Estaba sola, no sabia como pero estaba sobreviviendo en este maldito mundo, la guerra entre ángeles y demonios me había arrebatado todo lo que tenía, a todos los que conocía y todo lo que quería, se esfumo en un parpadeo tan fugaz que apenas si recuerdo como sucedió la tragedia de mi vida. Fui creada por el gran padre universal en el agua mas cristalina y la luz mas pura que se podría tener en aquel momento, me crearon con el fin de proteger los cielos, fui echa para ser una Valkiria pero había un problema; yo era débil, solo una niña mas de entre millones idénticas a mi, cada vez que hacia algo resultaba mal sin alguna razón, todos los maestros que tuve se negaban a seguir adelante conmigo y como culparlos si yo era tan torpe, cuando había perdido toda esperanza sobre mi enseñanza una luz me devolvió la fe en mi misma, un maestro que no se avergonzaba cada vez que yo fallaba si no que me motivaba a volver a intentarlo, Virgil fue el único que soporto mis errores, el que me levanto cada vez que yo caía y aunque no era un arcángel muy fuerte era lo suficientemente capaz de educar a una tonta niña como yo.
Todo estaba marchando bien, por primera vez sentía que verdaderamente aprendía algo bueno pero como todo lo bueno en mi vida no iba a durar mucho, cuando finalmente estaba avanzando con mi educación paso, se desato la guerra, en un pequeño momento todo se volvió caos y destrucción, todo se vino a bajo mientras la sociedad colapsaba cada vez mas.
Millones de ángeles fueron enviados a la guerra y muchos mas fueron reclutados incluido Virgil, el se negó y decidió quedarse a mi lado en ese infierno que se había desatado en el cielo, el fue mi escudo durante un tiempo hasta que un día, durante un ataque brutal por parte de las fuerzas enemigas que entraron al santuario en el que nos estábamos refugiando, no eramos los únicos ahí pero si los únicos que lucharon, en cuanto la puerta del santuario fue penetrada Virgil se levanto y peleo a cuerpo y alma para protegerme mientras gritaba que me fuera de ahí, corrí con lágrimas que caían de mis ojos sin limite alguno a la vez que volteaba con la esperanza de que Virgil viniera tras de mi, pero no era así, cada vez que volteaba la vista solo podía mirar como el se cansaba de pelear cada vez más, como con cada golpe se veía más agotado, hasta que no pudo soportar mas tiempo pues los demonios entraban por la puerta a mas no poder, me había impresionado la resistencia con la estaba luchando con el fin de darme tiempo para escapar, quería salir de ahí para cuando el se rindiera y no tener que ver su agonía pero no corrí lo suficientemente rápido, sus gritos de dolor inundaron mis tímpanos haciendo que mis lágrimas cayera más rápido y a mayor cantidad solo gire la cabeza una vez más, alcance a mirar como aquellas criaturas se le venían en sima atacándolo a zarpazos y mordidas por todos lados, mire como le arrancaban las alas sin piedad o misericordia alguna, su sangre cubrió el suelo con ese color rojo que me hacían sentir un dolor inmenso en mi ser, no sabia como pero había logrado escapar de ahí con vida.
Me refugie bajo las rocas y me senté a llorar en silencio por la pérdida de mi maestro que no temió ni dudo en dar su vida por mi, fue un gesto heroico y tan valiente que jamas olvidaría.
Tras esas gigantescas rocas solo se oían los gritos de pelea entre las fuerzas angelicales y las malvadas criaturas, gritos de agonía, dolor y llanto de todo tipo me hacían pensar que tuve una gran suerte de haber salido viva de ahí, tan agradecida con mi maestro que en paz repose ante el gran padre universal.
No sabia a donde dirigir mi moribunda alma pues solo me quedaba esperar lo mejor y mantener la esperanza ya que era solo una niña que apenas si sabia como levantar una espada, o siquiera volar por más de un par de minutos, lo poco que el logró enseñarme sera ahora mi protección, mi única manera de sobrevivir en este mundo del que ya estaba harta.
Me levante de ahí y camine sin rumbo en dirección contraria a la batalla que se estaba librando por detrás de mi, debía salir de ahí sin importar como.
Me sentí segura por un momento hasta que un fuerte viento inundo mi cuerpo con un escalofrío tan fuerte que me detuve por un momento, volví mi cabeza un poco solo para saber que me estaban siguiendo, un par de demonios venían tras de mi con sigilo buscando el momento adecuado para desmembrar mi aun pequeño cuerpo, como único reflejo de aquel momento de gran miedo fue correr con todas mis fuerzas para tratar de perderme entre las grandes nubes, ellos abandonaron el plan silencioso levantándose con sus alas y echando marcha a toda prisa para seguirme, las nubes eran tan densas que apenas si distinguía el camino sobre el cual estaba parada.
Llegue al borde, a un abismo que parecía no tener fondo pensé en correr en otra dirección pero el sonido de sus aleteos se oían cada vez mas fuertes, recordaba que Virgil me había hablado de los limites del reino celestial, un lugar al que pocos se habían atrevido a aventurar y del cual nunca habían regresado, tuve miedo pero era mi única opción, salte al vacío con la esperanza de encontrar un lugar donde refugiarme y no caer enteramente por aquel abismo, apenas había saltado cuando sentí como uno de aquellos demonios se lanzo sobre mi atrapandome con sus garras, comencé a forcejear para hacer que me soltara pero parecía ser inútil estaba apunto de rendirme cuando recordé algo que Virgil me había dicho.
"Géminis, si alguna vez te vez atrapada y crees que ya no hay escapatoria no ataques el cuerpo de tu oponente si no sus alas pues estas siempre son frágiles y fáciles te herir"
No se como pero cerré mi puño y con todas mis fuerzas golpee su ala izquierda, aquel demonio me soltó dando un grito de dolor mientras yo caía al vacío sin fondo, cuando volvió su vista en mi solo me miro fijamente y dio vuelta hacia el campo de batalla
Yo trate de desplegar mis alas pero me fue imposible hacerlo, solo me quedaba rezar por mi misma y por mi futuro, a donde quiera que valla deberé estar atenta porque esas criaturas no descansaran asta exterminar a toda mi raza y tomar control del gran reino, pero yo volveré ahí y al igual que mi maestro lo daré todo por mi pueblo y mi gente, seré quien termine con esto.
Haré hasta lo imposible para recuperar lo que me pertenece para honrar a mi maestro que espero que donde quiera que este prevalecerá a mi lado espiritualmente guiando mi camino hacia el futuro de esta gran guerra sin fin, para salvar a los mundos que cuidamos los ángeles, yo seré, ese Ave Maria.
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Ave Maria
Science FictionEn la oscuridad, la armadura mas fuerte contra el mal es la esperanza, Génesis era solo una niña cuando la guerra comenzó, lo perdió todo y necesitaba sobrevivir por si sola en un mundo post apocalíptico.