—Así que le voy a decir a Jake que esto es ridículo. —estaba diciendo Charlie—. Quiero decir, ¿Quién acamparía fuera de un IHOP? No es como si fuera la apertura de Star Wars, o lo que sea. Es un restaurante veinticuatro horas.
—Ese es el por qué quiero a Ben. —dice Olivia—. Él es totalmente inesperado.
—¿Quieres? —Charlie estalla en carcajadas, y parte de su bocadillo iba volando a través de la mesa.
—No, no amor. —dice Olivia, sonrojándose—. Sabes lo que quiero decir.
—Solo no lo entiendo. —suspira Charlie—. ¿Le pido a Jake que planeé una actividad divertida de fin de semana y esto es lo que ocurre?
—¿Quiere llevarte a acampar en un IHOP? —pregunto. Estoy echada sobre la mesa bebiendo una Coca-Cola. He renunciado a beber agua con gas hoy. Necesito la cafeína.
—Sí. —dice Charlie—. Obviamente mi vida es una broma.
Olivia asiente de acuerdo, y Charlie le empuja—. Solo estoy intentando ser solidaria —murmura Olivia—. De todos modos, Pensaba que íbamos a Malibú.
—No podemos ir a Malibú. Tenemos un baile del colegio. Un baile que estamos planeando. —Charlie me mira, y estoy sorprendida de ver que sus ojos estaban brotando—. Solo que estoy tan harta de hacerlo todo yo misma.
—No puedes dejar que te afecte así. —digo. No me puedo creer que esté de ese malestar por Jake. Quiero decir, es Jake. Sigue pensando que los chistes de pedos son graciosos y se refiere a sus padres por sus nombres.
Pero entonces me doy cuenta de que lo he pillado todo mal, y puedo prácticamente patearme por ser tan estúpida. No está pensando en Jake. Está pensando en su madre. Se presiona los dedos contra las sienes, y es todo lo que puedo hacer para no y apoyar mi cabeza en su hombro, y envolver mis brazos a su alrededor. No me dejaría, sin embargo. La hora de comer en el patio no es el sitio donde quiera hablar acerca de su madre muriendo. No es que a ella le guste hablar de ella en absoluto, en realidad. Creo que hemos tenido con exactitud dos conversaciones acerca de esto desde que su madre murió en séptimo grado. La primera fue cuando comenzamos el instituto. Mi madre nos llevó a comprar ropa para la vuelta al colegio, y Charlie empezó a llorar en los probadores, diciendo que no estaba segura de si debía comprar ese suéter negro porque su madre siempre decía que se veía mucho más guapa en color.
La segunda vez fue cuando decidió acostarse con Matt. Sabía que su madre no lo aprobaría, y empezó a hacerme todas esas preguntas locas acerca de si creía en Dios y si la religión estaba en lo cierto y nosotras íbamos a ir al infierno. Porque en realidad, dijo ella, ¿Cómo podíamos saberlo?
El comentario de Charlie nos silencio a las tres, y no estoy segura de si Olivia entendía por qué, pero de todos modos no dice nada.
Cuando la madre de Charlie enfermó por primera vez, Charlie durmió en mi casa durante una semana. Se negaba a ir a casa. Ni siquiera quería hablar con su madre por teléfono. Recuerdo que me aterrorizaba. Creo que estaba más asustada de su reacción que lo que lo estuve cuando su madre murió. Hay algo en Charlie que es muy duro a veces.Tan establecido y determinado. Era como si no pudiera encontrar una teoría acerca de la muerte, y hasta que no lo hizo, no se fue a casa.
—Si tuvieras que hacer un ranking de quien es el más lindo de nuestra clase, ¿a quien pondrías entre los cinco primeros? —pregunta Olivia, pareciendo pensativa.
—¿Tienen que estar en orden? —pregunta Charlie. Parece agradecida por el cambio de tema.
—Sí. Pero tiene que ser objetivo. Por ejemplo, no puedes poner a Jake el primero.