Caminé por la acera mientras acomodaba el reloj que tenía en mi muñeca, alcé mi mirada y vi a Ángel de pie frente al instituto, parpadeé al mirarlo, pues nunca lo había visto usando ropa más o menos casual, como los jeans azules (que por cierto se notaba claramente que eran de marca) una camisa blanca y una chaqueta jean azul abierta y remangada hasta los codos (igual de costosa que los jeans y la camisa), llevaba unos zapatos deportivos café claro.
En el segundo en que los ojos grises de Ángel me visualizaron, me tensé un poco al notar que me miraba sumamente molesto.
-Llegas tarde. -Me dijo con fastidio acercándose a mí a paso rápido. -Dijiste a las diez.
Miré mi reloj y luego lo miré a él. - Son las diez y tres. -Contesté soltando un leve resoplido. -Sólo tardé tres minutos.
-En tres minutos hago muchas cosas. -Contestó mientras miraba por todos lados como si buscara a alguien.
-¿Qué cosas? -Le pregunté siguiéndole la mirada sin encontrar nada.
-Escapar. -Fue lo que contestó mientras me tomaba de la muñeca y echaba a correr rápidamente jalándome con él.
-¿Por qué corremos? -le pregunté sin comprender mientras era arrastrada.
-No preguntes sólo corre. -Ordenó y yo trate de seguirle el paso, aunque me sentía como una cometa en ese instante. No nos detuvimos hasta que llegamos a una parada de bus.
-¿De aquí podemos llegar a tu casa? -Preguntó soltándome rápidamente mientras se acomodaba la ropa como si no hubiese pasado nada.
-Sí. -le contesté algo irritada mientras trataba de peinarme con mis dedos ya que tenía todo el cabello en el rostro. - ¿De quién escapábamos?
Él sólo me miró de reojo para luego dirigir su mirada hacia otro lado. -De mi guardaespaldas. -Respondió en un murmullo rápido.
-¡¿Tienes guardaespaldas?! -Exclamé sorprendida.
El sólo hizo una mueca incomoda. -No es como si yo eligiera tener uno. -Respondió con algo de fastidio en su voz.
Me encogí de hombros. -Eso sólo me demuestra que realmente eres un chico rico. -Le dije con normalidad. -Y no es para menos, tú padre es el director. -Proseguí señalando hacía atrás con el pulgar.
-¿Podemos hablar de otra cosa? -Preguntó incomodo, yo simplemente asentí al ver que por la expresión de sus ojos, en verdad no quería hablar de su padre.
-Debemos cruzar. -Le dije y el salió de sus pensamientos.
-¿Qué? -Preguntó mirándome frunciendo un poco el ceño por el resplandor del sol, sus ojos se veían mucho más claros bajo los rayos solares.
-Que ya podemos cruzar. -Le repetí señalándole el semáforo en verde y a las personas que cruzaban la calle.
-Oh... -Fue lo que dijo. -Claro. -Y con esto ambos cruzamos hasta llegar a la estación del metro.
Ángel caminó para entrar en la estación pero fue detenido por el tubo metálico que no cedió ante la fuerza de su cuerpo, el castaño lo miró con incomprensión mientras trataba de empujarlo con todas sus fuerzas notándose claramente que se estaba fastidiando.
-¿Qué le pasa a esta cosa? -Preguntó con irritación volviéndolo a empujar.
Parpadeé sorprendida '¿Será que nunca se ha subido a un bus? ' Pensé mientras rápidamente sacaba mi tarjeta y me apresuraba hacía el, ya que las personas lo estaban mirando como si fuese un bicho raro, y ya hasta podía ver a un guardia correr en el momento en que Ángel levantó su pierna dispuesto a pasar sobre el tubo de seguridad.
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LAS DOCE DIMENSIONES OCULTAS
Romance-En el mundo existen veinticinco dimensiones diferentes, una de ellas es la tierra ¿Y las otras veinticuatro? Se conoce que doce de ellas son actualmente vigiladas por guardianes que mantienen oculta su dimensión, aun así quedan doce totalmente desh...