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CAPÍTULO
CINCO

Él estaba avergonzado. Hubiera preferido olvidar lo sucedido. Pero para su mala suerte, lo recordaba todo. Habían transcurrido algunos días desde aquella noche y no había sido capaz de mirarle a la cara. Le evadía e ignoraba descaradamente. Sabía que estaba actuando mal y hasta cierto punto, de forma inmadura. Sin embargo, no lograba aceptar el hecho de haber llorado en los brazos de una niña. No, ella no era una niña. No en el presente que ambos compartían. Aunque, eso no lo hacía menos vergonzoso. Él se había expuesto totalmente y no podía dejarlo pasar. Trabajó duro para mostrarse como una persona neutra, fría y calculadora. ¿Y eso para qué? Para que llegara una niña chillona y él se rompiera en sus brazos.

Aquella tarde, Tobirama tuvo que dejar su orgullo a un lado. No porque él lo deseara, sino porque su rol como Hokage le obligaba a encararla. Él no creía en el rollo de las otras vidas, pero en su vida anterior debió ser un asco de ser humano, pues en su vida actual la estaba pagando muy caro.

— Buenos días —la primera en llegar al punto de encuentro, fue ella. No tenía su uniforme. Llevaba puesto el vestuario con el que apareció en el bosque. En su espalda, una mochila. Él conocía su interior. Solo guardaba un armamento básico, cosas de chica y uno que otro artefacto que no logró reconocer. Porquerías del futuro, supuso.

— Buenos días —repitió el hombre de ojos rubí, cruzándose de brazos. Posaba su mirada en cualquier punto de la naturaleza, excepto en esos ojos azules.

Ella no dijo nada más.

— Tengo una misión especial para vosotros —dijo el Hokage, una vez que todos los solicitados estuvieron presentes.

— ¿De qué se trata, Hokage-sama? —esta era Koharu.

— Exterminio. Hemos detectado la presencia de espías en los límites de la aldea. No sabemos qué tanta información han recolectado, por ende...

— Debemos acabar con ellos antes de que le presenten todos los datos a su líder —completó el Uchiha.

— ¿Exterminarlos? —intervino la Uzumaki, un poco dudosa sobre lo que acababa de escuchar. ¿Entonces era cierto lo que se decía de Tobirama? Que era un hombre cruel que cuando se trataba de seguridad de la aldea, no tenía una gota de piedad, ni siquiera con niños—. Me parece algo... extremo. ¿No sería mejor apresarlos y sacarles cualquier tipo de información? incluso podrían tener alguna pista sobre su líder y también averiguar qué es lo que busca de Konoha.

— Tal parece que en el futuro, Konoha estará plagada de pasivos —murmuró Danzō. Pero para su mala suerte, Phoenix le escuchó.

— Me vale un jodido bledo lo que ustedes piensen —volteó ella hacia el muchacho a su lado—. Arrebatar una vida de esa manera está mal.

— Cuando se trata de la seguridad de la aldea, haré lo que sea. Arrebataré todas las vidas que sean necesarias. Es mi deber como Hokage mantener a salvo a la aldea. Es lo único que me importa. Así son las cosas aquí. A mí me vale un bledo como haga las cosas tu padre. ¿Lo entiendes? —ahora mismo Tobirama parecía realmente enojado—. Esta en mi era, es mi mandato. Las reglas las pongo yo —hizo una pequeña pausa y continuó—. De acuerdo, Equipo Tobirama, el plan es el siguiente...

❀ ❀ ❀

Las vibraciones se hacían más frecuentes. Las ondas emitidas por los distintos tipos de chakra, chocaban insistentes contra su barrera protectora. No eran habitantes de Konoha y eso estaba más que claro. De hecho, la descendiente Uzumaki jamás había percibido tales flujos de energía vital. Era impresionante.

tempus . tobirama senjuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora