Es increíble pensar en la armonía mágica en la que nuestras miradas se cruzaron, eramos dos extraños que por un interés en común cruzarían algunas palabras, no pregunte tu nombre, tampoco te dije el mío, comenzamos con una charla casual en un café de barrio, había un negocio de por medio y logramos pactarlo, había tiempo y disposición para prolongar aquel encuentro, tratamos algunos temas sin pensar en una charla futura, no busque impresionarte, total, eramos dos seres abriéndose en una conversación que quizá no tenía sentido.
pero era inevitable, la charla se hacia interesante, nos contábamos fragmentos de nuestras vidas tal vez sin pensar en compartir más que eso; aquel encuentro terminaba, pero mi interés por continuar se hizo notorio, tome provecho de aquel trabajo que nos llevo a reunirnos e hice que nos contactáramos con el fin de programar la entrega de tu encargo, pero no era solo eso, buscamos una excusa y al pasar de algunos días sabíamos donde y a que hora.
llovía, el trafico me hacia pensar que llegaría tarde y así lo hice, pero tu, empapada me esperabas; no había un plan programado para esa tarde, solo queríamos prolongar aquella conversación, caminamos, charlamos, cruzamos nuestros brazos y nos juntamos bajo un paraguas que resultaba inútil, una vez más un café de barrio nos acogía mientras ganábamos algo de confianza.
salimos de aquel café sin un destino programado, simplemente eramos dos seres que cruzaban miradas y se sonrojaban, que lograban poco a poco generar una sonrisa el uno en el otro; así pues encontramos una banca, de esas que los parques públicos de la ciudad brindan a aquellos que deciden hacer una pausa en el camino.
Fue allí donde decidí perderme en tu mirada, donde dejamos de pensar, no había diferencia de edad, no habían más personas, el frío perdía importancia y el tiempo su valor, eramos dos queriendo ser uno.
mis manos con tu cabello jugaban, tus mejillas se sonrojaban y mis ojos se desviaban a tu sonrisa; esa sonrisa que poco a poco se fue juntando con la mía y sucedió, no pudimos evitarlo.
descubrí que no puedes amar a una persona de la noche a la mañana, pero podías amar un momento junto a ella con solo vivirlo, y continuamos, no había marcha atrás, fuimos dos amantes en una silla de parque, dos mundos que se unieron entre besos y caricias.
Cariño, en las películas no se logra tal escena, fuimos los protagonistas de una fotografía que jamas llegamos a ver pero que sin duda es maravillosa, el tiempo hizo de las suyas y sin darnos cuenta los minutos pasaron, continuo nuestro camino sin destino alguno.
Seguimos caminando, cualquier excusa era valida para detenernos y besarnos en cualquier esquina, oscurecia, el día estaba por terminar, la noche se aproximaba y era hora de que volvieras a casa, te acompañe al lugar en el cuál tomarías tu transporte, pero no quería despedirme aún, nos sentamos un rato más, insistía en decirte cosas que me llegaban a la mente, me nacían desde alguna parte de mi ser, pero tu no querías que las dijera, no querías "palabras bonitas" te bese una vez más y te dije que si la vida me lo permitía te enamoraría, de nuevo te sonrojaste, un par de besos más fuerón suficientes para despedirnos por ese día, pero sabíamos que nos volveríamos a ver, te deje allí y camine otro rato, pensando en la maravillosa tarde que había tenido a tu la lado y en todo lo que podríamos llegar a hacer juntos.
al día siguiente nos mantuvimos comunicados, charlábamos día y noche, personalmente no creía real algo tan sublime como tenerte, tan pronto vimos la oportunidad nos volvimos a reunir, una vez más el cielo estaba nublado, nos alejamos de aquel lugar porque por algún motivo sentíamos que no deberíamos estar allí, entre los arboles de un parque encontramos otro lugar, allí nuevamente permanecimos un tiempo, compartiendo algunos minutos, tu conmigo y yo contigo, el clima hizo que fuera necesario buscar otro lugar, te pase mi chaqueta y caminamos en busca de un refugio, mientras lo hacíamos paso eso que sentíamos pasaría, eso que en principio nos hacia sentir que debíamos alejarnos de allí, y es que nadie sabia que estábamos saliendo, la diferencia de edades y el poco tiempo de conocernos nos aseguraba que nadie lo aprobaría, seguimos caminando y nuevamente sería un café esta vez de la séptima el que nos recibiría, permanecimos allí algún tiempo pensando en lo que podría pasar si tu familia se enteraba y exporadicamente robando nuestra respiración con besos que lograban hacerme sentir que nada más importaba, no paro de llover, pero la intensidad de la lluvia era menor, una vez más te cubrí con mi chaqueta y continuamos caminando, al igual que la vez anterior, quizá una hora o casi dos hasta nuevamente dejarte en aquella estación en la que tomarías tu bus.
