Volver a Verte

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Mucho frío.

Humor: Enojo, furia, rabia… felicidad extrema.

Salud: Buena.

Suposición: 30 de Enero

Querido Diario:

El día que te escribí la última vez, tuve un sueño extraño: Ron volvía, lo veía delante de mí, extendiéndome los brazos para que lo abrazara. Yo en cambio corrí hacia él y lo besé en los labios, llorando y demostrándole cuánto lo había extrañado.

- ¡Hermione!

Desperté y vi a Cicatriz frente a mí.

- ¿Qué pasa, Harry? ¿Estás bien?

- Tranquila, no ocurre nada. Estoy muy bien; mejor que nunca. Vino alguien.

- ¿Qué quieres decir? ¿Quién…?

Y allí estaba Ron, protagonista de mis sueños. Mojado, muysexy, estupendo como siempre. Guapísimo. Aún más que siempre… nunca había notado lo hermoso que era… o nunca me había fijado bien.

Avancé hacia él, sin poder hacer nada más, me detuve cuando estuve lo suficientemente cerca como para distinguir cada expresión de su rostro.

Él hizo una pequeña sonrisita y levantó un poco los brazos, como para que lo abrazara.

Mi sueño pasó frente a mis ojos en ese momento, pero lo dejé seguir de largo: la furia me embargó.

Comencé a golpear cada porción de su cuerpo que encontrara.

- ¡Ay! ¡Huy! Pero ¿qué? ¡Hermione! ¡Ay! – Dijo con su hermosa y sexy voz.

- ¡Eres… tonto… de remate… Ronald… Weasley! Vienes… aquí… después… de semanas… y semanas… ¿Dónde está mi varita?

Quise matar a Harry, quería mi varita y hacerle el maleficio cruciatus a Ron. Quería matarlo, despellejarlo, hacerlo sufrir, que gritara de dolor. Que sintiera una pizca de lo que yo sentí al tenerlo lejos.

Harry hizo un escudo entre Ron y yo con mi varita.

- ¡Hermione! Tranquilízate…

- ¡No pienso tranquilizarme! ¡Devuélveme la varita! ¡Devuélvemela!

- Hermione, ¿quieres hacer el favor de…?

- ¡No me digas lo que tengo que hacer, Harry Potter! ¡No te atrevas a darme órdenes! ¡Devuélvemela! – Recordé la presencia de Ronald - ¡Y tú…! ¡Salí corriendo detrás de ti! ¡Te llamé! ¡Te supliqué que volvieras!

- Lo sé – me dijo -. Lo siento muchísimo, Hermione, de verdad que…

- ¡Ah, conque lo sientes! Apareces aquí después de semanas… ¡semanas!, ¿y crees que todo va a solucionarse con decir que lo sientes?

- ¿Qué más puedo decir?

- ¡No lo sé! Busca en tu cerebrito, Ron: sólo te llevará un par de segundos.

- Hermione – intervino Harry -, acaba de salvarme la…

- ¡No me importa! ¡No me importa lo que haya hecho! Semanas y semanas, podríamos estar muertos y él…

- ¡Sabía que no estaban muertos! En el Profeta no se habla más que de Harry, y en la radio también; los están buscando por todas partes, no paran de circular rumores e historias disparatadas. Estaba seguro de que si les pasaba algo me enteraría enseguida; no te imaginas lo duro que fue…

- ¿Duro para quién? ¿Tal vez para ti?

Y me quedé sin habla, mientras Ron contaba lo que hizo desde que se fue.

Diario Secreto de Hermione GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora