conmigo?

-Sé que suena como una locura y más porque no nos conocemos pero eres la indicada.- mi cara fue de asombro, ósea mi jefe estaba siendo muy amable conmigo. Demasiado.- No me mal entiendas, tu no causas nada en mi.-y ahí estaba mi antiguo jefe.-Me refiero a que eres inteligente y con carácter. Digna para ser mi esposa, además sé que no me pedirás dinero-

No sé si eso fue un halago o alguna especie de ofensa que sinceramente ni me interesa.

-No sé qué sea esto para ti. ¿Por qué crees que me casaría contigo? No eres el tipo de hombre con el que desearía estar casada.- respondí sinceramente.

- Mira, es un asunto complicado, digamos que solo me estarías haciendo un favor. Pide lo que quieras, yo te lo doy.-

O era demasiado importante o le urgía casarse. Piensa Yen dijo que pidieras lo que quieras, tendrás un beneficio.

La verdad es que nunca había sido interesada. Creo que lo mejor sería rechazar la oferta, ¿para qué me caso a temprana edad? El podría encontrar a alguien más que aceptara, sin embargo, había algo que si quería tener y que casada podría lograrlo. Melanie. Claro Evans tenía que aceptarla y así podría adoptarla. Lo único negativo de todo esto sería que ambos nos casaríamos por conveniencia, yo por querer a Melanie y el... la verdad es que no sabía y ni me importaba, por Melanie iba a ser lo posible.

-Está bien, acepto.-Su rostro cambio a uno de no sé muy bien si era de felicidad o alivio.-Pero, con una condición.-concluí.

-¿Cuál?-

-Adoptemos una niña.-

Su rostro cambio completamente a una de terror. Tal parecía que no creía lo que le acababa de decir. En cambio yo estaba firme con mi condición si la aceptaba entonces ambos salíamos ganando.

-Ahora la loca eres tú. ¿Adoptar una niña? ¿Para qué?- Se levantó de la banca y comenzó a dar vueltas como un loco.- Si quieres tener un hijo déjame decirte que lamento no podértelo dar.-

Ahora mi cara ¿Qué? Y yo que creía que la paranoica era yo. Él pensaba que yo quería tener un hijo. Yo no quiero niños por ahora, bueno no biológicamente y menos de él.

-¿Qué? ¡No! Yo quiero que adoptemos a una bebe, escucha; ella es muy importante para mí y no puedo adoptarla a menos de que este casada. Así que yo acepto casarme contigo, si tú prometes que adoptaremos a Melanie. ¿Qué dices?

Ya no me importaba si tenía que casarme con mi jefe o no, lo que de verdad importa es adoptar a Melanie, si el acepta mi vida sería perfecta.

No sabría exactamente explicar su expresión.

-¿Con que Melanie eh? ¿Por qué quieres adoptar una niña? ¿Quieres dinero? Si es por eso te pagare una buena suma para que aceptes casarte conmigo y la boda la haremos lo más grande si tú quieres.- dijo.

¿Qué? ¿Realmente piensa que quiero dinero? Maldito, dejara de ser tan idiota.

-Claro que no, no me importa el dinero tengo el suficiente, solo que... quiero mucho a esa niña pero necesito estar casada para poder adoptarla. Mira hagamos una cosa, tu y yo nos casamos, adoptamos a Melanie y cuando nos divorciemos tú me das la custodia de la niña y hacemos como si nunca nos hubiésemos conocido. ¿Qué dices?

Adoptando Un FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora