E D E S T Á
P E R D I D O_________________________
Un pequeño e indefenso niño es vuelto a la vida gracias al ruido de la lluvia cayendo constantemente sobre su fría y temblorosa piel. Sin recordar dónde está, en un intento de recuperarse, al ponerse en pie, cae nuevamente, fracasando en su objetivo. Intenta llamar a su mamá: aquella cuyos cabellos son oscuros como la sombra en la noche y cuyos ojos son tan grises y claros como el reflejo de la luna sobre el mar; mas aquella mujer no contesta o, simplemente, no está.
En la soledad del bosque donde se encuentra tirado sin rescate, vuelve a tomar fuerzas y logra levantarse. Busca algún camino, alguna señal de vida, alguna persona que esté dispuesta a sentir compasión por su alma indefensa. Él se encuentra extrañado y no sabe dónde está, sólo su subconsciente puede recordarle en pocas tomas la apariencia de su madre. No tiene conocimiento certero sobre el sonido de su voz, ya que lo ha olvidado. A penas su memoria puede mostrarle imágenes sobre su aspecto físico.
Lo único que desea en el fondo de su corazón es encontrarla.
«¿Mamá?», pregunta con un ligero absorbido de nariz.
El mayor temor de su vida ha encarnado y toma forma cuanto más avance el tiempo. Un pequeño menor de diez años jamás pensó que sería arrebatado de su madre, pues a lo largo de su existencia aprendió a amarla y a no alejarse de ella como muestra de agradecimiento y respeto, principalmente.
Su cuerpo está temblando inmerso en el frío, debajo de los enormes y aterradores árboles frondosos, cuyas hojas, separadas unas de otras, permiten el paso de la luz celestial nocturna. Paulatinamente, los débiles párpados abandonan su magna insensibilidad; de hecho, el calor de la tristeza y la inseguridad cubren sus ojos, dando plazo a la caída de lágrimas feroces.
Prontamente, sale del bosque y llega al lugar donde una infinita y ancha cinta oscura de asfalto separa un bosque del otro; recuerda, de inmediato, que ha llegado a la carretera principal. Sin embargo, la cantidad de autos que la recorren es casi nula y ninguno muestra señal de misericordia frente a la imagen de un niño deambulando en su soledad y agonía.
Ahora el tiempo se extiende mostrando a un chico miserable, sin dónde recostar su cabeza, mientras continúa la búsqueda de su madre. No se detiene pese a las adversidades y camina a paso firme en todo el trayecto sobre el cual se enfrenta: desde carreteras hasta vías férreas, desde las ciudades hasta parques alejados de la civilización, el pequeño ya no tan pequeño Ed sigue el sendero sin mirar atrás, figurativa y literalmente.
Nada indica que logrará ser un estudiante excitoso o un hijo de orgullo paternal. Solo se aprecia a un chico que busca la más insignificante y diminuta huella de su madre, incluso en medio de una tempestad contra viento y marea.
Lastimosamente, su poco habilidoso lenguaje lo hace incapaz de comunicarse inteligiblemente con el resto de las personas y, su forma de caminar, lo hace indigno de ser imitado. Ninguno de sus aspectos son atractivos para alguien, ni siquiera a él le atrae su forma de ser, aunque tampoco es que le importe demasiado. Él solo tiene un único enfoque.
Miseria, angustia, ¿esperanza? y dolor: son algunos de los que al acecho circundan sus pensamientos cada vez que recuerda tan solo una pizca de aquella ansiada y cálida mujer.
«¿Por qué no está conmigo?», cuestiona cada vez que su mirada se centra en una familia cuyos miembros denotan afecto y armonía. Él es ahora un joven deprimido, con el anhelo de algún día encontrar la dueña de dicha voz tan especial.
Recordar aquellos ojos tan brillantes como la luna llena cada vez que la mira, es como una gota de regocijo que al caer en un manantial de agua tranquila, dispersa con su estela las pequeñas bruscas que ocultan el reflejo de la bella perla suspendida en los cielos. En algún momento llegó a sentir que ella estaba con él y que no lo había olvidado a pesar del paso de los años.
¿A quién se le ocurriría pasar la vida entera buscando a una mujer que, quizá, se había olvidado de su propio hijo? Intentaba retomar, en lo que podía, su antigua vida, rastreándola como un perro callejero sin rumbo ni dirección.
Para la mayoría de las personas, sería un desgaste estúpido, pero Ed había despertado a mitad de la nada en un bosque donde lo único ruidoso era la lluvia al caer, luego de allí solo estaba él arrojado, al lado de su miedo e incertidumbre. Jamás congenió con alguien, ni tuvo una relación solidaria con la sociedad. Por otro lado, para nuestro imparable amigo, sus acciones son cuerdas y mantienen su propia lógica, lo cual no entendería nunca el resto de las personas que alguna vez lo vieron y se apartaron de él.
Todo un hombre, con espalda curva y barba sin afeitar, arrastrado por su pasado y encaminado hacia el futuro esperanzador, Ed sigue avanzando por las tierras y las aguas, sus pies no se cansan, todo lo contrario.
Poco a poco empieza a delirar: un hombre adulto como él no debería realizar semejante viaje para hallar l huella de una mujer de ojos grises y cabellos oscuros que, muy probable es, lo haya olvidado. La alucinación está llegando a su punto máximo, más Ed no se da cuenta, nunca hubo alguien que le dirigiera una sola palabra al menos para demostrarle su estado de locura.
«Seguiré», piensa en su humanamente desconocido idioma.
Él cree que si continúa, por extraño que suene, su madre aparecerá y le dará un cálido abrazo que le llenará ese vacío que aguarda para ella. Típico pensamiento de un anciano a pasos de perder la cordura.El viejo Ed, tras décadas de buscar a su madre, golpeado por la vida, llega a su último suspiro. Soñando con un reencuentro de madre e hijo, da sus últimos y debilitados pasos, sonreído ante el anhelo de encontrarla en el más allá. El ingenuo y agotado anciano cae desorbitado en medio del lugar que lo vio despertar por segunda vez, sin haberse dado cuenta que toda su vida caminó en círculo y jamás logró hallar a su madre.
El final de su gloria llegó hasta el tope, hasta la cumbre de su existir y, su deseo, cayó hasta el fondo.
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Hasta el fondo | One Shot | ✔
Short StoryUn niño sumido en el imaginar de su mayor temor, Peligro, ¿esperanza?, el frío de la oscuridad. Con el fin de encontrar una salida de su pesadilla, caerá vulnerable hasta el fondo.