Me pediste que te acompañara a un lugar que no me lo esperaba, un lugar que resulta no ser muy agradable como para una cita, pero accedí a ello, porque sentí que si me decías que te acompañara a aquel lugar que se que es importante para ti, era porque en parte yo era importante para ti, era domingo, tomamos un transporta para atravesar la ciudad, llegamos a aquel lugar y caminamos en busca de lo que hasta allí nos llevo, te acompañe, no tardaste mucho, caminamos para salir de allí, nos manteníamos en silencio, sabía que no era fácil para ti, solo quería abrazarte y hacerte sentir mejor, pero no estaba seguro de hacerlo, unos metros más adelante me detuve y lo hice, te abrace, te tome de la mano nuevamente y poco a poco nos alejamos, nuevamente atravesaríamos la ciudad, el cielo estaba despejado, el sol calentaba levemente y y aún era temprano.
a mitad de camino decidimos ir a otro lugar, esta vez sería una banca en frente al lago de un parque, pero era domingo, habían muchas personas por ahí, el parque era grande, por que no buscar otro lugar un poco más solitario?
así lo hicimos, recostados en el pasto dejamos que pasará algún tiempo, más besos, más caricias, más palabras, todo era tan perfecto, era más de lo que yo habría esperado, lograbas hacerme tan feliz, solo bastaba tu compañía, tener tu sonrisa, tu mirada, tu cabello, tenerte entre mis brazos, sentirte al lado mío.
el tiempo como siempre continuo su rumbo, decidimos caminar aunque el camino era largo.
caía ya la noche, era tarde para que aún no llegaras a tu casa, entre charlas y besos te diste cuenta que estábamos sintiendo más de lo que esperábamos, cariño, comprendo la inseguridad y el miedo a la hora de sentir, en especial al saber que difícilmente aprobarían lo nuestro, nunca lo llamamos noviazgo, era una relación pero no era más que eso, aún así era mucho más, comprendo que esa noche pudiste tener muchas cosas en tu cabeza y la despedida no fue precisamente buena.
una vez más era yo solo caminando, feliz por el día que habíamos compartido pero pensativo al pensar que no todo estaba bien, más tarde ese mismo día hablamos de nuevo y notaba mejor tu actitud.
los días pasaron, seguíamos charlando pero verte parecía hacerse difícil, tu familia ya sabía que salias con alguien y no fue muy bien visto por ellos, los días se hacían eternos de pensar que pasaban y no te veía, tuvimos mucho tiempo para pensar las cosas, prácticamente me diste a entender que probablemente hasta ahí llegaría todo, pero no podía hacerlo, no podía permitirme perder tan maravillosa compañía, una chica espectacular, que no lograba comparar con ninguna otra que hubiese conocido antes, insistí y una vez más nos reunimos, la misma banca que vio nuestro primer beso, charlamos y caminamos una vez más volvimos a aquel lugar entre los arboles, no nos querían juntos, pero buscábamos una solución para seguir, decidimos que podríamos hacerlo, que lo intentaríamos; una vez más subí hasta el cielo y probé el más delicioso elixir que solo tus labios me brindaban, me sentí tan seguro en ese momento, sentí que juntos afrontaríamos esto, que lo llevaríamos hasta el final, esa tarde me despedí de ti pensando en que lograríamos superarlo todo, bajo un hermoso atardecer te bese y nuevamente nos separamos con la ilusión de vernos una vez más.
Hoy omito algunas cosas, sin duda la historia es más larga, pero el tabaco, el licor y el café escasean al igual que posibilidad de volver a tener una charla sin herirnos, se fue todo a la mierda, quizá me equivoque, pero me sentiría como un idiota al ver todo lo que veo y seguir pensando en que hay una esperanza, quizá la haya, quizá la había, quizá habríamos podido charlar nuevamente más adelante, pero ya vi lo que tenia, o tal vez no, que ver...Hasta pronto...
y sí, cariño, es dificil ver pasar el tiempo es dificil no saber que piensas, así que charlar de nuevo fue necesario, comenzamos nuevamente con indirectas, hablabamos sin hablarnos y una vez más aceptaste verme, hablar era en verdad necesario, yo no lo entendia todo, pero supe cuando te vi a los ojos de nuevo que en verdad lo diste todo y lo quisiste hacer, lo supe cariño y me senti mal porque llegue a dudar de ti, y aunque ese día la despedida fue la más dura de todas, sabia que si lograba hacer bien las cosas tendría el placer infinito de tu compañia de nuevo, es dificil ver pasar el tiempo, pero poco a poco nuestra comunicación comenzo a fluir de nuevo y aunque vernos parece algo imposible sabemos que nos tenemos el uno al otro y sabemos que el tiempo pasara lento mientras nos volvamos a ver, pero lo haremos, y tomaré nuevamente tu mano y estaré todo el tiempo queriendo ser mejor por nosotros, caminaremos de nuevo bajo la lluvia y lo dare todo por cumplir aquello que te dije algún día, sentados en una estación de bus.
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Una banca de parque bajo la lluvia
RomanceUna historia que se permitió ser escrita sin querer impresionar, solo encontró la forma de ser expresada, solo quiso salir de una de las dos almas que la vivió.