UN AMOR DE FICCIÓN

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¿Conocéis de alguna persona que después de tantas decepciones en el amor, se haya vuelto fría y distante? Quizá puedes ser tú la persona de la que estoy hablando y te sientas identificado.

Soy Gina y tengo 24 años, una persona que ha tenido muchas decepciones en su vida, muchos amores y desamores. Desde mi última relación no he querido saber nada del amor, lo detestaba. Me dedicaba a salir, a conocer gente, a conocer muchos tipos con los que no quería llegar a nada más, sólo y únicamente a disfrutar con ellos y a divertirme. Me imagino que esto nos ha pasado a todos, ¿verdad?.

Yo era feliz sola. Era yo, en toda mi plenitud y felicidad.

Noches en las que conocía siempre a algún hombre, no me importaba el nombre, no me importaba quién fuese, sólo quería pasármelo bien. Así una noche, y otra noche...

Llegó el 1 de Mayo del 2016, una fiesta grande se celebraba en el campo, normalmente las personas más mayores de nuestra edad solíamos ir por la noche con nuestros amigos, emborracharnos y dormir allí, pero esta vez fue diferente.

Digo diferente porque ese día recuerdo que hacía mucho frío, y no soportaba más tiempo a la intemperie y decidimos a las 02:00 am de esa madrugada resguardarnos en una discoteca. Caminamos y caminamos hacia ese lugar con unos amigos y por fin con todo nuestro cuerpo congelado, llegamos.

Cómo todas las noches, nos dedicábamos a beber y beber, un chupito por aquí, una copa por allá... Había pocas personas, normalmente suelo observar quiénes están donde yo estoy.

Empezamos a bailar, se pasaba la noche, mi grupo de amigas querían conocer a otras personas y yo soy la típica amiga, como muchas de vosotras y vosotros imagino, que no tiene vergüenza ninguna, que si hay que ayudar a un amigo/ a ¨ligar¨ le ayudas. Y este fue mi caso.

Mi amiga Mireia se fijó en un chico moreno, acompañado de otro chico muy alto y yo que soy una sinvergüenza me acerqué a ellos junto con mi amiga para presentárselos. Mi intención era exclusivamente para ella. Les presenté a los chicos y el moreno me dijo:

-Tu qué pasa, ¿tienes novio y no te presentas?

-Tengo 3 novios para toda la semana. Contesté

Hablamos unos minutos más, y me fui con mis amigas a seguir bailando, pero cuando me volví a girar a mirarle, no recordaba lo guapo que era. Era moreno, alto, con algún que otro tatuaje y recuerdo perfectamente la ropa que llevaba: una camiseta morada y unos vaqueros, con una cadena que le colgaba por su cuello. Estuvimos mirándonos toda la noche, unas miradas que penetraban.

Se acercó a mí y no sé cómo pasó, pero nos besamos. Nos besamos apasionadamente y se fue. Al fin y al cabo para mí fue una noche más, con una persona más que conocí. No tenía ningún tipo de importancia.

Amanecí a la mañana siguiente, y con la costumbre de todos mis días cogí mi teléfono y tenía un mensaje de una persona desconocida: Buenos días fea, soy Omar, este es mi número. ¡Era el chico de la noche anterior!

Yo no sabía su nombre, no sabía absolutamente nada de él. Era un buen momento para conocerle, pero mi intención era conocerle como a cualquier persona, como digo, yo estaba cerrada al amor.

Se llamaba Omar y era 8 años mayor que yo. Cuando supe eso, para mí fue un paso hacia atrás. Es verdad que el amor no tiene edad y que la edad se demuestra con los actos. Se le veía muy interesado en mí y yo me dejaba interesar.

Hablábamos cada día a todas horas, quieras que no... quien empieza jugando, acaba gustando, dicen.

Mi primera cita no fue a solas, fue con unos amigos y fuimos a ver un partido. Para mí es muy importante que mis amistades conozcan a las personas que empiezan a interesarme, porque sí, poco a poco, me empezaba a interesar más.

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